El próximo martes se estrenará Scream , el último ejemplo de una tendencia actual de recuperar nombres propios ligados al horror. Y es que el éxito de lo fantástico ha ayudado también a revitalizar la nunca desaparecida presencia del terror en la televisión. La variedad de propuestas que permite combinar series antológicas como American Horror Story , adaptaciones como Bates Motel , o el gran éxito de audiencia The Walking Dead , ha favorecido una evolución en los últimos años que, incluso cuando tiene bajas como la de Hannibal , sigue habiendo incorporaciones como Scream Queens . Motivo más que de sobra para echarle un ojo al estado del terror televisivo.

El fantástico es un género muy amplio, cualquier presencia sobrenatural, poder sobrehumano o creación más allá de la ciencia permite de manera directa o indirecta que se incluya dentro de sus creaciones. Incluso cuando nos ceñimos a una rama como la del terror nos encontramos que, más allá de una definición general centrada en trabajar con el miedo, hay múltiples aproximaciones: Por la organización externa mediante las series de antología, por el tono al incluir aproximaciones más cómicas, por el público (al haberlas infantiles), por el material teniendo en cuenta el número de adaptaciones; e incluso por el género, al haberlas más cercanas a la acción o al romance. Todo eso más las diferencias nacionales.

Puede parecer una tontería así contado, pero no tenemos más que echar un ojo a algo tan popular en estos momentos como los zombies para observar las diferencias entre series. No es que fueran algo inédito en televisión, pero sí es cierto que no solían ser tema para series extensas. Generalmente la aparición de estos muertos vivientes tenían una presencia secundaria como ejército barato, o eran cuestión de uno de los capítulos de esas series antológicas. Sin ir muy lejos, Homecoming, el episodio de Joe Dante para la serie Masters of Horror (2005), además de ser uno de de los mejores de la temporada ofrecía una perspectiva política como en los mejores tiempos de Romero. Pero el auténtico éxito llegó en 2010 cuando la adaptación del cómic The Walking Dead se estrenó en la AMC. Tras el éxito de esta historia, con partes de instrospección y otras de aventura, no tardarían en surgir versiones por el resto de las televisiones. Los franceses crearían en 2012 Les revenants, una obra más centrada aún en el estudio de personajes. Los ingleses en 2013 harían lo propio con In the flesh, situada en la reconstrucción postapocalíptica y en la otredad del teórico monstruo. Al año siguiente el SyFy estadounidense encargaría a The Asylum el que puede ser su mejor trabajo hasta la fecha, Z Nation, exploit, serie de acción desvergonzada como lo eran antaño. Ahora hemos tenido la novedad de policiaco, romance y mucho más en la ya comentada iZombie. Un solo punto de partida, múltiples posibilidades.

La duda es: ¿realmente podemos hablar de un renacimiento cuando el género nunca ha dejado estar en nuestros televisores? Con más o menos mutaciones, pero resulta difícil pensar en un momento en que el horror no haya estado presente, más allá del telediario. Quizá podríamos señalar momentos de los últimos veinte años en los que su presencia haya sido mayor o más relevante, como los años 90 en los que Expediente X y Buffy crearon dos cabeceras de enorme éxito. Pero el número de series estrenadas el año pasado y las perspectivas para este nos permiten trazar algunas líneas sobre su evolución y cambio.

Los inicios

Si tuviéramos que buscarle un inicio sería posiblemente las adaptaciones de las radionovelas de género. Se trataba de programas que en cada capítulo presentaban una historia diferente a los que conocemos como antologías y que se convirtieron en toda una referencia. Quizá las primeras como Tales of Tomorrow (1951) o The Veil (1958) no fueran tan conocidas, pero en 1959 llegó Dimensión Desconocidala famosa The Twilight Zone de Rod Serling en 1959, el Thriller de Boris Karloff en 1960, la más cercana a la ciencia ficción Más allá del Límite (The Outer Limits) en 1963 y a final de la década: Night gallery en 1969, de nuevo con Serling. 

Estos éxitos fueron volviendo una y otra vez. Dimensión Desconocida regresaría en 1985 y 2002, Thriller tendría una segunda vida en Reino Unido en 1973, Más allá del límite volvería en 1995. Con la evolución nacional del método parecía que arriesgarse a hacer estas series sin una continuidad que favoreciera el regreso de los espectadores, suponía que se necesitaba algo que tirara de ellas, de ahí la recuperación de nombres, y aunque la HBO se animara en 1983 a pedir la coproducción de El Autoestopista (The Hitchhiker) el resto tiraban de la fama bien de su creador. Ese es el caso de Tales from the darkside, que aprovechando a George A. Romero se vería continuado en 1988 en Monster, o las adaptaciones del cómic Tales from the Crypt que se lanzaron también en la HBO con tanto éxito en 1989, y que en 1993 lanzaron una versión alternativa con el título de Tales from the Cryptkeeper, además de una edición de ciencia ficción en 1997 con Perversions of Science. Y no serían las últimas.

