El partido de Iglesias encuentra en la declaración del cabecilla de la ‘Gürtel’, Francisco Correa, un filón para atacar a los socialistas por preparar la abstención ante Rajoy. El empresario admite amaños de contratos públicos a cambio de comisiones del 2% o 3% que se repartía con Bárcenas y asegura que Génova llegó a ser como su «casa». Podemos advierte al PSOE: quien facilite otro Gobierno del PP «no puede mantener las manos limpias».

Se esperaba con ganas la declaración de Francisco Correa en el juicio de la Gürtel. Desde muchos ámbitos y desde hace tiempo, pero pocos actores la tenían tan marcada en rojo en su calendario como Podemos. El partido de Pablo Iglesias ve en la posible abstención del PSOE ante Mariano Rajoy una oportunidad de oro para ocupar todo el carril izquierdo en la oposición al PP y no está dispuesto a dejarla pasar. Así lo demuestra Iglesias con cada declaración pública desde la caída de Pedro Sánchez -y aun desde antes, cuando empezaba a vislumbrarse el nuevo escenario- y con campañas orquestadas como la de este jueves contra la nave socialista. La versión de Correa, que reconoció haber amañado durante años contratos públicos junto a políticos populares, provocó una oleada de ataques de la formación morada al PSOE que ensombreció la crítica directa a Génova.

Iglesias, Errejón, Bescansa y Espinar salen en tromba contra el PSOE por plantearse la abstención

“Todo apunta a que en nuestro país se va a producir una gran coalición en diferido en forma de abstención, como el finiquito de la señora Cospedal”, recogía por la mañana el argumentario de la secretaría política de Podemos, que cada mañana envía a los suyos la posición del partido sobre temas de actualidad. Correa todavía no había vertido el grueso de sus declaraciones, pero los de Iglesias ya apuntaban que “el partido más corrupto de la historia de la democracia, sentado actualmente en el banquillo de los tribunales, está camino de conseguir formar Gobierno por agotamiento y desidia de algunas formaciones”, en clara referencia al PSOE. Dan por hecho que habrá abstención socialista y concluyen: “Que no vaya a haber terceras elecciones es una buena noticia para los españoles, pero que vaya a gobernar de nuevo Rajoy no lo es”.

Poco después de enviada la consigna, eran los principales líderes de Podemos los que tomaban la iniciativa contra el previsible viraje del socialismo, con la Gürtel como arma arrojadiza. “Francisco Correa reconoce la trama de financiación ilegal del PP. No hay excusas para dejarlos gobernar. Es irresponsable, PSOE”, escribía en Twitter el número dos del partido, Íñigo Errejón, tras conocerse las palabras del empresario. “Correa lleva a juicio lo que se decía en las calles: el PP es corrupción y Génova, su casa. ¿Quiere también el PSOE ser huésped del delito?”, le seguía de inmediato Iglesias, secretario general.

Minutos antes, el presunto mandamás de la trama había detallado su asociación con el extesorero del PP, Luis Bárcenas, con quien afirma que se repartía las comisiones de los adjudicatarios de concursos amañados. Correa asegura que llegó a pasar más tiempo en Génova que en su despacho, que agasajó con regalos a cargos populares que contrataron con la trama y que financió campañas locales del partido en Majadahonda o Pozuelo de Alarcón. Jesús Sepúlveda (exalcalde de Pozuelo y exmarido de Ana Mato), Alberto López Viejo (exconsejero madrileño) o Jesús Merino (exdiputado nacional) fueron algunos de los señalados. La mordida que se llevaba por cada obra pública adjudicada a su entorno y que se repartía con el extesorero oscilaba entre el 2% y el 3%.

Correa desvincula a Rajoy de la trama: sus manejos acabaron cuando él llegó a la presidencia del PP

Asimismo, Correa explicó que todos los manejos se dieron antes de la llegada de Rajoy a la presidencia del PP y terminaron precisamente cuando este llegó a la cúspide. “No había química” entre el presidente del Gobierno en funciones y Pablo Crespo, presunto número dos de la red, y buscaron nuevos ‘mercados’, concretamente en Valencia.

La versión del encausado es para Podemos la prueba definitiva de que los populares no pueden seguir en el Gobierno. Es más, consideran que quien lo facilite se verá también salpicado por la corrupción. “Me pregunto si hay algún grupo político en esta Cámara que cree que apoyando al Partido Popular de la Gürtel, sea por activa o sea por pasiva, uno puede mantener las manos limpias”, aseveró Errejón en el Congreso. Para el portavoz parlamentario de Podemos el suyo es ya el único proyecto nacional verdaderamente autónomo –“asumimos en nuestros hombros la carga de intentar ser la alternativa, de intentar ser la oposición”-, negando al PSOE la condición de referente de la izquierda.

En similares parámetros se pronunciaron otros referentes morados, como su portavoz en el Senado, Ramón Espinar, o la número tres de la organización, Carolina Bescansa. Y el propio partido difundió la misma postura a través de sus canales oficiales: “Francisco Correa ilustra que la corrupción no son casos aislados, es una forma de gobierno. Apoyar otro gobierno del PP es irresponsable”.

Podemos utilizaba a Correa como ariete contra el PSOE al tiempo que presentaba en el Congreso una iniciativa junto a los socialistas para forzar al Ejecutivo a revalorizar las pensiones. La Proposición de Ley, también firmada por ERC, la antigua Convergència y el PNV, es un adelanto de lo que le espera al PP si finalmente saca adelante la investidura: un poder legislativo mayoritariamente en contra. Así lo garantizó el propio Errejón: “Esto que vemos aquí podría ser la foto de un Gobierno; si no es la foto de un Gobierno, va a ser por lo menos la foto de una mayoría parlamentaria alternativa”.

El partido de Iglesias se prepara para llevar la voz cantante en la oposición a Rajoy, dando por hecho que habrá una abstención ‘in extremis’ del PSOE y dispuesto a eclipsar a los socialistas. El juicio de la Gürtel, que comparte foco estos días con el debate interno de Ferraz, es para ellos un filón inmejorable: evoca lo peor del sistema que quieren enmendar y se desarrolla justo cuando el socialismo parece a punto de facilitar un Gobierno de los populares. A apuntalar el relato de una nociva asociación PP-PSOE contribuyó también Correa, quizá sin pretenderlo, recordando que trabajó antes para Ferraz que para Génova. Lo hizo en 1989, de la mano del entonces director de comunicación de Felipe González, Julio Feo: “Lo cuento porque es importante que se conozca el histórico y que esto no se creó para delinquir con el PP”.

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