La eSIM es el tema de moda. Desde que la semana pasada se aprobara el estándar que tiene previsto llegar a finales de 2016 o principios del año que viene, se ha volcado una gran cantidad de noticias sobre el asunto. Pero lo que no se recuerda es que las portabilidades seguirán en manos de los operadores, y hasta ahora muchas veces han intentado a su manera que todo salga mal.

La simplificación es que esta tarjera integrada será el nuevo estándar de para el móvil que permitirá a los clientes conectar sus teléfonos de forma segura, interoperable y rápida sin perder la capacidad de elección de operador. La especificación técnica garantizará la interoperabilidad con independencia del operador, el fabricante de la tarjeta, el fabricante del terminal y el proveedor de la plataforma de gestión remota de la eSIM.

Todos parecen estar de acuerdo en que es una evolución natural. De hecho, la última en hacerse eco de forma pública ha sido Telefónica, que ha afirmado que los operadores tendrán que cumplir la misma regulación y los mismos niveles de seguridad con la SIM remota que los que tienen actualmente con la tarjeta física. Así lo ha asegurado Pedro Gil, de la Unidad Global de Terminales de Telefónica.

En una rueda de prensa en el Mobile World Congress (MWC), Gil ha destacado que Telefónica, al igual que el resto de compañías del sector, debe cumplir con la legislación vigente independientemente de la tecnología que emplee. En este sentido, ha señalado que no ve necesario que la implantación de la SIM remota requiera una nueva regulación, ya que no hay diferencia entre lo que obtienes con una eSIM y una tarjeta física, pero ha agregado que, en caso de que la haya, tendrán que cumplirla como todos.

Gil ha subrayado además que tampoco va a tener un impacto relevante en la portabilidad, ya que las compañías seguirán estando obligadas a identificar al cliente antes de entregarle una tarjeta SIM, independientemente de la forma en que se haga. Asimismo, ha remarcado que la SIM remota «no tiene más desventajas» que las que presenta una tarjeta física actualmente y, en cambio, presenta ventajas tanto para fabricantes, porque libera espacio en el dispositivo, y para los operadores, ya que les permite mejorar su gestión.

La pelota en el mismo tejado

Pese a todas las bondades que transmite la nueva eSIM, hay algo que no se está recalcando con el debido énfasis: El proceso de migración entre operadores es exactamente el mismo que se requiere para cambiar de SIM física, con los mismos tiempos de migración y la posibilidad de intentar bloquear las portabilidades.

¿Qué supone en la práctica? Si un operador quiere hacer malas prácticas, puede seguir haciéndolo. Puede buscar en ese margen de tiempo ofrecer mil y una ofertas a su cliente, y llegado el caso puede bloquear la línea, darla de baja u otros casos que se dan.

Hace apenas unos meses Orange era multada por impedir la portabilidad de algunos clientes. Esto se podrá seguir produciendo. Por eso, pese a que Pedro Gil insista en que no se necesita una nueva regulación para la eSIM, quizá habría que revisar ciertos aspectos. De esta forma se evitaría que pudieran llevarse a cabo las mismas torpezas que hasta ahora con las SIM físicas.

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