La mezcla de géneros dio como resultado nuevas series y tramas argumentales

Pronto se buscarían otros medios. La hibridación de género facilitaría que lo que empezó siendo un culebrón de tintes góticos acabara convertido en una serie en la que el terror y lo paranormal camparan a sus anchas. Ese fue el éxito de Dark Shadows, creado en 1966 y recuperado en los 90 como una serie semanal antes de sufrir un remake a manos de Tim Burton ya en 2012. Pero esto de los culebrones sobrenaturales algo dejó. No solo por singfinicar el inicio de la mezcla de romántico y paranormal (el famoso paranormal romance que tanta guerra diera a principios de este siglo), sino por sus versiones internacionales. Los canadienses tendrían Strange Paradise en 1969 y en 1983 llegaría nada menos que a Hong Kong con The Old Miao Myth.

La evolución y los cambios

La evolución natural de las series terroríficas fue, sin embargo, la búsqueda de un elemento unitario que animara a regresar al espectador. Algo que ya se había probado con éxito al crear la figura del presentador de historias de terror y que se mostraría incluso más eficaz al aprovechar algo que ya se usaba en literatura desde hacía tiempo: El investigador de fenómenos paranormales. A imitación de Hesselius, Silence o Grandin y con referencia obvia y directa hacia el Carnaki de Hodgson llegaría en 1972 la creación de Jeff Rice con Kolchak: The Night Stalker, primero gracias a dos magníficos telefilmes apuntalados por el gran Richard Matheson, y dos años después en una serie propia sin esa chispa original pero enseñando el camino a los que vinieran detrás, incluido un aún más desafortunado remake en 2005.

No solo con estas creaciones, también hubo mucha adaptación. Stephen King vio sus libros adaptados en múltiples ocasiones, aunque ninguna de las versiones televisivas llegaría a alcanzar  el éxito que logró en 1979 Tobe Hooper con su El misterio de Salem’s Lot, y no por falta de calidad, ya que alguna -incluso entre las que más que adaptaciones eran creaciones directas- eran muy buenas sino por la conjunción del buen momento del director y sus actores. A veces esas adaptaciones no eran más que en título como la serie de 1987 que aquí conocimos como Misterio para tres. Mientras en USA se llamó Friday the 13th y otras como la aparecida al año siguiente Las pesadillas de Freddy no tenían el nombre exacto de la cabecera de terror adaptada pero permitían hacer la unión con rapidez.

La llegada de los 90 nos trajo, finalmente, un nuevo giro. A principios de la década se seguía el guión habitual con adaptaciones como Años dorados (de nuevo de King), series nuevas como She-Wolf of London probando suerte  intentando seguir la comba de una de las primeras series de la FOX en 1987, Werewolf, -y pegándosela como se la pegó esta- en sindicación. O creaciones casi indescriptibles como ese El señor de las tinieblas o Forever Knight, que nos traía a un vampiro policía. Sin embargo serían otros tres los toques de atención iniciando la década.

El primero no sería propiamente dicho de terror sino, si acaso, de ambiente malsano aprovechando las posibilidades que cada vez se demostraban más en televisión. Me refiero, por supuesto, a Twin Peaks, que con sus excéntricas aproximaciones lograban vestir una investigación de asesinato con una nueva mirada.

El mismo 1990 tuvo lugar otro estreno igual de importante, la serie canadiense El club de la medianoche o Are you afraid of the dark? que primero en la YTV y el año siguiente también en Estados Unidos de la mano de Nickelodeon, demostraba el potencial entre un público juvenil para disfrutar de una buena historia de terror. Algo que parecía que debería saberse ante el rotundo éxito en 1969 de Scooby-Doo, Where are you? y que quedaría claro en cuanto vio la luz con gran éxito en 1992 la serie Goosebumps o Pesadillas como se conoció en España, convirtiendo no solo la serie sino el nombre de su autor, R.L. Stine , en todo un sinónimo que rápidamente fue aprovechado. La serie adaptándola estuvo lista para 1995 y pronto llegarían telefilme como Superstitious o Fantasmas a mogollón entre otros, para 2001 una serie nueva con La habitación de las pesadillas o este mismo año la serie más adulta que juvenil Eye Candy.

