Según la CEE, «la migración supone para la Iglesia un desafío particular por las dimensiones y por la situación de dolor que encierra». | Foto: CCE

Actualizar la identidad y el marco de referencia de la pastoral con personas migradas así como ofrecer, «desde la diversidad aportada por las migraciones», algunas claves para afrontar los desafíos del futuro, es el objetivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) hecho público en la exhortación pastoral «Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes», aprobada por la Asamblea Plenaria de marzo y que se acaba de presentar en sociedad.

Lo que suena a un intento de la Iglesia española de buscar en la migración la vía para hallar nuevos acólitos en medio de la falta de vocaciones y seguidores, ha reunido ante los medios de comunicación al arzobispo de Madrid y vicepresidente de la CEE, cardenal José Cobo, el director del departamento de Migraciones, Xabier Gómez; y Melania Flores, peruana, de la parroquia San Millán y San Cayetano de Madrid.

El documento, según la CEE, ha sido redactado «después de un proceso de escucha y reflexión, por el departamento de Migraciones de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana».

La exhortación se divide en 5 capítulos. El primero, «para poner en contexto la migración y sus causas y analizar cuál es el grado de integración de las personas migradas en la sociedad». Vivir la catolicidad es el título que encabeza el segundo capítulo, que comienza con un «reconocimiento de la aportación de los migrantes a la sociedad y en el que también se señalan unos criterios de acción». En el tercero, se perfilan unas orientaciones para la conversión personal y pastoral. El cuarto plantea «las claves de transformación para avanzar de una pastoral para a una pastoral con«. Y en el último se presentan un conjunto de propuestas y buenas prácticas. 

Continuidad y evolución después de casi dos décadas

Como se explica en las primeras páginas, este nuevo documento actualiza «La Iglesia en España y los migrantes», de 2007, pero sin prescindir de su reflexión teológico-pastoral que “continúa siendo un referente válido” por “la calidad y profundidad de sus planteamientos”. Sin embargo, “desde el 2007 se han sucedido muchos cambios en la sociedad y en la propia Iglesia que aconsejan una puesta al día que aglutina continuidad y evolución”.

De hecho, se recuerda, que los datos actuales “confirman lo que han ido mostrando los pronunciamientos de los obispos desde 1994 hasta la actualidad: que el futuro de la sociedad y de la Iglesia en España pasa por la plena incorporación de las personas migradas”. En consecuencia, dicen ahora, “o somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos”.

Pero la CEE va más allá en esta preocupación aparentemente repentina: “La integración, que no asimilación, de las personas migradas en la Iglesia es uno de los signos de los tiempos eclesiales más claros”. Partiendo de esta premisa, la exhortación se publica «con la esperanza de suscitar un cambio en la conciencia y el enfoque de quienes conformamos el santo pueblo de Dios. Que nos ayude a configurar las comunidades del futuro, caminando con lo que funciona o replanteando donde sea necesario el modelo de parroquia y de misión; promoviendo con quienes ya viven entre nosotros y los nuevos vecinos o hermanos comunidades acogedoras y misioneras. Conversión personal y pastoral para vivir en armonía, testimoniar y anunciar juntos la alegría del Evangelio».

«Una nueva propuesta pastoral» por mandato del papa Francisco

Para ello, se formula una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde «cabemos todos», apuntan desde la CEE. La base de esta pastoral, sostienen, son los dos grandes retos que planteó el papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado de 2021.

Para enmendar el presunto olvido, explican que «el reto ad intra que tiene que ver con la manera de vivir la catolicidad de nuestra fe y que propone, como primer paso, ensanchar el espacio de la tienda para que se pueda incluir a todos y donde todos puedan preservar las diferencias que enriquecen a la comunidad».

Y por otro lado, apelan al “reto ad extra que se refiere a la manera de ser una Iglesia verdaderamente misionera que sale al encuentro de los necesitados, los descartados, los marginados, los oprimidos…  que estamos llamados a reconocer y a cuidar».

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