El debate abierto sobre la desigualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral sigue escribiendo páginas sin que nadie ponga remedio. Pero todavía es mayor en algunos sectores, como el tecnológico, donde la ausencia de mujeres no solo es un síntoma, sino que muchas métricas indican que estamos igual (o peor) que hace 10 o 20 años.

Según un reciente estudio de Deloitte sobre predicciones en el sector tecnológico, a finales de 2016 menos del 25% de los puestos de tecnología de la información (TI) en los países desarrollados estaba ocupado por mujeres.

Esta cifra apenas ha variado respecto a la realidad del ejercicio 2015. Y lo más preocupante, según señalan desde la consultora, es que podría bajar aún más. La falta de diversidad de género en el sector de TI es un problema social y económico, y los costes globales estimados asociados podrían ascender a decenas de miles de millones de dólares.

Teniendo en cuenta este coste, alcanzar la paridad de género (que aproximadamente un 50% de mujeres ocupen puestos de TI) debería ser un objetivo razonable a largo plazo. Sin embargo, ¿por qué en 2016 las cifras son menos de la mitad de dicho objetivo, y por qué no están mejorando los datos más rápidamente?

Según establece Deloitte, la desigualdad entre géneros en el sector de TI ha sido reconocida como un problema desde, al menos, 2005. Desde entonces podría haberse esperado alguna mejora, y quizá una evolución más rápida desde 2010, cuando se publicaron numerosos artículos sobre mujeres con trabajos relacionados con la tecnología. Pero no ha sido así.

Por ejemplo, y aunque siempre se sitúa esta región como faro de la igualdad, en los ocho años transcurridos entre 2005 y 2013, el porcentaje de mujeres que desempeñan puestos relacionados con las tecnologías de información en Suecia cayó desde un 23% a un 22%. En EEUU, que cuenta con unos cinco millones de puestos de trabajo en el sector de TI, el porcentaje de mujeres que trabajan en TI cayó también desde el 25% al 24% entre 2010 y 2014, y el porcentaje de mujeres en puestos de mayor categoría disminuyó tres puntos porcentuales, hasta el 27% en 2014.

¿Cuánto peso tiene la educación?

No todos los trabajadores de TI en la actualidad tienen una formación en ciencias informáticas u otros campos similares. Pero es cierto que en estos campos, y especialmente en el de ciencias informáticas, existen problemas evidentes en relación con la diversidad de género en el campo educativo.

Según explica Deloitte en su informe, en 2013, del total de graduados en ciencias informáticas en universidades estadounidenses, solo el 18% eran mujeres, cifra inferior a la de 1985, cuando el 37% de titulados fueron mujeres. Las cifras para el Reino Unido son muy similares: en el curso académico 2013/14, solo el 17,1% de los estudiantes de ciencias informáticas eran mujeres. Esta cifra es muy inferior a la cifra total de mujeres que han cursado educación superior en el Reino Unido, un 56%, y de hecho es inferior, aunque muy ligeramente, al 17,4% que estudió ciencias informáticas en el curso académico 2012/13. En Suecia, en 2010 las mujeres representaban el 24% de los titulados en ciencias informáticas, frente al 30% registrado en el año 2000.

Pero la brecha de género en la educación se produce antes de llegar al ámbito universitario. En 2013, sólo el 18% de los estudiantes estadounidenses que realizó el examen para estudiantes de secundaria “Advanced Placement Exam” de Ciencias Informáticas fueron mujeres.

Algunos argumentan que en cierto modo se ahuyenta a las chicas del ámbito de las matemáticas y las ciencias desde la educación primaria. Otros expertos van a etapas más tempranas, y hacen hincapié en el papel que deben tener los padres a la hora de fomentar el interés de las niñas, desde muy temprana edad antes de ir al colegio, por las ciencias y la tecnología.

¿Qué hacer para mejorar la situación?

Como se puede comprobar, a nivel educativo el problema no hace más que crecer. Entonces, ¿cómo atajar la situación?

Según una encuesta que cita Deloitte realizada en 2014 a empresas británicas, la mitad de las compañías que contratan trabajadores de TI afirmó que solo uno de cada veinte candidatos era una mujer. Las descripciones de puestos de trabajo neutrales en cuanto al género son un primer paso importante, aunque no suficiente, ya que los distintos algoritmos que condicionan los anuncios de trabajo online pueden suponer que las mujeres no vean dichos anuncios.

En algunos estudios, los investigadores concluyeron que el software que procesa anuncios para ciertos puestos ejecutivos se dirigía a usuarios etiquetados como hombres con más frecuencia, hasta seis veces más, que a usuarios etiquetados como mujeres.

Una opción para mitigar la situación pasa por contratar más responsables de selección de personal que sean mujeres. Esto podría ayudar, pero probablemente no sea suficiente. Diversos estudios de múltiples países muestran que tanto los hombres como las mujeres son el doble de propensos a contratar a un hombre para un puesto de TI que a una mujer igualmente cualificada. Esto no tiene por qué ser necesariamente un comportamiento sexista consciente: parece haber una serie de prejuicios inconscientes en el terreno profesional que impulsan a que incluso las mujeres que contratan personal elijan a candidatos masculinos antes que a mujeres con la misma cualificación.

No obstante, es importante señalar que la diversidad y la integración van mucho más allá de una simple cuestión de género. A modo de ejemplo, el origen étnico parece ser un factor importante para alcanzar puestos directivos en las empresas punteras de tecnología de Silicon Valley: según un estudio norteamericano de 2015, hispanos, asiáticos y negros se encuentran en desventaja frente a los hombres o mujeres blancos en los niveles directivos. Y, por supuesto, también en otros sectores aparte del de TI hay desigualdad entre hombres y mujeres en cuanto a la participación y los salarios.

No obstante, aunque algunas de las cifras de diversidad de género en TI podrían parecer desalentadoras, hay indicios de esperanza.

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