Miles de inocentes pagan constantemente con su vida las miserias generadas por los aprendices de brujo de la Realpolitik internacional. Más de 2.600 personas han sido ejecutadas desde junio de 2014 por el llamado Estado Islámico (Daesh, por su acrónimo), un grupo terrorista enaltecido por la guerra en Siria y cuyas consecuencias ya habían previsto, en secreto por supuesto, los responsables del Pentágono al menos dos años antes.

Según los datos recogidos por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una organización con sede en Londres pero que cuenta con una amplia red de informantes en Siria, más de 450 personas fueron ejecutadas por Daesh sólo entre el 28 de marzo y el 28 de mayo de este año.

Las ejecuciones, cuyo balance incluye nada menos que 149 civiles, entre ellos catorce niños y trece mujeres, han sido perpetradas fundamentalmente en las provincias sirias de Al Raqqa, Deir Ezzor, Al Hasakah, Homs, Alepo y Rif Dimahq.

Entre los 149 civiles asesinados destacan 67 habitantes de la ciudad de Tadmur, cinco pertenecientes a una misma familia, seis enfermeras. El balance incluye 296 miembros de las fuerzas del régimen de Bashar al Assad y seis combatientes rebeldes, incluido un comandante.

En total, el Observatorio ha registrado al menos 2.618 ejecuciones desde la proclamación del “Califato” por parte del Daesh en la ciudad iraquí de Mosul, a finales de junio del año pasado. Esta cifra incluye a 1.511 civiles, entre ellos 23 niños y 32 mujeres, que fueron decapitados, fusilados o lapidados en las provincias de Deir Ezzor, Al Raqqa, Al Hasakah, Alepo, Rif Dimashq, Homs y Hama. Al menos 930 de los 1.511 asesinados pertenecían a la tribu Al Shaitaat, del este de la provincia de Deir Ezzor.

El balance incluye al menos 1.511 civiles, entre ellos 23 niños y 32 mujeres, decapitados, fusilados o lapidados

El balance de ejecutados incluye 825 soldados y oficiales de las fuerzas del régimen que habían sido capturados en combate. Asimismo, también figuran 143 combatientes de otros grupos islamistas suníes, como el Frente al Nusra, vinculado a Al Qaeda, que también habían sido capturados en el curso de enfrentamientos armados o en puestos de control de Daesh.  

Un dato muy significativo es la ejecución de al menos 139 miembros de Daesh a manos de sus propios compañeros, que los habían condenado a muerte “por haber excedido los límites que marca la religión y por haber espiado para países extranjeros”. La mayoría de los ejecutados, según el OSDH, habían sido capturados en el momento en que intentaban escapar para volver a sus casas.

El Observatorio ha advertido, en todo caso, de que “la cifra real de personas asesinadas por el Estado Islámico es superior a la documentada por el OSDH porque hay cientos de desaparecidos y detenidos en las prisiones del Estado Islámico”.

Como es habitual, la Información del Observatorio concluye con un llamamiento al Consejo de Seguridad de la ONU para que actúe urgentemente en ayuda del pueblo sirio, “que ha sufrido y sigue sufriendo estas matanzas a diario en las narices mismas de los miembros del Consejo”.

Informe secreto del Pentágono 

Precisamente, la publicación de este informe coincide con la reciente desclasificación de una serie de documentos secretos del Departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono) fechados en agosto de 2012, en los que se reconocía que la estrategia seguida por las potencias occidentales, los países del Golfo Pérsico y Turquía en la guerra civil de Siria estaba contribuyendo no sólo a reforzar los enfrentamientos religiosos entre suníes y chiíes, los primeros en las filas de la oposición y los segundos en las del régimen, sino incluso a la posible proclamación de “un Estado islámico a través de su unión con otras organizaciones terroristas de Irak y Siria”.

Los documentos, que han sido desclasificados a instancias de Judicial Watch (una organización conservadora estadounidense que aboga por la “transparencia” en el Gobierno de Washington), revelan que el Pentágono era consciente de que la guerra civil de Siria había tomado un curso “claramente sectario”.

 

 

“Los salafistas, los Hermanos Musulmanes y AQI (Al Qaeda de Irak) son las principales fuerzas de la insurgencia en Siria”, indica el documento, clasificado como “secreto” y cuyas conclusiones “no han sido evaluadas finalmente por la Inteligencia”. “Occidente, los países del Golfo y Turquía apoyan a la oposición, mientras que Rusia, China e Irán apoyan al régimen”, se lee en el informe.

