China y los Emiratos Árabes Unidos son los principales proveedores de productos falsos. El 5% de las importaciones al mercado común se realizan en el mercado negro. Los productos de lujo lideran el ranking de los más demandados en los mercados alternativos europeos.

La piratería se ha convertido en un fenómeno a escala global y la OCDE advierte a Europa de que en su caso el problema es especialmente grave. Tras Estados Unidos, Italia y Francia son los países cuyas marcas se ven más vulneradas por estas prácticas -un 15% se vieron afectadas en 2013-, seguidos por Suecia (12%) y Alemania (8%), según el último estudio conjunto del organismo y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).

Las importaciones de bienes falsos a nivel mundial suponen aproximadamente unos 407 millones de euros, un 2,5% del total, mientras que en la UE alcanzan el 5% de las importaciones. Esto quiere decir que, según las estimaciones a partir de los datos de 2013, las empresas pierden hasta 85 millones de euros al año por el tráfico de productos en el mercado negro.

A nivel global el calzado es el ítem más copiado, seguido de los productos de alta gama (bolsos o perfumería) y piezas para maquinaria. El informe alerta también del incremento del comercio ilegal de bienes relacionados con la salud, como productos farmacéuticos o juguetes infantiles.

Sin embargo, el mercado negro europeo tiene sus propias particularidades: los productos textiles y las herramientas metálicas tienen menos presencia que a nivel global, mientras que el tabaco, los instrumentos ópticos, las herramientas médicas y las joyas encuentran su principal nicho de mercado.

El lujo es una apuesta segura en el ámbito de la piratería, lo que justifica que los productos más copiados sean los relojes, el cuero y los zapatos.

¿Quién produce a quién?

En la lista de países proveedores de falsificaciones se encuentran viejos conocidos como China, Emiratos Árabes Unidos o Turquía, aunque también hay sorpresa como Grecia, que se encuentra en cuarto lugar como exportador al resto de Europa.

Por su parte, la OCDE advierte que las economías emergentes son más propensas a desarrollar estas infraestructuras paralelas a gran escala, debido a la “falta de instituciones y capacidades” para luchar contra el problema. Estas regiones no sólo generan grandes volúmenes de comercio paralegal sino que lo sufren en sus propias economías y empresas.

Los paquetes postales son la metodología más utilizada para pasar los productos por las aduanas –en un 62% de los casos-, un fenómeno que se ha visto impulsado por la explosión del e-commerce.

“Los resultados del estudio muestran que la piratería ya no es sólo cosa de productos de lujo y grandes marcas. Es un fenómeno que se alimenta de nuestra confianza en los intercambios comerciales y pone en peligro tanto las economías como la salud de los ciudadanos”, señala Doug Frantz, secretario general adjunto de la OCDE.

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