Luis Abinader no para, es un presidente que no se encierra en su despacho y gobierna en base a los informes que los diferentes ministerios le dejan sobre la mesa. Abinader sabe que para gobernar para el pueblo es necesario estar con el pueblo y, de ahí, que esté pateándose todo el país para recoger y comprobar por sí mismo la realidad de todos y cada uno de los dominicanos.

Sin embargo, Abinader es consciente de que el pueblo necesita y merece más. De ahí que los resultados de esos nuevos modelos de gobernanza, desconocidos en el país, deben ser conocidos fuera de las fronteras dominicanas para, entre otras cosas, captar inversiones que mejoren la economía y la competitividad del país. Abinader lo está consiguiendo y su labor, en diferentes ámbitos, está siendo puesta como ejemplo de gestión en foros internacionales tan importantes como Davos o la Cumbre de las Américas en Estados Unidos. Eso se traduce en un incremento del prestigio internacional de República Dominicana que, evidentemente, tiene un impacto positivo en el pueblo.

Este fin de semana, Luis Abinader acudirá a Colombia en su décimo viaje internacional. Desde que el actual presidente dominicano llegó a la Jefatura de Estado, las relaciones entre ambos países se han intensificado en una colaboración recíproca que ya está beneficiando a ambos países.

Las relaciones con Colombia se han traducido en acuerdos bilaterales firmados por los presidentes Abinader y Duque, entre los que se encuentra la colaboración para reducir la inseguridad a través de la transformación y modernización de las fuerzas policiales. «Ratificamos, como lo ha expresado el presidente Duque, la voluntad y la disposición del Gobierno de Colombia de trabajar conjuntamente en cooperación, con intercambio de información y capacidades técnicas, para lograr apoyar el proceso de transformación de la Policía que desarrollan las autoridades dominicanas», afirmó Diego Milano Aponte, ministro de defensa de Colombia ya en octubre de 2021.

Desde el punto de vista energético, los acuerdos alcanzados con Colombia desde que Abinader es presidente han permitido la importación de materias primas y combustibles necesarios para que el suministro eléctrico pueda atender a la demanda tanto de la ciudadanía como de las empresas dominicanas y, en consecuencia, que no se frene el desarrollo de la actividad.

La defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático es una de las prioridades del presidente Abinader. Los efectos del calentamiento global ya son evidentes. No hay más que comprobar las continuas olas de calor que están sufriendo en este verano en diferentes europeos en los que se están alcanzando temperaturas que superan los 40 grados.

Por esa razón, la acción de Abinader pretende ser contundente creando un modelo de crecimiento sostenible y respetuoso con el medio ambiente. En este punto, las relaciones con Colombia también se están viendo reflejadas, por ejemplo, con la firma por parte de Abinader y Duque de la declaración conjunta que crea un área oceánica protegida para la conservación de la cordillera submarina conocida como Cresta de Beata en el mar Caribe, lo que convierte al país en un modelo para la región del Caribe, al ser la primera nación que se acerca a cumplir con la Iniciativa Global 30 x 30, mucho antes del 2030.

Esta área será denominada Santuario Marino Orlando Jorge Mera, en honor al fallecido ministro dominicano, quien desde hace meses trabajaba en este proyecto de conservación. Esta gestión está convirtiendo a República Dominicana en un modelo para la región del Caribe, al ser el primer país en acercarse a cumplir con la Iniciativa Global 30×30, mucho antes del 2030.

Estas relaciones bilaterales tan intensas entre dos países hermanos, pero separados por miles de kilómetros, son la consecuencia del prestigio internacional que Abinader ha dado a República Dominicana. La diplomacia es muy cautelosa a la hora de intensificar las relaciones entre países. Sin embargo, Colombia no lo ha dudado porque desde agosto de 2020 los nuevos modelos de gobierno aplicados por Abinader han dado a República Dominicana una estabilidad social, económica y política que es garantía de que los acuerdos bilaterales alcanzados se cumplan.

Un país transformado en menos de dos años

Abinader llegará a Bogotá a la proclamación de Gustavo Petro como presidente de Colombia con el aval de haber transformado un país en apenas dos años y de haberle dado la estabilidad suficiente como para que ese acto institucional se vea recompensado con la apertura de nuevas líneas diplomáticas que beneficien al pueblo dominicano.

El presidente de República Dominicana acompañará en la investidura de Gustavo Petro a los jefes de Estado de España, el rey Felipe VI; Chile, Gabriel Boric; Argentina, Alberto Fernández; Perú, Pedro Castillo; Ecuador, Guillermo Lasso; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Bolivia, Luis Arce; Panamá, Laurentino Cortizo; Costa Rica, Rodrigo Chaves, y Honduras, Xiomara Castro. Además, asistirán representantes de Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Corea del Sur, Portugal y Cuba.

En medio de las tensiones internacionales actuales, con una guerra en Europa y un incremento de la actividad militar en China, con una crisis energética y una inflación descontrolada, Abinader tendrá ocasión de compartir su modelo de nuevo gobierno que está siendo avalado en muchos aspectos por los organismos económicos internacionales.

Por otro lado, el nombramiento de un nuevo presidente en Colombia será una oportunidad para incrementar la profundidad de las relaciones bilaterales que tanto beneficio está dando a ambos países.

Además, tanto Colombia como República Dominicana tienen en común que una parte muy importante de sus nacionales viven fuera de sus fronteras. La importancia de la diáspora para ambas naciones es indiscutible, tal y como hemos publicado en Diario16. Abinader es consciente de ello desde muchos años antes de llegar a la Presidencia, dado que apoyó y fue un hombre clave en la conformación de asociaciones en el extranjero de apoyo a la diáspora.

En consecuencia, Abinader realiza un nuevo viaje internacional en el que, con toda seguridad, no retornará con las alforjas vacías sino, más bien, con elementos que mejoren el bienestar de su pueblo. Es decir, lo mínimo que se espera de un presidente democrático.

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