La utilización de las redes sociales por parte de los negacionistas no es casual. «Los medios de comunicación convencionales en general no les dan eco, y en las redes cabe todo. | Foto: Adobe Stock

El cambio climático es un hecho. «Hay signos evidentes que se han acentuado en los últimos años, como el ciclo de sequía o las temperaturas extremas, que hacen difícil negarlo, porque básicamente todo el mundo los ha sufrido», asegura Gemma San Cornelio Esquerdo, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del grupo Mediaccions.

Estas evidencias han provocado que los negacionistas del cambio climático hayan tenido que buscar nuevos argumentos para promover su postura. The new climate denialdel Center for Countering Digital Hate ha elaborado un estudio en que analiza estas nuevas formas de negación que utilizan los youtubers. Para hacerlo, a través de la inteligencia artificial (IA), se han analizado más de 12.000 vídeos de los últimos seis años de 96 canales de YouTube que se han visto un total de 325 millones de veces.

El estudio concluye que los dos argumentos que durante años han tenido más peso entre los negacionistas (que no hay calentamiento global y que los gases de efecto invernadero generados por el hombre no están provocando el calentamiento) están siendo sustituidos por tres mensajes nuevos: los impactos del calentamiento global son beneficiosos e inofensivos, las soluciones climáticas que se están proponiendo no funcionarán y, finalmente, la ciencia que estudia el clima no es fiable. Según el informe, estos tres últimos argumentos agrupan el 70% de los mensajes de los negacionistas de los vídeos de YouTube analizados, cuando en 2018 solo representaban un 35%.

«Como no pueden negar lo evidente, el contenido que primero negaba la existencia del cambio climático ahora niega que esté causado por el hombre por no tener que asumir las consecuencias«, explica Alexandre López Borrull, profesor de losEstudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación y especialista en desinformación y redes sociales.

¿Qué impacto consiguen estos nuevos argumentos en las redes como YouTube?

Según San Cornelio, el impacto es «alto». Lo que pretenden —añade López Borrull— es crear una sensación de dos visiones enfrentadas, iguales y equidistantes para que, cuando se tenga que hablar de cambio climático, se haga con los que lo confirman, pero también con los que lo niegan. Además, tal como añaden los dos profesores, buscan frenar que se llegue a acuerdos para hacer frente al calentamiento y, de rebote, ir en contra de partidos, sobre todo de izquierdas, que lideran las visiones más progresistas de la emergencia climática.

La utilización de las redes sociales por parte de los negacionistas no es casual. «Los medios de comunicación convencionales en general no les dan eco, y en las redes cabe todo. Además, los algoritmos facilitan que aparezca una cuenta tras otra, creando finalmente ese mundo de negacionistas», explica San Cornelio.

A esto hay que añadir que las redes sociales o las plataformas no tienen en su punto de mira luchar contra este tipo de contenido. De hecho, YouTube gana hasta 13,4 millones de dólares al año con anuncios, solo con los canales que ha analizado el estudio. «Lo que quieren estas plataformas es que cualquier comunidad, incluso la de los negacionistas, tenga su espacio y no tenga que irse a redes como Telegram», asegura López Borrull.

Aun así, el estudio insiste en que las plataformas deben actualizar sus políticas para estar al día de las narrativas que niegan el cambio climático, además de moderar los contenidos, identificarlos a través de etiquetas o asegurarse de que con los vídeos que defiendan el negacionismo no se gane dinero. «El problema es que acabas yendo siempre a remolque. La mejor manera para combatir estas cuentas sería hacer frente a la desinformación con información fiel», añade San Cornelio. Sin embargo, la profesora de la UOC alerta de que no es fácil detectar que este tipo de contenido es falso, porque «parece bastante creíble«. Para conseguirlo, recomienda López Borrull, hay que tener «una dieta mediática plural, siguiendo el máximo de expertos, y sobre todo no fiarse de los argumentos que dé cualquier persona por el hecho de ser influencer«.

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