El gigante japonés está pasando por la peor crisis financiera de su historia. Una crisis provocada por los problemas de su filial nuclear Westinghouse y que trata de solventar antes de que la situación se vuelva irreversible.

Toshiba retrasó el martes pasado, y por segunda vez, la presentación de resultados del tercer trimestre del pasado año hasta el 11 de abril. Este retraso, junto con la dimisión del presidente de la compañía (Shigenori Shiga) por los malos resultados, provocaron un desplome en la bolsa de Tokio del 6%. «Creemos que aún necesitamos cuatro semanas», manifestó el martes el conglomerado en un comunicado, en el que se disculpa ante sus accionistas e inversores.

La posible quiebra de la compañía nipona, según algunos analistas, podría provocar, no sólo la pérdida de más de 200.000 trabajos directos, sino también una crisis financiera en la tercera economía mundial.

Toshiba se ve ahora forzada a contemplar diferentes vías para inyectar liquidez a la empresa, y así recuperar la rentabilidad y el crecimiento estable para los ejercicios de 2018 y 2019.

La credibilidad de la compañía también se ha visto perjudicada. En una reunión con sus acreedores el miércolespasado, Toshiba ofreció acciones en varias de las firmas del grupo, entre ellas en la unidad de chips (Toshiba Memory), para asegurar el refinanciamiento de su deuda.

¿Qué hacer con Westinghouse?

Westinghouse Electrics es el origen de todos los males de la corporación nipona. Esta filial nuclear fue adquirida hace 10 años por más de 4.000 millones de dólares, y ahora acumula unas pérdidas estimadas en unos 712.000 millones de yenes (5.829 millones de euros) que deberá cubrir la matriz.

La compañía ha decidido dejar de aceptar contratos para levantar nuevas plantas atómicas. Se limitará a terminar con sus operaciones de mantenimiento y desmantelamiento de las instalaciones nucleares.

La compañía parece decantarse por la venta de una participación mayoritaria en Westinghouse, lo que le permitiría mantener una fracción y convertirse en una subsidiaria no consolidada y con independencia financiera. Lo que supondría que la matriz no tendría que asumir las deudas de la filial.

Pero, a pesar de la tecnología atractiva, este no es un activo fácil de vender.

Parece que EDF, Mitsubishi, GE e Hitachi no tienen intención de hacerse cargo de la unidad nuclear. Kepco (ElectronicPowerCorporation) es la única compañía que parece estar interesada.

Además, la compañía surcoreana parece ser la única candidata factible, porque la compra por parte de compañías rusas o chinas pueden ser bloqueadas por EEUU, fundamentalmente, por motivos de seguridad.

Kepco asegura no haber mantenido conversaciones sobre la transacción. «Aún no hemos recibido ninguna oferta oficial de Toshiba pero, si nos llega, sin duda la estudiaremos», ha puntualizado un portavoz de Kepco.

Otra opción que se le presenta a Toshiba es la de acogerse a la protección de la Ley estadounidense sobre quiebras. “Diversas medidas, incluida la que acaba de mencionar, son posibles”, respondió Tsunakawa, director ejecutivo de la empresa, al ser preguntado por esta cuestión.

El Gobierno japonés se plantea ayudar a Toshiba con dinero público

La compañía nipona se plantea la venta de Toshiba Memory, una de sus divisiones más valoradas,por unos 1.500 o 2.000 billones de yenes (12.300 / 16.400 millones de euros)para tapar el agujero que ha dejado la filial nuclear en Estados Unidos.

El plazo para recibir ofertas concluye el próximo 29 de marzo y, según la prensa japonesa, al menos diez compañías se han interesado en adquirir parte del negocio.

Entre ellas Microsoft, la surcoreana Hynix o la taiwanesa Foxcon, que se ha unido a Taiwan Semiconductor para optar a la adquisición. También ha presentado una oferta el socio estadounidense de la compañía, Toshiba Western Digital,con la que fabrica conjuntamente las memorias flash NAND.

Satoshi Tsunakawa señaló esta misma semana que serán muy cuidadosos en la elección de la oferta, porque «la seguridad nacional depende de ello».

El ejecutivo japonés está estudiando la posibilidad de prestar ayuda a Toshiba a través del Banco de Desarrollo y del fondo público-privado Innovation Network, con el objetivo de que la tecnología no caiga en manos de empresas chinas, coreanas o taiwanesas

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