A pesar de que los índices de crecimiento económico se están ralentizando levemente, la realidad es que España está en un momento positivo dentro de un ciclo favorable. Sin embargo, esos datos de la macroeconomía no se están reflejando en el bienestar de los ciudadanos en lo referente a la masa salarial y a las condiciones laborales y, por lo tanto, no existe un beneficio real más allá de que el número de millonarios se esté incrementando de manera escandalosa.

Los índices de desigualdad son tan escandalosos la Comisión Europea situó a España en la vanguardia junto a «grandes potencias» económicas como Bulgaria, Lituania y Grecia. Dentro de los siete ítem que se utiliza para realizar estos análisis, nuestro país no aprueba en ninguno.

Esta falta de transposición de la recuperación macroeconómica a la ciudadanía se traduce, en primer lugar, en que más de 8 millones de españoles se encuentre en riesgo de pobreza o que 13 millones se hallen en una situación de exclusión social.

Estas cifras vergonzosas se entienden mejor si comprobamos que esa recuperación económica está cimentada sobre una especulación salvaje y un mercado laboral enfermo donde las reformas del gobierno de Mariano Rajoy han permitido que la precariedad, la destrucción de derechos y una masa salarial más propia de un país en desarrollo sean la seña de identidad que está generando una situación insostenible para una democracia: el incremento de los beneficios empresariales fue de un 42,8%, según Eurostat, mientras que los salarios apenas han crecido un 3%.

Este mercado laboral enfermo es, precisamente, uno de los mayores lastres para el crecimiento real de España. En nuestro país se firman todos los meses más de 2 millones de contratos con variaciones en la tasa de paro que dependen en exclusiva de la estacionalidad, por lo que, en realidad, España prácticamente no crea nuevo empleo porque hay un exceso de rotación generada por el hecho de que más del 90% de las contrataciones son temporales y, de esa cifra, casi la mitad corresponde al contrato eventual por exigencias de la producción que es el más precario que hay ya que en él se incluyen las relaciones laborales inferiores a una semana.

Por otro lado, la especulación salvaje es la que mueve las cifras de crecimiento y el mercado inmobiliario es el mejor ejemplo. El precio de la vivienda se sigue incrementando. La firma de hipotecas continúa subiendo con picos del 34% mensual. El volumen de ventas sube a un ritmo del 15%. El alquiler se ha convertido en una quimera para las familias por la burbuja que se ha creado en los últimos años. Este fenómeno es inexplicable. En España el salario medio es de 23.156 euros brutos anuales y el más común de 16.497, según datos del INE.

Por tanto, ¿cómo es posible este ritmo de crecimiento en el mercado inmobiliario con estos salarios, estos contratos y con el precio en alza? Sólo se explica porque la especulación se ha disparado. Pongamos un ejemplo. Para que una entidad bancaria conceda una hipoteca tiene en cuenta que la ratio de endeudamiento no sea superior al 30%. Si tomamos como referencia el precio medio de la vivienda en España que es de 140.000 euros, un préstamo hipotecario con una duración de 25 años tendría una cuota mensual de 480 euros, intereses incluidos. Tomando con referencia el salario medio apenas habría una diferencia de 100 euros respecto a dicha cuota y la ratio de endeudamiento, siempre y cuando no tuviese ningún tipo de financiación al consumo como, por ejemplo, un bien tan necesario como un coche. Si en este caso el trabajador hubiera financiado la compra de un coche, algo muy habitual, ya se haría imposible que la concesión de la hipoteca. Si nos vamos al salario más habitual, el sueldo mensual se queda por debajo de la ratio de endeudamiento. Por tanto, ¿cómo es posible que estén incrementándose las hipotecas? La respuesta es que son las rentas medias-altas las que están financiando la compra de vivienda y las grandes fortunas las que se están invirtiendo en ladrillo con el único fin que la especulación.

Otro aspecto a tener en cuenta son las grandes operaciones que los bancos están realizando con los grandes fondos buitre como BlackStone, Cerberus o Lone Star también influye en el incremento de las ventas de vivienda. Estas empresas compran barato para poder especular con ella provocando un déficit de vivienda en el mercado y, por tanto, un incremento del precio de la misma. Esto es especulación.

Por tanto, la economía española está creciendo en base a la especulación y la precariedad, algo que deja expuesto a nuestro país a las consecuencias de otra crisis.

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