La cosa no pinta bien para los planes de fibra hasta el hogar de Telefónica. Las señales que le están llegando desde la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) no son nada halagüeñas: la regulación de la fibra se perfila en la dirección apuntada hace algunos meses de obligar a Telefónica a compartir su red de alta velocidad en toda España salvo, únicamente, en una serie de ciudades, en torno a las 14, en las que el organismo que preside José María Marín Quemada considera que hay competencia suficiente.

Fuentes próximas a las conversaciones consultadas por SABEMOS aseguran que la tensión en la operadora que dirige Luis Miguel Gilpérez es máxima. El regulador, al parecer, habría abandonado las últimas ideas en las que estaba trabajando, que daban un poco más de margen a la operadora, pues no obligaban a compartir su red en las ciudades de más de 100.000 habitantes, algo más de 60 municipios.  

De ser así, Gilpérez ha sido muy claro en los últimos meses: volverán a frenar la inversión y abandonarán su plan de llegar hasta el 97% de la población, lo que implica entrar en muchas localidades incluso de menos de mil habitantes. Y si desde la CNMC piensan que se trata de un farol de la operadora y de su máximo responsable, que le pregunten a Mediapro por la Champions… 

Gilpérez dijo que no pagarían por el torneo a cualquier precio y ha demostrado que no hablaba por hablar, cuando todo el sector daba por hecho que se plantaría en algún momento. Los partidos de la fase de grupos van pasando y Mediapro pierde día tras día poder de negociación y la posibilidad de rentabilizar el dineral que se gastó. El presidente de Telefónica de España ha demostrado que, en los pulsos, no le tiembla la mano.

El problema para Marín Quemada es que parece creer que Telefónica está dispuesta a llegar a pueblos pequeños y a que sus rivales se aprovechen del despliegue. No es así. La operadora no piensa alcanzar ese nivel de capilaridad si no le dejan casi en exclusiva a esos clientes. Porque una cosa es hacer una apuesta por el país basada en criterios de rentabilidad y otra muy distinta, por cerca que estemos del Día de la Fiesta Nacional y por muy henchido que esté de orgullo patriótico, es hacer el memo. 

Si finalmente no se produce el despliegue al 97% de la población prometido por Telefónica, veremos una situación peculiar, y es que muchas regiones tendrán que utilizar dinero público para tapar la brecha digital, pero con costes mucho más elevados que aquellos a los que tiene acceso Movistar, ya que no juega con las mismas escales. Así que si Telefónica no se gasta el dinero le tocará pagar al contribuyente. O eso, o se dejan las cosas como están.

En lo que la CNMC tiene razón es en que a Telefónica le interesa suprimir todo el cobre que pueda, aunque sólo sea para evitar el coste de una red duplicada, y que va a mantener las inversiones. La diferencia está en hasta dónde llegará. Que tu pueblo tenga o no tenga fibra puede terminar dependiendo de una decisión u otra del regulador.

Habrá quien considere que es un chantaje. «Si no me das la regulación que quiero, no invierto», como el niño español que amenazaba con no respirar en los tebeos de Astérix. Pero lo cierto es que Telefónica es una de las compañías europeas de telecomunicaciones que más ha invertido en fibra hasta ahora, mucho más que ninguna europea, y en tiempos de crisis. Si lo ha hecho también ha sido por una regulación favorable.

españA, primer cliente en europa

Uno de los argumentos que esgrime Telefónica de cara a conseguir que la regulación se quede como está o, a la peor, que no le toque demasiado las narices, es que con la libertad actual España se ha convertido en el primer país con número de clientes de fibra hasta el hogar (o el edificio), y que en total suma un 22,7% de los abonados totales.

De hecho, es el primer mercado europeo con casi 1,9 millones de clientes activos, por delante de Suecia (1,5 millones) y Francia (1,06 millones). Esto se debe, principalmente, al esfuerzo inversor de Telefónica, con 1,56 millones de clientes, lo que significa que la operadora española tiene el 18,7% del total de clientes europeos con esta tecnología, y casi triplica al segundo operador, Orange Francia, con 638.000 abonados.

Estos datos, publicados por la Unión Europea en enero de 2015, no incluyen las conexiones de las cableras. Ahí, los 2,5 millones de hogares conectados en España se quedan por detrás de los 5,9 millones de Alemania, los 4,5 millones de Reino Unido y los 3,2 de Holanda.

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