Como prevenir el desperdicio es la mejor opción, se establece que los Estados miembros pueden exigir tarifas más altas a las empresas que sigan prácticas industriales y comerciales de «moda rápida». | Foto: UE

Cada año se generan en la UE más de 58 millones de toneladas de desperdicio de alimentos, es decir, 131 kg por habitante, lo que representa una pérdida estimada de 132.000 millones de euros. Además, el desperdicio de alimentos contribuye al 16% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del sistema alimentario de la UE.

Por otro lado, la UE produce 12,6 millones de toneladas de residuos textiles al año. Sólo la ropa y el calzado alcanzan los 5,2 millones de toneladas de residuos, lo que equivale a 12 kg de residuos por persona al año. Actualmente, sólo el 22% de esos residuos se recoge por separado para su reutilización o reciclaje, mientras que el resto suele incinerarse o depositarse en vertederos.

El 5 de julio de 2023 la Comisión Europea presentó una propuesta para revisar la directiva marco sobre residuos, dirigida específicamente a los sectores alimentario y textil.

Ahora, el Consejo ha adoptado su posición y el objetivo es evitar que los residuos se generen de forma rápida y facilitar la reutilización. También establece metas ambiciosas para reducir significativamente el desperdicio de alimentos de aquí a 2030. Dado que los sectores alimentario y textil son el primero y el cuarto con mayor uso intensivo de recursos, respectivamente, el acuerdo representa un paso crucial hacia una economía europea más sostenible y circular.

Menos desperdicio de alimentos para 2030

La directiva propuesta establece objetivos vinculantes sobre la reducción del desperdicio de alimentos para 2030: un 10% menos en procesamiento y fabricación y un 30% menos per cápita en comercio minorista, restaurantes, servicios de alimentación y hogares. El enfoque general del Consejo está de acuerdo con los objetivos propuestos por la Comisión y prevé la posibilidad de establecer objetivos para los alimentos comestibles antes del 31 de diciembre de 2027, cuando la Comisión revisará los objetivos para 2030.

Año de referencia y factores de corrección

Los objetivos de reducción de alimentos se calcularán en comparación con la cantidad generada en 2020, ya que fue el primer año en el que se recogieron datos sobre el desperdicio de alimentos según un método armonizado. Los estados miembros pueden utilizar un año de referencia anterior a 2020, si existieran métodos adecuados de recopilación de datos a nivel nacional. También podrán utilizar 2021, 2022 o 2023 como años de referencia, ya que los datos de 2020 pueden, en algunos casos, no ser representativos debido a la pandemia de COVID-19.

Los ministros han acordado, además, que «es necesario desarrollar factores de corrección para tener en cuenta las fluctuaciones en el turismo y los niveles de producción en el procesamiento y la fabricación de alimentos en relación con el año de referencia».

Sector textil

La actual directiva marco sobre residuos, en vigor desde 2008, obliga a los Estados miembros a garantizar la recogida selectiva de textiles para su reutilización, preparación para su reutilización y reciclaje antes del 1 de enero de 2025. Para finales de 2028 la Comisión considera establecer objetivos específicos para la prevención, recogida, preparación para la reutilización y reciclaje de residuos del sector textil.

Responsabilidad ampliada del productor

La propuesta para la revisión de la directiva marco sobre residuos prevé sistemas armonizados de responsabilidad ampliada del productor (REP) que exigirían a las marcas de moda y a los productores textiles pagar tasas para ayudar a financiar los costes de recogida y tratamiento de residuos textiles. Estos planes se establecerán hasta 30 meses después de la entrada en vigor de esta directiva y los ministros han decidido incluir a las microempresas en su ámbito.

El nivel de esas tarifas se basará en la circularidad y el desempeño ambiental de los productos textiles, conocido como ecomodulación. Como prevenir el desperdicio es la mejor opción, se establece que los Estados miembros pueden exigir tarifas más altas a las empresas que sigan prácticas industriales y comerciales de «moda rápida».

También existen disposiciones específicas para los Estados miembros en los que hay una mayor proporción de productos textiles evaluados como aptos para su reutilización en el mercado. Esos Estados miembros pueden pedir a los operadores de reutilización comercial que paguen una tarifa más baja cuando pongan esos productos a disposición de sus mercados por primera vez.

Entidades de economía social

El texto inicial también fija el papel clave de las entidades de la economía social – incluidas organizaciones benéficas, empresas sociales y fundaciones- en los sistemas de recogida de textiles existentes. Les permite mantener y operar sus propios puntos de recogida selectiva. Según la posición del Consejo, los Estados miembros pueden eximirlos de ciertos requisitos de presentación de informes para evitar una carga administrativa desproporcionada.

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