Activistas ambientales se manifiestan a las puertas del recinto donde se ha desarrollado la cumbre. | Foto: Ecologistas en Acción

Terminan las negociaciones climáticas en Bonn de nuevo sin alcanzar acuerdos ni textos importantes y posponiendo a futuras sesiones decisiones que faciliten nuevos compromisos de los gobiernos en la COP29 de Bakú. El encuentro entre países sólo ha conseguido afianzar el trabajo en materias como el programa de transición justa, mientras falla en obtener textos formales que permitan un avance en las negociaciones en las cuestiones más importantes.

Ecologistas en Acción se ha sumado a las acciones y manifestaciones tanto en el espacio de las negociaciones como en el campamento climático, organizado para unirse al grito de la sociedad civil mundial exigiendo justicia climática y el fin del genocidio en Gaza.

Para Javier Andaluz, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción: «A estas alturas se hace cada vez más evidente la incapacidad de abordar las decisiones importantes que se posponen cumbre tras cumbre. Como se ha manifestado en el plenario final, la emergencia climática no es un juego y, por tanto, no puede seguir respondiendo a los bloqueos estratégicos y a un lanzamiento de acusaciones entre unos y otros». Añade que «en un mundo que este año rompe la barrera de los 1,5ºC, estamos lejos de que los países aborden un cambio sistémico basado en la reducción de las emisiones y en proveer la financiación necesaria. Exigimos el fin de un mundo injusto y colonial en favor de la justicia climática».

Sara Bourehiyi, activista de Ecologistas en Acción, apunta que «es necesario escalar la financiación climática a los países más vulnerables. Los países del Norte global tienen una deuda histórica y ecológica que deben cumplir. No hay excusas, debemos cambiar los flujos financieros. Dejar de financiar la guerra y empezar a financiar la vida. Si queremos lograr el objetivo del 1,5ºC, muchos países del Sur global han señalado la necesidad de incrementar hasta los billones de dólares necesarios para hacer frente a la mitigación, adaptación y para el fondo de pérdidas y daños». Bourehiyi señala que «resulta difícil entender cómo países como EE UU, Japón o algunos de la UE exigen para avanzar que otros países y empresas entren a ser financiadores mientras no han demostrado un auténtico liderazgo haciendo disponible esa necesaria financiación».

Marina Gros, coordinadora del Área de Energía en Ecologistas en Acción, añade que «la situación climática es realmente desastrosa, salimos de estas negociaciones sin unas conclusiones ni ningún avance en el programa de trabajo de mitigación. Esta situación de bloqueo en el trabajo de mitigación es realmente grave. Los países productores de petróleo han parecido olvidar que el objetivo de estas negociaciones es desarrollar soluciones tangibles que protejan la vida de todas las personas, y especialmente las personas vulnerables, de los peores efectos de la emergencia climática». Y recalca que «tal y como ha declarado Brasil en el plenario final, la mitigación y la financiación son dos caras de la misma moneda, dos herramientas que son necesarias para mantener el 1’5 ºC alcanzable y vivo. Necesitamos un compromiso total de los países del Norte global, que pongan los medios necesarios para abandonar los combustibles fósiles cuanto antes. Si seguimos explotando los fósiles, no habrá recursos en el planeta ni económicos ni materiales para pagar las consecuencias de la emergencia climática. La única salida es dejar estos combustibles bajo tierra”.

Nuevo objetivo global de financiación climática

El tema fundamental en la próxima cumbre de Bakú es alcanzar un acuerdo para aumentar la escala de financiación climática necesaria, hacer frente a la emergencia actual y pasar de miles de millones a varios billones en apoyo del Norte al Sur global. Sin embargo, durante las sesiones de Bonn lo único que se ha podido evidenciar son dos bloques: los países empobrecidos, que han exigido una financiación adecuada y urgente. Algunos de ellos, como Sudáfrica, establecen al menos 1,4 billones de dólares anuales, una cifra que aún es suficiente pero supone un paso adicional a los 0,1 billones actuales.

Por otro lado, los países del Norte global se han negado a dar una cifra o incluso valorar las propuestas de otros países. La excusa de necesitar más estudios y datos, o bien de ampliar el número de contribuyentes a este fondo, solo consigue aumentar la desconfianza de los países del Sur global sobre la auténtica voluntad de los países más responsables de la emergencia climática de pagar la deuda climática que el Norte global acumula.

Mitigación y fin de los combustibles fósiles

En cuanto a los temas de mitigación parece que los países productores de petróleo han olvidado que ya se ha cerrado un acuerdo que define con claridad la necesidad de terminar con los combustibles fósiles. A pesar de que en Dubái se pactó la necesidad de acelerar las reducciones de gases de efecto invernadero y de «transicionar lejos» de los combustibles fósiles, estas potencias están bloqueando la aprobación de un programa de trabajo de mitigación que sea capaz de dar cumplimiento a ese compromiso. Durante la cumbre celebrada han sido evidentes los ataques de países como Arabia Saudí, Bolivia o China de evitar desarrollar cualquier medida adicional en materia de mitigación.

Continúa la incapacidad de los países de abordar una reforma de los mercados financieros internacionales o de establecer mecanismos que permitan a los países más vulnerables y empobrecidos apostar por modelos alternativos para reducir las desigualdades. Instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional no pueden ser el centro de la financiación para la mitigación, y menos aún a través de mecanismos que sigan generando más deuda ilegítima. Del mismo modo, los mecanismos de calificación de los Estados o las obligaciones de devolver esa deuda en monedas internacionales impiden el fin de la extracción de los combustibles fósiles a muchos países, tal y como manifestó Colombia en la pasada COP28.

Continúan las falsas soluciones

Ecologistas en Acción ha vuelto a mostrar su rechazo a los mecanismos de desarrollo limpio y los mercados de carbono que siguen debatiéndose bajo el artículo 6 del Acuerdo de París. Dicen que estos mecanismos «no sólo son una trampa para el clima, ya que permiten ocultar el exceso de emisiones de empresas y países, sino que suponen en muchos casos la ocupación de tierras de pueblos originarios y el incremento de las presiones sobre importantes territorios y ecosistemas que actúan como sumideros del carbono».

La organización ecologista señala, asimismo, que siguen persistiendo los «intentos de las grandes empresas petroleras y agroindustriales de usar este espacio para realizar un lavado verde, como ya lo hizo la industria nuclear en Dubai. Unas estratagemas que encuentran y seguirán encontrando un enorme rechazo de la sociedad civil, que denuncia que no pueden ser parte de la solución las empresas y el sistema que ha llevado a la emergencia climática actual».

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