Pentágono en 2012: «Los salafistas y Al Qaeda son las principales fuerzas de la insurgencia» y «Occidente, los países del Golfo y Turquía apoyan a la oposición»

En este contexto, Al Qaeda de Irak, que “está familiarizado con Siria” porque “entrenó en Siria antes de infiltrarse en Irak (…), apoya a la oposición siria desde el principio, tanto ideológica como mediáticamente”. “AQI ha declarado su oposición al Gobierno de Al Assad porque lo considera un régimen sectario que combate a los suníes”, prosigue el informe secreto del Pentágono.

“AQI, a través del portavoz del Estado Islámico de Irak (ISI), Abu Muhammad al Adnani, ha declarado que el régimen sirio es la punta de lanza de lo que llama la Yibha al Ruwafdh (la Vanguardia de los Chiíes) a causa de su declaración de guerra contra los suníes”, continúa. Por ello, “ha hecho un llamamiento a los suníes de Irak, especialmente a las tribus de las regiones fronterizas entre Irak y Siria, a hacer la guerra contra el régimen sirio, al que considera infiel por su apoyo al partido infiel de Hezbolá y a otros regímenes que considera disidentes, como los de Irán e Irak”.

Pentágono en 2012: «Existe la posibilidad de establecer un principado salafista, y eso es exactamente lo que quieren las potencias que apoyan a la oposición, a fin de aislar al régimen sirio»

En estas circunstancias, asegura el documento del Pentágono, “las fuerzas de la oposición están intentando hacerse con el control de las zonas del este del país (Al Hasakah y Deir Ezzor) adyacentes a las provincias del oeste de Irak (Mosul y Ambar), y de las fronteras con Turquía”. “Los países occidentales, los Estados del Golfo y Turquía están apoyando estos esfuerzos”, manifiesta abiertamente el informe secreto del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Poco más adelante, el informe confidencial indica que las fuerzas de la oposición sirias intentarían “utilizar el territorio iraquí como santuario para sus fuerzas, aprovechando la solidaridad de la población fronteriza”, e intentarían también “reclutar combatientes y entrenarlos en el territorio iraquí, junto a los refugiados sirios”.

Especialmente significativo es el párrafo en el que se lee que “existe la posibilidad de establecer un principado salafista, declarado o no, en el este de Siria (Al Hasakah y Deir Ezzor), y eso es exactamente lo que las potencias que apoyan a la oposición quieren, a fin de aislar al régimen sirio, el cual está considerado una línea de frente de la expansión chií” de Irak e Irán.

 

Un grupo de Daesh en Ambar. En primer plano, uno de sus líderes, el sanguinario Abu Wahid

 

No obstante, el Pentágono admite que “el deterioro de la situación” podría acarrear “duras consecuencias para la situación en Irak”, ya que se crearía “la atmósfera ideal para que AQI recupere sus antiguos enclaves de Mosul y Ramadi” y para que se unifique la yihad en torno a “los suníes de Irak y Siria y del resto del mundo árabe contra lo que consideran el enemigo”. En este contexto, el Estado Islámico de Irak “podría también declarar un Estado Islámico a través de su unión con otras organizaciones terroristas en Irak y Siria” que supondría “un grave peligro” para la seguridad, y se facilitaría «la entrada de elementos terroristas procedentes del conjunto delo mundo árabe en el conflicto de Irak”.

Pentágono en 2012: «El ISIS podría declarar un Estado Islámico junto a otras organizaciones terroristas en Irak y Siria»

El 29 de junio de 2014, el líder del Estado Islámico de Irak y Siria (conocido con el acrónimo ISIS en inglés y Daesh en árabe), Abu Bakr al Bagdadi, proclamó en la ciudad iraquí de Mosul el Califato para el conjunto del mundo musulmán. Al Bagdadi había medrado en el contexto de la guerra civil siria hasta crear el ISIS en abril de 2013, al frente del cual se enfrentó tanto a las fuerzas del régimen de Damasco como a los rebeldes seculares del Ejército Libre Sirio y a los yihadistas del Frente Islámico y del Frente al Nusra. En los territorios que controlaba desde 2013 en el norte de Siria, el ISIS torturaba y ejecutaba y detenía a la gente por fumar, por practicar el sexo fuera del matrimonio o simplemente por disentir.

Todo lo que vino después es bien conocido, con dos frentes abiertos en Siria e Irak y la ocupación de Ramadi (Irak) y Palmira (Siria), entre otras ciudades, desde las bases de Mosul. El informe del Observatorio Sirio de Derechos Humanos muestra la cara más trágica del conflicto, el asesinato de personas a sangre fría, en su mayoría civiles. En cuanto al Pentágono, hay que reconocer que lo clavó. Lo clavó en agosto de 2012 y miró para otro lado, en el mejor de los casos, y con pleno conocimiento de causa.

 Imagen | Wikipedia

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