Finalmente, el estreno de Ghostwatch el Halloween de 1992 fue no solo uno de esos escasos momentos en los que la sugestión hizo suyo al público, sino también una demostración de fuerza del terror británico, siempre en tan buena forma. Además de las nuevas formas de narrar que convirtieron lo que tendría que haber sido una historia de fantasmas en una revolución que se llevó por delante a alguno de sus responsables.

Si siempre habíamos podido hablar de series de terror en la televisión estadounidense, el caso británico era aún más claro. Su gusto por el fantástico, tan diferente a la tradicional ojeriza del realismo español, había favorecido durante años la creación de series e historias. Incluso la institución de una tradicional historia navideña de fantasmas, muchas veces adaptando obras de M. R. James, que había comenzado en 1968 con A Ghost Story for Christmas y continuado después durante toda la década de los setena para regresar en 2005.

Lo que ya estaba inventado

Todo esto existía antes del estreno en 1993 de Expediente X, una de las series más recordadas de la época. Se trató de un auténtico éxito para su cadena y aún hoy sigue dando coletazos. No solo eso, también tendría dos extensiones, una indirecta en 1996 con Millenium y otra directa en The lone gunmen con una de las historias más complejas de la ficción al estrenarse en 2001 y contar en su piloto una trama sobre el gobierno en la sombra usando un atentado para vender armas y reforzar su control contra los ciudadanos. La no-renovación de la serie, convertida en un caso célebre por los conspiranóicos del 11-S, acabaría por convencerles de tener la razón al margen de los datos de audiencia.

En cuanto a Buffy, poco hay que se pueda contar a estas alturas de esta historia de crecimiento y comunidad en el que los monstruos son solo la mitad del asunto. El acompañamiento en Angel sirvió para expandirlo un poco más, pero su auténtico legado es una impronta en las series que tratan este tema de seres extraños y relaciones interpersonales. Tanto da que fueran más centradas en aspectos de un realismo sucio como la inglesa Hex (2004), llenas de un humor burro como la canadiense Todd and the Book of Pure Evil (2010) o más cercanas a la ciencia ficción como la magnífica y multinacional Orphan Black (2013).

No fueron las únicas de la década. En 1995 Sam Reimi demostró su olfato produciendo la idea de Shaun Cassidy: American Gothic o América oculta como se conocería aquí, estupenda obra sobre la oscuridad en el interior de los Estados Unidos que contaba con inconmensurable Gary Cole como el villanesco Sheriff Lucas Buck. El éxito del juego de rol narrativo Vampiro: La máscarada facilitó al año siguiente el estreno de Kindred: The Embraced tanto como la muerte de uno de sus actores principales haría por cancelarla. En 1998 la FOX intentaría repetir éxito con Brimstone, un policía que había pactado con las fuerzas del mal y ahora tenía que redimirse.

La llegada del nuevo milenio traía fuerza

La llegada del año 2000 tampoco pararía estas series. FreakyLinks intentaría aprovecharlo con un investigador de lo desconocido y la ‘novedad’ de una página web, el SyFy se uniría con The Chronicle sobre los reporteros de un periódico que encuentran historias extrañas en una especie de versión más bienhumorada de Kolchak. La cadena WB intentaría meter un estilo más cercano al paranormal romance a Glory Days, serie de Kevin Williamson tras el final de Dawson crece que quizá por sus éxitos cinematográficos o por el escaso éxito de su Wasteland para Showtime forzaron hacia el lado fantástico, hasta el punto de que en algunos mercados se conocería como Demontown.

Aunque quizá la más recordada de aquella época sería Carnivalecreada en 2003 por Daniel Knauf y emitida en aquella HBO que parecía estar revolucionando las series. Peculiar por las mezclas de fantástico y las diferentes y arcanas interpretaciones posibles, casi un catálogo no solo del gótico americano sino también de los tropos cercanos a las ferias de monstruos.

Tema distinto sería la aparición dos años después de Dante’s Cove -y en 2007 de su spin-off The Lair, creadas ambas para el canal de pago here! centrado en el público LGBT y con escenas sexuales explícitas. El paranormal romance elevado al máximo y mostrando las posibilidades de género del mismo en una serie que usa el terror como excusa como en los mejores años de la explotación setentera.

No sería lo único, también una serie con el anticristo de protagonista y moldes románticos como Point Pleasant y una de persecución de fenómenos paranormales que acabaría convirtiéndose en una de las series de mayor recorrido de la misma, Supernatural, verían la luz ese mismo 2005.

