Me pasé todo el verano diciéndolo: «No sé cómo va a aguantar esta fiebre de Pokemon Go el invierno, cuando lo de patearte la ciudad sea complicado». Pero lo que no esperaba es que el aburrimiento del juego me llegase con la vuelta al cole.

Ojo, que no estáis hablando con un imbécil llorainfancias y revientahobbies. Que durante el verano he aprovechado cada paseo para pillar criaturitas, he ganado algún que otro gimnasio y tengo una especie de mimo psicópata en mi Pokedex que da mucho yuyu.

Vamos, que la cosa no me es ajena. Incluso la defendí de los cretinos en el inicio de la fiebre.

Es sólo que ya se me ha pasado.

Ni siquiera ha sido paulatino. Me ha pasado como con el Clash of Clans: Después de meses sin parar, paré de golpe. Con el Candy Crush fue diferente: Prácticamente tuve que entrar en una clínica de desintoxicación.

El caso es que era predecible y aventuro que le pasará a más gente. He aquí los motivos.

1- Es un juego para pasear. No tiene ningún sentido jugar en casa, y en los países anglosajones se van a bajar de pura lluvia.

2- El demográfico estaba hinchado. Tiene sentido que gente como yo se haya acercado para curiosear, pero el público objetivo no es un señor con canas y barba poblada. Por tanto, lo lógico es que yo me baje del tren porque tampoco estaba previsto que yo me subiese.

3- Han tardado en hacer la GRAN actualización. Hay cosas divertidas y necesarias que no tardarán en aparecer si mi experiencia en esto sirve de algo. Lo primero es un sistema de intercambio que permita a los chavales cambiar criaturas en el colegio en lugar de entregárselas siempre al Profesor como un idiota a cambio de una recompensa nimia.

4- Se les ha ido de las manos. El juego no está dimensionado para la que se les ha venido encima y dudo que tengan capacidad o recursos para sacar a la velocidad suficiente todas las novedades que necesita para hacerlo aún más relevante.

5- La tendencia de los juegos para móviles es que haya modas marcadas. Hubo un tiempo en el que derribar a cerdos de endebles estructuras utilizando un tirachinas de pájaros era LO MÁS, como Hansel. Pero esas cosas se pasan (y luego vuelven). El único juego de móvil al que estoy enganchado sistemáticamente desde hace años es el Hearthstone de Blizzard.

¿Quiero decir con esto que Pokemon Go ha muerto? Ni mucho menos. Esto es una reflexión personal y creo que habrá una parte del público que se sentirá identificado.

¿Pero te has cansado tú? Nos interesan tus reflexiones. Vuélcalas en los comentarios o en las redes sociales de @sabemos.

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