• Rajoy envía un documento con 98 propuestas a los partidos constitucionalistas para negociar un programa de Gobierno.
  • Asume buena parte del acuerdo que Sánchez y Rivera firmaron en febrero y que el presidente del PP tachó de «torpedo en la línea de flotación» de la economía española.
  • Los socialistas rechazan el diálogo con los populares y C’s solo se plantea hablar de los Presupuestos, dejando todo lo demás para después de una hipotética investidura.

El PP ha encontrado 98 puntos de encuentro entre su programa y el acuerdo de gobierno que PSOE y Ciudadanos firmaron en febrero. Cinco meses después de que Rajoy considerara ese pacto un “torpedo en la línea de flotación” de la economía española -se negó siquiera a tomarlo en consideración y lo criticó con dureza en el Congreso-, su equipo ha detectado que prácticamente la mitad de él está integrado por “planteamientos y propuestas que, en bastantes casos, resultan coincidentes o coherentes con los defendidos por el Partido Popular, o incluso con el objetivo de medidas puestas en marcha por el Gobierno”. Así lo recoge el documento a partir del cual quieren negociar un entendimiento con Sánchez y Rivera, difundido este miércoles.

Ese texto fue entregado ayer al líder de Ciudadanos y presentado como el punto de partida hacia el desbloqueo. Incluye el esquema de trabajo que deberían seguir las comisiones negociadoras, el decálogo de prioridades que Rajoy plantea para la legislatura y las “coincidencias” que encuentran entre los postulados de los tres partidos, que “comparten principios y prioridades esenciales para el interés general de los españoles”. Entre ellos, casi un centenar de propuestas, la mayoría de ellas impregnadas de la vaguedad suficiente para que no puedan ser rechazadas al momento.

Así, el PP cree posible entenderse con PSOE y Ciudadanos en 15 puntos destinados a apuntalar el crecimiento económico, como el aumento de “la inversión pública en I+D+i”, extender la digitalización, tomar medidas para aumentar el tamaño empresarial, garantizar la unidad de mercado, impulsar el crowdfunding o revisar el régimen de cotizaciones de los autónomos. Otros nueve postulados están relacionados con la energía -aprobar una Ley de Cambio Climático, implantar un Plan Nacional de Rehabilitación de Viviendas, impulsar las Ciudades Inteligentes, apostar por el mundo rural- y ocho con el empleo -establecer la denominada mochila austriaca, mejorar las políticas activas de empleo, atender prioritariamente a los parados de larga duración o fortalecer la lucha contra el fraude laboral-.

Además, Rajoy considera que los constitucionalistas pueden ponerse de acuerdo en materia de finanzas públicas para comprometerse con la estabilidad presupuestaria, redoblar la lucha antifraude, revisar las SICAVs, reformar la financiación autonómica y garantizar la financiación de los servicios públicos locales. El líder del PP y Rivera acordaron ayer abrir una “vía directa” para hablar personalmente del techo de gasto y los Presupuestos de 2017, que deben llegar al Congreso antes del 1 de octubre para que no se prorroguen los de este año. Su aprobación, en cualquier caso, no puede producirse si antes no hay investidura y formación de Gobierno.

Este es el único punto en que Ciudadanos ha aceptado negociar, por considerarlo el más urgente -junto a la respuesta al independentismo-, dejando para más adelante todo lo demás. La intención de Rajoy era abrir cuatro mesas sectoriales para explorar un programa amplio, pero el partido naranja rechaza ir tan lejos porque no se plantea ni entrar en un Gabinete encabezado por el actual presidente ni acordar con él un pacto de legislatura. Todas las medidas deberán abordarse, en su opinión, una a una y después de que el PSOE se haya avenido a permitir un Ejecutivo del PP en minoría.

Pacto educativo y por la ciencia

Otra cesión de Moncloa para tratar de reblandecer a sus interlocutores es la apuesta por un pacto educativo, algo incluido en los programas de Sánchez y Rivera, muy críticos con la LOMCE. El PP propone ahora revisar esa ley para incrementar el gasto en becas, promover el bilingüismo, prevenir el acoso escolar, mejorar los mecanismos de selección del profesorado o apoyar la investigación universitaria.

La apuesta por el consenso se extiende también al ámbito científico y cultural, así como al social, donde se promovería un pacto en torno a ocho ejes para garantizar las pensiones, una sanidad pública de calidad, atención a colectivos vulnerables, mayor financiación de la dependencia o articular un pacto contra la violencia de género.

Rivera mantiene que ni entrará en un Gobierno de Rajoy ni explorará con él un pacto estable para toda la legislatura

El documento del PP dedica su espacio más amplio a las reformas institucionales y la lucha contra la corrupción, una de las banderas de Ciudadanos. Si Rivera rechaza negociar su ‘sí’ a Rajoy, explica a diario el partido naranja, es porque ha liderado a los populares en una época marcada por los casos de corrupción, ante los que le exige responsabilidad política. El PP trata de neutralizar este argumento prometiendo “ampliar la transparencia de la información parlamentaria”, avanzar en mecanismos de participación ciudadana, reformar el voto rogado, imponer el “cese de altos cargos cuando se les abra juicio oral”, laminar los indultos a condenados por corrupción o reducir los aforamientos.

Además, plantea una reforma de la Justicia poco concreta para mejorar “su independencia, eficiencia y calidad”, apostar por la integración europea y mantener los ejes estratégicos en política exterior, defensa y lucha contra el terrorismo.

Este paquete de medidas ha sido presentado por el PP como la guía a partir de la cual negociar la acción del futuro Gobierno y pretende desarmar los argumentarios de PSOE y Ciudadanos. Los socialistas son especialmente contundentes a la hora de marcar distancias con el PP, presentarse como su antagonista y rechazar cualquier diálogo encaminado a facilitar la reelección de Rajoy. Si 98 de las 200 medidas que pretendía sacar adelante Sánchez son ahora asumidas, esa lógica pierde sentido, razonan desde el Grupo Popular. También Rivera, que no quiere entablar con el PP una negociación como la que en febrero mantuvo con los socialistas, tiene así más difícil justificarse. Es muy probable que, a la vista de las posiciones, esta utilidad estratégica y comunicativa sea la única que le encuentre Rajoy a un documento que de momento nadie acepta negociar.

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