La nueva ronda de inversión en una serie B de 12 millones liderada por Rakuten demuestra un hecho indiscutible: Cabify está en un momento espléndido de forma. ¿Pero a qué se debe?

Empecemos haciendo memoria. Cabify es una aplicación de economía entre pares que se dedica a poner en contacto a pasajeros y vehículos con conductor. Es, en realidad, aquello a lo que en EEUU llaman Uber cuando quieren hablar de Uber. Porque lo que quiso entrar en España saltándose las leyes no tenía nada que ver con Uber, era un producto llamado UberPOP, una aplicación que unía a pasajeros con cualquier indocumentado que quisiera transportarlos por dinero, sin garantía alguna.

Porque Cabify, como Uber en EEUU, se dedica al servicio de los llamados black car, vehículos con licencia y que tienen todos los papeles en regla para desarrollar su actividad. 

En España, esta licencia es la VTC y, frente a los más de 150.000 euros que cuesta una de taxi, se puede adquirir hoy por unos 20.000 euros. Si los taxis los tienes por miles en Madrid, de Cabify hay sólo unos pocos cientos de conductores que raramente se aventuran más allá de la almendra de la M30.

«Estuve mirando el precio de la licencia de taxi después de quedarme en paro pero los precios eran excesivos. Por 20.000 euros pude comprar una VTC y trabajo no me falta, la verdad», explica a SABEMOS uno de estos conductores.

Lo más peculiar es que, si Uber no ha podido entrar en España, es porque Cabify ha sabido ganarse a los dueños de licencias VTC y controla este segmento en nuestro país. Es la típica aplicación copycat que surge como copia y cuyo principal objetivo es terminar siendo vendida a aquellos a quien imita.

Cabify ha señalado que utilizará el capital adicional para ampliar sus operaciones en las 14 ciudades en las que opera en cinco países: Chile (Santiago de Chile), Perú (Lima), España (Madrid, Barcelona, A Coruña, Málaga, Valencia, Bilbao, Vitoria, Tenerife), Colombia (Bogotá) y México (México D.F., Querétaro y Monterrey).

En declaraciones a Techcrunch, Michael Kleindl, de Seaya Ventures, explicó que Cabify es un ejemplo de cómo una pequeña startup puede competir y derrotar a Uber a pesar de tener muchos menos recursos. Se refiere, concretamente, al conocimiento de las condiciones locales de mercado -como cumplir con la regulación en lugar de enfrentarse a ella o saltársela- así como evitar descuentos excesivamente agresivos que dinamiten el valor del producto.

En realidad, la compañía subió a mediados de agosto sus tarifas, de forma que la tarifa por kilómetro para Cabify Lite (su servicio más básico y popular) pasó a ser de 1,65 €/km para los primeros 20 kilómetros. Porque una ventaja de Cabify frente al taxi es que calcula la distancia entre dos puntos y te dice con tiempo cuánto te va a costar la carrera. Da igual el tiempo que tarde o el tráfico que haya. Cualquiera que se haya metido en un atasco mañanero metido en un taxi sabe el tipo de ahorro al que nos estamos refiriendo. Y sí, ese tipo de cosas son las que les han perimitido crecer así.

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