Banco Santander encabeza también la lista de financiadores de la destrucción del Amazonas en el informe Banking On climate chaos.

Ocho grandes bancos mundiales —JPMorgan Chase, Itaú Unibanco, Citibank, HSBC, Banco Santander, Bank of America, Banco Bradesco y Goldman Sachs— han financiado con más de 11.000 millones de dólares actividades petroleras y de gas en la Amazonía, tal y como señala un nuevo informe de Stand Earth y de COICA (Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica).

El documento “Las ganancias del colapso” pone al descubierto que esta financiación está estrechamente relacionada con actividades de petróleo y gas en áreas amazónicas de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, donde las quemas y derrames de petróleo han contaminado las vías fluviales y suelo amazónico, enfermando a comunidades indígenas, limitando sus medios de vida y violando sus derechos.

Aunque estos bancos representan el 5 % de los bancos hallados en operaciones petroleras y de gas, son responsables del 55 % del total estimado de 20.000 millones dólares que pueden rastrearse directamente en la región. El importe restante —unos 9.000 millones de dólares— lo aportan más de 150 entidades.

Tal y como señala Fany Kuiru, coordinadora general de la COICA, “la degradación y deforestación combinada nos enfrenta a un punto de no retorno inminente, que para nuestros pueblos se traduce en enfermedades crónicas consecuencia de la contaminación; en la pérdida de nuestra soberanía alimentaria por los metales pesados que están en los peces y el agua que bebemos; y en una violencia sistemática contra quienes defendemos nuestro hogar”.

Las cuentas de Banco Santander

Banco Santander es el quinto mayor financiador, con más de 1.200 millones de dólares para la industria del petróleo y el gas desde 2017. Esto le ha permitido encabezar también la lista de financiadores de la destrucción del Amazonas en el informe Banking On climate chaos, publicado el pasado en abril de 2023.

Además, es el séptimo mayor financiador en financiación indirecta, con una cifra estimada de 13.900 millones de dólares desde 2009. Banco Santander ha participado en 95 operaciones en los últimos 15 años, y ha tenido el papel principal en el 76 % de las ocasiones. Algunas de las financiaciones incluyen perforadoras petrolíferas como la petroquímica Comodoro Rivadavia, que explota bloques petrolíferos en la Amazonía ecuatoriana, o Eneva S.A, cuyo enorme complejo de gas en Parnaiba es un importante emisor de carbono.

Santander es también un importante patrocinador de empresas petroleras estatales, como PetroBras, Ecopetrol y Petroperú. El banco financió con casi 1.000 millones de dólares la modernización de la refinería de Talara de Petroperú, que incluye la ampliación de la producción diaria de la refinería y el procesamiento del petróleo de la Amazonía peruana.

Financiación estimada (USD) atribuido a los 8 principales bancos que financian directamente el petróleo y gas de la Amazonía.

Ante estos datos, Ecologistas en Acción resalta que la selva tropical se ha fragmentado, deforestado y quemado hasta el punto que la ciencia advierte de que «se podría estar cruzando un punto de no retorno ecológico desastroso. La industria y los bancos que los financian son responsables de liberar emisiones de carbono a la atmósfera y de alejarnos del objetivo del 1,5 ºC”, afirma Sara Bourehiyi, portavoz de la organización ecologista.

La publicación del informe coincide con el lanzamiento de la primera base de datos pública en la que se pueden realizar búsquedas de todos los bancos implicados en la financiación directa e indirecta del petróleo y gas amazónicos. Dicha base de datos es una lista exhaustiva de los bancos involucrados en acuerdos de suscripción de préstamos y bonos para empresas dedicadas al desarrollo de pozos petroleros, exploración, producción (upstream) y transporte y almacenamiento (midstream) de petróleo y gas en la Amazonía.

“Este nuevo informe nos vuelve a mostrar, una vez más, cómo las palabras no sirven, los bancos deben pasar a la acción y erradicar su financiación a los sectores más contaminantes para no alejarnos más de la senda del 1,5 ºC. Vemos cómo, a pesar de sus promesas verdes y sus políticas de riesgo ambiental, siguen invirtiendo en industrias nocivas no solo para el planeta sino para su biodiversidad. todos los bancos deberían dejar de financiar ya la destrucción del planeta”, concluye Bourehiyi.

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