• El líder del PP solicita la confianza del Congreso porque España «necesita un Gobierno», los españoles han pedido «con claridad» que lo encabece él y su candidatura es la única «viable».
  • Advierte del riesgo de que alguien «pretenda juguetear de nuevo con el interés y la paciencia» de los ciudadanos explorando una alternativa.
  • Hace un relato triunfalista de su gestión, ensalza los buenos datos macroeconómicos y asegura que «todo tiene un límite y esto puede cambiar» con un relevo en el poder.
  • Defiende el pacto con Ciudadanos -«permite aprovechar todo nuestro potencial»- y apela a los constitucionalistas para evitar elecciones en diciembre.

Yo o el caos. El presidente del Gobierno en funciones y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, ha pedido este martes la confianza del Congreso de los Diputados advirtiendo de que la suya es la única alternativa «razonable» y alertando de los riesgos de articular otra que sería de «mil colores, radical e ineficaz». El líder del PP ha dedicado la primera parte de su discurso a tratar de superar la contradicción que para él supone el mero hecho de presentarse a la investidura, puesto que a lo largo del año había mantenido que tal cosa solo debe hacerse si previamente se cuenta con una mayoría suficiente para salir victorioso. Él acude sabiendo de antemano que será derrotado y lo hace por tres razones: España necesita «un Gobierno con urgencia», los electores han manifestado su «preferencia» por que dicho Ejecutivo lo lidere el PP y no existe una alternativa viable.

Rajoy ha reclamado el apoyo de los diputados para toda la legislatura -«no sirve un Gobierno para un año»-, y satisfacer así el «clamor popular» de salir del bloqueo que dura ya ocho meses.  Es algo que se escucha «en todas partes, por parte de todos y desde hace tiempo» y que el propio Pedro Sánchez adujo en su intento de investidura, hace cinco meses. Si entonces era «urgente» designar un presidente, con mucha más razón lo es ahora, ha argumentado el candidato. La economía crece a buen ritmo y el empleo continúa en tendencia positiva, pero «todo tiene un límite y esto puede cambiar». En opinión de Rajoy, la inercia de su gestión y el hecho de que aprobara los Presupuestos para 2016 han permitido que la «confianza» en la economía española se impusiera a la «incertidumbre» política, si bien esto podría invertirse tras una nueva legislatura fallida y la tercera convocatoria electoral en un año: «Las cosas se podrían torcer y evolucionar a peor. Es algo que bajo ningún concepto debemos permitir».

El aspirante subraya que 14 millones de españoles se verían directamente afectados por la ausencia de Presupuestos para 2017

El líder del PP, que en varias ocasiones ha sido interrumpido por los aplausos de su bancada, ha trasladado un relato triunfalista de su mandato -una «historia de éxito que se reconoce y se admira fuera de nuestras fronteras»-, subrayando el cambio de tendencia experimentado en el PIB, el paro, la prima de riesgo, el crédito o la inflación. Todo ello estaría en riesgo de revertirse si se produce un relevo en el poder, asegura, y es igualmente inadmisible el hecho de que España pueda pasar el año sin aprobar los Presupuestos para 2017, algo que afectaría a los 14 millones de españoles que se benefician de algún tipo de ayuda pública, a las autonomías y ayuntamientos que verían comprometida su financiación, a la inversión en obra pública, a las ofertas de empleo público… «Es urgente que España disponga lo antes posible de un Gobierno capaz de actuar y responder», ha zanjado Rajoy. «Por eso y por poner fin a la anomalía democrática» de llevar casi un año con el Ejecutivo en funciones.

El aspirante ha desarrollado asimismo los otros dos motivos que le movieron a aceptar el encargo del Rey y pedir la confianza de la Cámara. «Son los españoles quienes también me traen a esta tribuna», ha indicado para reforzar el mensaje de que su partido fue el único que subió en votos, porcentaje y escaños en las generales del 26-J, sacando 52 diputados al segundo, una distancia solo superada en los tiempos «de las mayorías absolutas». Ese razonamiento le lleva al siguiente: no cabe construir un Gobierno al margen del PP sin traicionar la voluntad mayoritaria de los electores. Su alternativa es «la más conveniente y razonable», la única que cabe «salvo que alguien prefiera juguetear de nuevo» con la «paciencia» de los españoles, como a su juicio hizo Sánchez en febrero al pactar con Ciudadanos e intentarlo con Podemos.