El éxito de Crepúsculo y de los superhéroes facilitaría que ese mismo año se estrenara una adaptación de Blade aprovechando también la buena salud de los superhéroes. Así, en 2007 tendríamos vampiros canadienses en una trama casi negra en Blood ties y otro par de adaptaciones como 30 Days of Night: Blood Trails y, sobre todo, la muy excesiva True blood. Sin contar, por supuesto, con uno de los tres protagonsitas de la versión original inglesa de Being Human.

El recorrido de las adaptaciones

Las adaptaciones seguían siendo una norma, antes de llegar a estas habíamos tenido en 1996 Poltergeist: The Legacy y en 2003 la de Temblores pero, sobre todo, en 2002 otra adaptación más de Stephen King, la magnífica y muy variada La zona muerta, que tras un primer vistazo que podría parecer rutinario escondía una exploración a fondo de las formas y fondos de los poderes mentales ofreciendo historias que iban desde el drama a la reflexión política pasando, por supuesto, por el terror.

Being Human nos traía además del consabido vampiro también a un fantasma y un hombre lobo para traernos mezcla de terror, romance e historias cotidianas, algo que favorecería una versión estadounidense en 2011. Pero, como siempre, los británicos traían una larga historia. En 1998 habían realizado la mini vampírica, Ultraviolet que sería adaptada en USA dos años después. Ese mismo año se estrenaron la trama de demonios de Strange y la antología Urban Gothic. Todo eso más las aproximaciones más cómicas como la brillante The League of Gentlemen de 1999 y la metaparódica Garth Marenghi’s Darkplace en 2004. Además de eso, en 2008 la serie de exorcismos Apparitions o la adaptación clásica Crooked House. Todo esto explica un amor hacia el género que provoca que le dediquen documentales sobre el género como Clive Barker’s A-Z of Horror.

El género de las antologías tuvo otro gran momento en 2005: Masters of Horror, que reunía grandes maestros y puntos de partida, aunque no todos lograban estar a la altura de su cometido, pese a que otros como Carpenter o el antes citado Landis darían buena muestra de sus posibilidades. Aunque esto seguía de series anteriores como la a la vez adaptativa y antológica The Hunger de 1997, en 2001 Dark Realm intentado tirar de Eric Roberts y ese mismo año Night Visions, más cercano al espíritu de la Dimensión Desconocida. Sería Terror en estado puro la que en 2008 tomaría el relevo a Masters of Horror, aunque con un presupuesto menor que quedaría, eso sí, lejos de la idea original y complicaría la creación de una largamente acariciada versión de ciencia ficción.

2009 sería un año especialmente movido para el terror. Llegaría el experimento de Valemont en la MTv, una serie emitida en capítulos de dos minutos y medio. Los británicos ofrecerían nuevas aproximaciones, primero con la mezcolanza de Demons que ponía un pie en el romance paranormal y otro en la acción al estilo de Buffy, mientras que Reece Shearsmith y Steve Pemberton, parte de los integrantes de The League of Gentlemen, presentarían su Psychoville. Aunque sobre todo destaca The Vampire DiariesDe nuevo con Kevin Williamson de por medio, con unos libros de material original y con el éxito del romance paranormal como excusa, conseguirían ser una de las series más vistas en el canal con rapidez e, incluso, tener su propio spin off en 2013 con The Originals. Lamentablemente nada de esto evitó que Harper’s Island, el intento de hacer un slasher televisivo, reuniendo a un grupo de personajes en una isla para que un asesino misterioso fuera dando cuenta de ellos, que salía con vocación de serie de arco largo y cambio de personajes cada año, se estrellara miserablemente ante la pobreza del resultado conseguido.

Mucho mejor le iría en 2010 a la metamórfica y juvenil Pretty Little Liars, serie que tendría un brevísimo spin off que ya abrazaba claramente el sobrenatural, Ravenswood (2013), que narraba las peripecias de un grupo de chicas que lo mismo tenían romances adolescentes que se encontraban rodeadas de cadáveres mientra eran acechadas por el lásico villano con guantes de cuero y gustos melodramáticos. Esto la convirtió pronto en todo un éxito para su canal, USA Network, y una muestra de éxito en las redes sociales. Otro triunfo de crítica tendría lugar en UK, The Fades se alzaría con el BAFTA a mejor serie dramática del año pero sus caros efectos especiales harían que la cadena prescindiera de la serie. Además de eso tendríamos a otro asesino desconocido metido en mitad de una de esas complicadas tramas de pueblecitos y secretos que tanto parecían gustar, lamentablemente Happy Town tardaría poco en ser cancelada. Como vemos, fue bastante lo que sucedió el mismo año que se estrenaba The Walking Dead.

