La deforestación global continúa a un ritmo alarmante, con aproximadamente diez millones de hectáreas perdidas anualmente. | Foto: Greenpeace

Cada año, en el Día Internacional de la Diversidad Biológica, se hace cada vez más patente la urgencia de proteger los ecosistemas de nuestro planeta. La deforestación global continúa a un ritmo alarmante, con aproximadamente diez millones de hectáreas perdidas anualmente, lo que equivale al tamaño de Cuba o Corea del Sur. En el centro de esta devastación se encuentra «un sistema financiero perverso en el que gobiernos y bancos avariciosos canalizan billones de dólares hacia las grandes empresas que trabajan en sectores que son sinónimo de destrucción de la naturaleza», como denuncia Greenpeace. 

Reducción de fondos para la destrucción de la naturaleza por parte de las empresas

En España, dicen, tenemos «un ejemplo pasmoso», pues el Banco Santander «es la mayor entidad internacional responsable de financiar a las tres grandes productoras de carne de Brasil (JBS, Marfrig y Minerva)». Estas empresas están deforestando la Amazonia y el Cerrado para sustituir los bosques por pastos para el ganado. Desde Greenpeace piden a las personas responsables del banco que dejen de financiar la destrucción y que se posicionen para que la Unión Europea introduzca obligaciones específicas para las instituciones financieras, con el fin de garantizar que sus flujos financieros no contribuyan directa o indirectamente a la conversión y degradación de los ecosistemas.

Por esta razón, para conmemorar el Día Internacional de la Diversidad Biológica, Greenpeace lanza hoy el vídeo titulado «MoneyTrees», como parte de la actual campaña para instar a los gobiernos a detener la financiación de la destrucción de la naturaleza y garantizar que la inversión de los bancos se destina a proteger y restaurar nuestros ecosistemas.

Es posible cuidar de nuestro bienestar y el de los ecosistemas

En Centroamérica, Costa Rica es un país que destaca por sus exuberantes selvas tropicales y su inquebrantable compromiso con la conservación. A pesar de su pequeño tamaño, este país es uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo y alberga más de 12.000 especies de plantas, 1.200 mariposas, 800 aves y 650 mamíferos, reptiles y anfibios. Un ejemplo que pone de relieve la interconexión entre el bienestar humano y la estabilidad de los ecosistemas.

Costa Rica tuvo que enfrentarse en el pasado a importantes retos, entre ellos una deforestación desenfrenada con tasas cercanas al 4% anual entre las décadas de 1960 y 1980. Sin embargo, inspirada por la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992, Costa Rica fue pionera en establecer un sistema de incentivos que recompensaba a los propietarios por salvaguardar y cuidar los bosques. De hecho, el Director General del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, Carlos Manuel Rodríguez (costarricense y ex Ministro de Medio Ambiente y Energía) explica que la eliminación de subvenciones perversas que habían fomentado prácticas como la ganadería fue lo que desempeñó el papel más importante en los esfuerzos de conservación de Costa Rica, dando lugar a una reducción del 80% de las tasas de deforestación al desincentivar la conversión de bosques y fomentar alternativas respetuosas con el medio ambiente.

Las reformas de las subvenciones e incentivos perjudiciales y la alineación de políticas positivas son esenciales para reducir los flujos de dinero hacia las empresas que destruyen la naturaleza. Las últimas cifras del FMI sugieren que estas subvenciones y costes externos ascienden a un total de más de 7 billones de dólares sólo en el caso de los combustibles fósiles, es decir, el 7,1% del producto interior bruto mundial.

El recorte de las subvenciones ofrece a los gobiernos la posibilidad de reorientar los fondos para ayudar a las comunidades que protegen los bosques donde viven, caminando hacia la construcción de una economía del bienestar que se aleje de las actividades destructivas. Y  reorientar estas subvenciones para ayudar a las industrias contaminantes en su transición hacia alternativas ecológicas y más limpias; crear oportunidades de empleo en el sector de las energías renovables; impulsar la producción de energía comunitaria y personal; y desvía recursos hacia alternativas de transporte público libres de combustibles fósiles, como una sólida red de ferrocarril y tranvías, etc… En resumen, «necesitamos presupuestos nacionales que se centren en garantizar las necesidades de las personas, mediante servicios públicos reforzados de forma que también aumenten la resiliencia y salvaguarden los ecosistemas sobre los que se asientan nuestras sociedades», reivindica la organización ecologista. 

2024 un año clave. Llega la CBD

En el año 2022, las Naciones Unidas acordaron un marco mundial para la protección de la Biodiversidad, donde especificaron que es fundamental “alinear todas las actividades y flujos fiscales y financieros con la protección de la biodiversidad.” 

Aunque parezca difícil, el ejemplo de Costa Rica nos dice que es posible, y tenemos una oportunidad en la próxima cumbre del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Por ello, desde Greenpeace están pidiendo a los líderes mundiales «que cumplan sus compromisos con el Marco Mundial de Biodiversidad 2022, que se revisará en la próxima COP16 en octubre en Colombia, y que incluye el objetivo 19 de aumentar los recursos financieros internacionales totales relacionados con la biodiversidad de los países desarrollados al menos en 20.000 millones de dólares por año para 2025″. Es posible dar prioridad a la protección de los recursos naturales de los que depende la vida. 

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