A nadie le gusta pagar impuestos. Es algo que contribuye al beneficio social, pero las empresas no siempre lo ven así. Unas veces con razón, y otras no tanta, diversos sectores productivos alzan -cada vez más- la voz sobre una supuesta presión fiscal demasiado elevada.

El último en pronunciarse sobre esto ha sido el vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels, Gabriel Escarrer, que ha advertido este miércoles de que si la presión fiscal en España no desciende, «no quedará más remedio que destinar recursos a otros lugares«.

Pero estas amenazas no son nuevas, ni afectan a un solo sector. De hecho, uno de los más beligerantes ha sido el de las telecomunicaciones. Hace apenas un par de meses, el CEO de Orange España, Laurent Paillassot, criticaba la «alta y creciente» presión fiscal que soportan los operadores en nuestro país

Además, el responsable de la filial gala incidió en que durante los últimos años, han aparecido además «un buen número de tasas locales nuevas». En este sentido, expuso públicamente que su compañía pagó casi el 4% de sus ingresos solo en tasas específicas del sector de las telecos, antes del pago de ningún otro impuesto, lo que se traslada a un disminución «significativa» de los recursos que podrían reinvertir en España.

Otro ejemplo de estas quejas ha sido el consejero delegado de Vodafone España. En el pasado ’30 Encuentro de Telecomunicaciones’ celebrado en Santander, Antonio Coimbra elevó el tono llegando a decir que pagar algunas tasas es «una aberración». Por ejemplo a la tasa impuesta a los operadores para financiar RTVE tras la retirada de la publicidad.

Meliá la última en alzar la voz

En el caso de los hoteleros, el primero en alzar la voz ha sido Gabriel Escarrer. Durante la jornada ‘Cómo gestionar el éxito turístico sostenible en las ciudades españolas’ organizada por Exceltur, el directivo ha hecho hincapié en la cuestión de las tasas impositivas a las empresas turísticas: «Estamos en 41 países de cuatro continentes, y es en España donde más impuestos pagamos«, apuntó con resignación.

Además, fue bastante pesimista, y expuso que aunque los precios y la ocupación en sus hoteles estén este año a niveles anteriores a la crisis, la rentabilidad será menor debido a la presión fiscal. Añadir más tasas impositivas, ha manifestado, es el «modelo perdedor».

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