La pesadilla no ha acabado para OHL y Sacyr. Las dos constructoras han culminado un 2016 bastante gris, en el que han sido expulsadas del Ibex 35 por haber perdido ritmo frente a las grandes empresas cotizadas españolas. Los inversores bajistas, aquellos que apuestan a la caída en bolsa de las compañías, se han aprovechado del descalabro de estas dos compañías y han comenzado 2017 con la misma estrategia.

Los agoreros de la bolsa quieren sacarle rendimiento a las caídas bursátiles de OHL y Sacyr. Los inversores bajistas, que toman prestados los títulos de los accionistas en previsión de que bajen para después obtener ganancias al devolvérselos a los propietarios, lo han hecho a lo largo de 2016 y van a seguir apostando por ello en 2017.

El conjunto de posiciones cortas, de acciones prestadas a estos brókers, asciende al 4,39% sobre el total del accionariado de Sacyr y al 6,93% de los títulos de OHL. La diferencia entre ambas compañías se nota no sólo en la proporción de bajistas entre su accionariado sino en la tendencia que siguen: mientras en Sacyr se ha rebajado la presión, las posiciones cortas no merman en OHL, según los datos que constan en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El fondo que más posiciones cortas amasa en las dos compañías es Marshal Wace, con un 1,7% del accionariado de OHL y el 1,19% de Sacyr. También está posicionado en ambas compañías Oxford Asset Management, con un 0,88% y un 0,69%, respectivamente, de OHL y Sacyr.

En OHL no había tantas posiciones cortas desde octubre de 2015, cuando se superó el 7%. La situación de ese año, tras varios meses de escándalos en México, abocó a la compañía a una ampliación de capital de 1.000 millones de euros en ese momento. A partir de entonces la empresa experimentó una notable mejoría en el capítulo de posiciones cortas pero conforme fueron pasando los meses de 2016 los especuladores volvieron a la carga. Cuando OHL salió del Ibex ya coqueteaba con el 5% de inversores bajistas, una cuota que ha ido aumentando hasta el inicio de año.

La evolución de Sacyr ha sido diferente. El 4,39% de inversores cortos que tiene dista mucho del 7,2% que llegó a registrar hace un año, en enero de 2016. La delicada situación de Repsol, compañía en la que dispone de una notable participación, lastró su evolución durante el comienzo del ejercicio pasado. Aunque a finales de 2016 los bajistas treparon hasta el 5% de su accionariado, la cifra se ha moderado con el comienzo del nuevo año.

Ni en OHL crecen tanto las posiciones cortas como para generar una gran alarma ni en Sacyr se atempera la apuesta bajista lo suficiente como para pregonar su recuperación. Las dos empresas, históricas de la construcción con importantes carteras de proyectos en todo el mundo, se encuentran más cerca de convertirse en chicharros -en la jerga bursátil, empresas que cotizan a bajo precio y con potencial de subir, pero con una alta volatilidad- que de volver a la Champions League del Ibex por sus respectivas capitalizaciones bursátiles.

Año nuevo, vidas paralelas

El nuevo ejercicio ha comenzado con líneas paralelas para las dos constructoras. Dos de los grandes bancos españoles del Ibex, el Santander y el Sabadell, han entrado en el accionariado de OHL y Sacyr, donde conviven con las acciones prestadas a los bajistas. En el caso de OHL, la gestora de fondos del Santander ha sobrepasado el umbral del 3% de participación por su propia voluntad, mientras que en el caso del Sabadell su entrada en Sacyr se ha debido a una cesión de acciones por parte de su presidente, Manuel Manrique.

Aunque hayan tenido motivos diferentes, estos movimientos han estimulado la cotización de las dos empresas en la bolsa durante los primeros compases del año.

Sacyr y OHL están lejos de estar fuera de peligro. Su calvario del año pasado, ejercicio en el cual salieron del Ibex, va camino de arreglarse pero muy poco a poco. Las dos empresas han puesto su maquinaria a funcionar y han realizado desinversiones con las que enjugar sus balances y reducir sus deudas. Además, Sacyr tiene previsto reclamar 5.386 millones de euros a Panamá por sobrecostes en la construcción del Canal de Panamá. La permanencia de los bajistas en sus accionariados no es más que una señal de que queda un largo trecho por recorrer.

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