El único Ejecutivo «sin radicalismos»

No hay más «posibilidad real de Gobierno moderado, sin radicalismo», que «anime la inversión, cree empleo, extienda el clima de confianza que necesitamos». Y no ha perdido en este punto la oportunidad de dedicar una pulla a los socialistas, siempre objeto de discordias intestinas. Rajoy ofrece un Ejecutivo capaz de «trabajar desde el primer minuto», sin tener que resolver antes «contradicciones internas». «No existe alternativa que responda a los deseos de los españoles», ha concluido, y la única aritméticamente posible alumbraría «un Gobierno de mil colores, radical e ineficaz, (…) hipotecado por las exigencias» de los independentistas.

Alaba la actitud de C’s y CC y agradece la «lealtad» de UPN, FAC y PAR; esos cinco partidos, junto al PP, le permitirán sumar 170 votos a favor

El líder popular ha pronunciado un discurso de perfil bajo, muy institucional, de hora y media de duración, que ha defendido enfáticamente sus pactos con Ciudadanos y Coalición Canaria. Tras agradecer la responsabilidad de estos partidos y de los aliados electorales del PP -UPN, Foro Asturias y PAR-, ha ensalzado las bondades de lo pactado con Albert Rivera la semana pasada. El programa tiene «un objetivo claro: el empleo» y «permite aprovechar todo nuestro potencial como nación».

En este sentido, ha mencionado la mejora de las condiciones de los autónomos, el pacto nacional por la energía, el acuerdo por la ciencia, el compromiso de abordar el sistema de pensiones en el marco del Pacto de Toledo, la lucha contra la violencia de género o las medidas para mejorar la educación. Un repaso exhaustivo a las 150 propuestas firmadas por PP y Ciudadanos el domingo, cien de las cuales rubricó el propio Sánchez en febrero. Rajoy pretende así empujar al PSOE hacia la abstención, pero este partido ha seguido defendiendo a lo largo de todo el día su ‘no’, posición que ni siquiera se plantea cambiar una vez fracase la investidura, este viernes.

«No basta» con un año ni con dos

El candidato ha trufado su intervención de referencias la convicción de que «no basta» con elegir un presidente para superar la interinidad: «Nos estaríamos engañando, peor aún, engañando a los españoles, si les dejáramos creer que basta con elegir no importa qué Gobierno, sea el que fuere, para resolver la papeleta o, como dicen algunos, desbloquear la situación». A su juicio, España reclama un Ejecutivo «estable, duradero, sólido y tranquilizador», «no le sirve un Gobierno para un año, ni siquiera para dos».

«Demasiadas decisiones económicas aguardan cautelosas pendientes del rumbo que emprendamos», ha recalcado. Y ese rumbo deberían marcarlo «acuerdos que eviten una legislatura estéril» y amparen un Gabinete «de amplia base, capaz de hacer reformas, desde el primer momento y con total y absoluta convicción».

«¿Alguien aquí está pensando en convocar nuevamente a los españoles a las urnas? ¿Cuántas veces estaría dispuesto a hacerlo?»

Rajoy se ha referido en su tramo final al desafío del independentismo catalán. «Lo que aquí se nos plantea es la liquidación de la soberanía nacional y del respeto a la ley», ha solemnizado antes de manifestar su compromiso con «la unidad de España, la igualdad de los españoles y sus derechos fundamentales». Una determinación que deberían compartir la totalidad de los diputados y que hace pertinente el entendimiento entre los partidos constitucionalistas, pues está en juego la propia integridad del país: «Nadie puede privar al conjunto del pueblo español de su derecho a decidir sobre su futuro; ni el Gobierno, ni esta Cámara, ni ningún otro poder del Estado pueden hacerlo».

Sus últimas palabras han ido claramente dirigidas al PSOE, aunque sin citarlo. «Estamos ante una responsabilidad compartida», ha dicho: la de evitar nuevos comicios. «¿O es que alguien aquí está pensando en convocar nuevamente a los españoles a las urnas? ¿Y cuántas veces estaría dispuesto a hacerlo?» La ausencia de referencias directas a los socialistas han enfadado a Ciudadanos. El partido naranja se ha dicho atónito ante el hecho de que el candidato no pidiera la abstención de Sánchez sin rodeos, algo que refleja que no se cree «su propia investidura».

Rajoy ha apelado en genérico «a los grupos que defienden los valores que la Constitución proclama» para que no se produzca el final que esta sesión tiene escrito de antemano: el ‘no’ de 180 diputados a su candidatura, la consiguiente frustración del proceso y la perpetuación del bloqueo hasta que se produzca algún movimiento novedoso. Este deberá venir forzosamente del socialismo, que en breve deberá tomar uno de los tres caminos que hasta ahora rechaza: o entenderse con el PP, o lanzar una alternativa junto a Podemos o abocar a nuevas generales. Sánchez da la réplica a Rajoy este miércoles a las 9h, quién sabe si para empezar a despejar la incógnita.

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