Subidas y bajas en la calidad en muchas partes del mundo

Tampoco en 2011 bajaría la intensidad. Las series de misterio-misterioso como The River seguirían presentes, las de comedia como Death Valley también, el policiaco seguiría intentado sacar provecho como en Grimm y el romance paranormal ofrecía una vuelta de tuerca a Teen Wolf en la MTv, que poco tenía que ver con aquellas películas ochentera. También la británica Bedlam era algo realmente diferente a lo que podríamos esperar con ese título. Pero si una serie emergió como rotunda ganadora en el terreno del terror, el mal rollo y lo que se le pusiera por delante sería  American Horror Story, la creación de Ryan Murphy que tan brillante funcionaba como punto de partida de una idea de antología distinto, más un grupo de miniseries que una historia diferente a cada capítulo.

Por contra 2012 solo tuvo la muy floja 666 Park Avenue. Por suerte desde fuera llegaban iniciativas como la antes mencionada Les revenants o la filipina Third Eye, que sería una más de las muchas producciones filipinas de género. Esto fue aprovechado no solo en las grandes creaciones de Mars Ravelocomo en La India en donde hay grandes obras de género incluyendo «Ssshhhh…Koi Hai» 3 temporadas 350 episodios, «Aahat» que lleva 6 temporadas aunque solo 62 capítulos o «Kya Hadsaa Kya Haqeeqat». Podemos unir otras muestras asiáticas como las Garo, tokusatsu japonés que mezclaba un poco de cada, acción, seres sobrenaturales, romance y gente disfrazada o la adaptación surcoreana de ComaAntes los daneses adaptarían a Stephen King, Lars von Trier mediante, en 1994 con The Kingdom y diez años más tarde versión anglosajona en 2004 Kingdom Hospital que se suma a iniciativas del mismo país como Chock. Y es que al final había un poco en cada país, de ahí que en Nueva Zelanda pudieran encontrarse una antología como Freakyen 2012 en África existiría la iniciativa panafricana de una versión propia de los investigadores de lo paranormal en Room 9.

Al año siguiente tendríamos la creación de una serie de terror para la central de streaming de Netflix en Hemlock Grove, otra serie juvenil como Spooksville, la festiva mezcla de un terror casi de magazines de cómic setentero en Sleepy Hollow y un par de grandes adaptaciones. La primera, una de las series más bonitas y macabras que se podían encontrar en televisión, Hannibal, lamentablemente recién cancelada. No obstante se puede considerar una aproximación formal que era capaz de mejorar incluso el gran reparto y el mimo con el que se había tratado de superar unas tramas en principio demasiado policiacas. La otra adaptación de ese mismo año era Bates Motel, mezcla de precuela y actualización, con una Vera Farmiga en estado de gracia y, por suerte para ellos, recién renovada por dos temporadas más que permitan comprobar la progresiva evolución de Norman Bates al psicópata que todos conocemos.

Pero el zambombazo definitivo llegaría en 2014 con una decena de novedades en el género más allá de la antes citada Z Nation. Adaptaciones como From Dusk till Dawn que cuando más se separan de la original más mejoran, o como Drácula en la NBC, de la que lo mejor que se puede decir es que no tiene miedo alguno a tener poco que ver. También en esa misma cadena está la muy mediocre mini de La semilla del diablo o de Hellblazer bajo el nombre de Constantine. Adaptación también era The Strain, una obra de algo-así-como-vampiros que es mejor que la novela en la que se basaba. La extraña plaga de Helix, el romance paranormal con hombres lobos de Bitten o la recuperación de las brujas como personajes claves en Salem. Lo que se nos ofrecía de cantidad quizá no se correspondiera con la calidad pero demostraba el interés por el terror.

De modo que este año, en el que ya hemos visto la bastante floja adaptación de Ray Bradbury The Whispers y estamos esperando ahora al estreno de Scream, a ver si son capaces de llevar a buen término esta vez el esquema de los slashers. Y no es lo único, una de las novedades con mejor pinta es la reinterpretación cómica de Ryan Murphy del género en Scream Queens, cuya fecha de estreno acaba de ser fijada por FOX para el 22 de septiembre. Y de fondo vemos llegar este agosto el spin-off Fear of the walking dead con más zombies aún, y ya en otoño la adaptación de Lucifer, una actualización de Frankenstein en The Frankenstein Code o, incluso, el muy esperado regreso de Expediente X, aunque eso ya será para el año próximo.

Lo que está claro es que el género está en un buen momento, esperemos que se mantenga. Incluso cuando Wes Craven y Kevin Williamson se han distanciado del proyecto parece que tendremos que esperar a su estreno para ver cuál será el deambular del género.

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