María Elena Ríos Ortíz es una joven llena de vida y de esperanza a pesar de tener que luchar todos los días para lograr justicia tras haber sido víctima de un brutal ataque machista cometido con ácido. Malena, como le gusta que le llamen, empezó con el activismo en defensa de los derechos de las mujeres tras ese ataque.
«Fue un proceso muy largo, ya son casi cinco años de este intento de feminicidio, y yo puedo decirte con mucha humildad y mucho orgullo que actualmente soy estudiante de la carrera de músico instrumentista en la UNAM (Universidad Autónoma de México). No ha sido un trabajo sencillo, pero es una manera de sobrellevar”.
Malena fue una niña plena, nació en Santo Domingo Tonalá, Oaxaca, México en 1993. Ahí mismo creció junto con sus hermanos y padres. Desde los 9 años comenzó a tener interés por la música, cómo la mayoría de la gente de su comunidad. Por ello entró desde muy pequeña en la orquesta municipal de su pueblo, en donde permaneció hasta los 14 años.
No abandonó la orquesta por gusto. A Malena la sacó de la banda municipal un grupo de hombres que simplemente no querían tocar junto a ella por ser mujer. Ese fue uno de los primeros momentos de enojo que tuvo Malena con su saxofón.
«En algún momento se firmó un contrato por parte de los padres de familia por qué no querían que se desintegrara la banda. Cuándo se termina ese contrato, creo que fue de las veces que recuerdo que el machismo me ha marcado más, aunque en ese momento no sabía lo que era. Los hombres de la banda dijeron, sí vamos a continuar, pero no si sigue María Elena. No querían mujeres».
La música por encima de la discriminación
Unos años después Malena decidió estudiar la carrera de Ciencias de la Comunicación en el Estado de Puebla. Todos esos años Malena se olvidó un poco de lo único que le daba paz en su vida, hasta que conoció a alguien que le habló por primera vez del Conservatorio de Música de Puebla, y en ese momento se dio cuenta de que no quería alejarse de la música. Hizo el trámite de inscripción y comenzó a estudiar técnicas musicales.
A la par de estudiar música, Malena empezó a trabajar profesionalmente como comunicóloga. Lamentablemente en uno de esos trabajos conoció a su presunto agresor.
«Regresé a Oaxaca y ahí es dónde surge mi historia con mi agresor y ahí es dónde tuve mi segundo desencuentro con mi saxofón, pues yo recuerdo que él me decía que por qué tocaba si los músicos éramos unos muertos de hambre, drogadictos».
Tras soportar la violencia del abuso psicológico que sufría a diario, porque él no le prohibió tocar su música, decidió terminar con la relación, decisión que le valió los cinco años más tormentosos de su vida.
«En algún momento me dijo: ¿Por qué tocas? Te ves mal. Yo en ese momento no sabía que el machismo podría llegar a esos extremos en dónde se creen dueños del cuerpo y de la vida de una mujer. Se creen dueños de nuestras decisiones o no decisiones. Justamente este fue el último desencuentro con mi instrumento, por qué cuándo estoy en el hospital después de su ataque, el recado fue que si seguía tocando, para la otra sí me mataba”.
El ataque
El 9 de septiembre de 2019, Malena fue atacada con ácido sulfúrico por un hombre en su casa en la comunidad Huajuapan de León. Sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en aproximadamente 80% de su cuerpo, por lo que estuvo hospitalizada un tiempo en Oaxaca y otro más en la Ciudad de México.
Las lesiones que recibió por causa del ataque han requerido varias cirugías, injertos de piel y múltiples tratamientos dermatológicos.
Por el caso, fueron detenidos como autores materiales Rubén Loaiza Chávez, Rubicel Hernández Ríos y Ponciano Hernández Yescas. Además, Juan Antonio Vera Carrizal, ex pareja de Malena, y su hijo, Juan Antonio Vera Hernández, que se encuentra prófugo de la justicia. Todos están acusados como autores intelectuales. Las autoridades de Oaxaca ofrecen una recompensa de hasta un millón de pesos por cualquier información del paradero de Vera Hernández.
En los cinco años que han pasado desde que Malena sobrevivió al ataque, su vida ha dado un vuelco inesperado, pasó de ser estudiante de música y comunicación, a ser activista en defensa de los derechos de las mujeres.
«Tengo que levantarme todos los días, que meter un escrito, que la abogada, que ya metieron un amparo, que tienes que presionarte, ya publicaron para dañar tu imagen de tal cosa, que ya le mandaron un mensaje a tu familia de tal cosa. Durante los últimos cinco años así ha sido mi vida, y de verdad que no lo creería nadie».
Ley Malena
Gracias a que su caso era cada vez más mediático y retumbaba en las paredes de los Congresos locales, Malena empezó a ser llamada como «Elena Ríos, la saxofonista que fue atacada con ácido», un modo brutal de agresión repetido en México.
Esa atención le valió un sin fin de llamadas, entre ellas una del estado de Puebla que pidió a Malena ayuda para comenzar a crear una ley en la que tipificar el delito de ataque con ácido, y así hacerle justicia a ella y a todas las mujeres que lo han sufrido, en su mayoría, por parte de sus parejas sentimentales.
Esta ley fue aprobada primero en el estado de Puebla, después en Ciudad de México, y los estados de Baja California, Quintana Roo, Nayarit, y recientemente, Guerrero. La ley es reconocida hoy día a nivel Latinoamérica como Ley Malena.
El principal objetivo de esta ley aprobada ha sido reformar el Código Penal para considerar la violencia ácida como tentativa de feminicidio, estableciendo penas de 25 a 40 años. Además se añade el concepto de ataque de ácido a la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de la Constitución Mexicana.
Malena es una superviviente, pero lamentablemente, no es la única mujer en México que ha atravesado una situación similar. Durante los primeros seis meses del 2023, más de cincuenta mujeres en el país fueron atacadas con algún tipo de ácido o químico.