Foto: Aitor Garmendia | Igualdad Animal

Hoy día, el foie gras, aunque se produce mediante alimentación forzada, se percibe como un alimento valioso. Aparece en las mesas de nuestro país sobre todo en periodos festivos o celebraciones importantes, especialmente durante las fiestas navideñas. Y es Europa quien produce, cada año, el 90% del foie gras del mundo, más de 19.000 toneladas, utilizando la práctica de la alimentación forzada.

La organización Igualdad Animal ha hecho publicas nuevas imágenes recogidas en el interior de cinco granjas y un matadero de patos en Francia, que muestran «toda la crueldad de la alimentación forzada que se sigue utilizando para la producción de foie gras». Además pone el foco en Francia, España, Bélgica, Bulgaria y Hungría, los únicos cinco países europeos que continúan produciendo foie gras «y la práctica de la alimentación forzada sigue sin prohibirse, por lo que miles de patos y ocas continúan sufriendo terriblemente», apunta.

Así se produce el foie gras

La alimentación forzada es una práctica utilizada en patos y ocas con el objetivo de «engordar» sus hígados; en los últimos 15 días de su vida en granja, los animales son alimentados a través de un largo tubo metálico, que se introduce por sus gargantas y les administra entre 200 y 400 gramos de alimento varias veces al día.

Esta etapa -llamada de engorde o «gavage» en francés- puede hacer que los animales pasen de pesar 4 kg a 6-7 kg en pocos días. Cuando los patos y gansos están exhaustos y con el hígado enfermo, se les envía al matadero.

Cuando se extrae el hígado de los animales, su tamaño es completamente desproporcionado. El hígado de un pato sano pesa una media de 76 g, mientras que un pato sometido a alimentación forzada tiene un hígado que pesa entre 550 y 700 g, es decir, entre 7 y 10 veces su peso normal.

En realidad, el hígado de los patos y gansos está afectado por una enfermedad llamada esteatosis hepática o NAFLD, acrónimo inglés que significa «hígado graso por causa no alcohólica», y consiste en la acumulación excesiva de grasa dentro de las células hepáticas. De ahí procede el foie gras, que se vende como manjar culinario pero en realidad se produce a partir de animales torturados y enfermos. 

Alimentación forzada en España

La producción de foie gras mediante alimentación forzada ya está prohibida en 18 países: Argentina, Austria, Dinamarca, República Checa, Finlandia, Israel, Turquía, Alemania, Irlanda, Italia, India, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Suecia, Suiza, Los Países Bajos y Reino Unido.  

Tras una campaña de Igualdad Animal, en 2014, el Gobierno de India prohibió también la importación de este producto, convirtiéndose en el primer país del mundo en tomar esta medida. En 2019 fue prohibido en California y la ciudad de Nueva York vetó tanto la producción como la venta.

Sin embargo, Igualdad Animal denuncia que «el Gobierno de España sigue sin mostrar un compromiso claro contra la alimentación forzada y cada año aproximadamente un millón de patos y ocas sufren este maltrato hasta enfermar». Por ello, ha lanzado una campaña exigiendo al nuevo Gobierno «la prohibición de la alimentación forzada con la que pretendemos llegar en breve a las 100.000 firmas», detalla la organización.

Fin a la crueldad

Desde Igualdad Animal consideran que «la práctica de la alimentación forzada es una auténtica tortura para los animales que se someten a ella. El problema no es sólo la violencia de la práctica en sí, sino también la forma en que se crían los patos y gansos y las condiciones higiénicas y sanitarias que se ven obligados a soportar. Estos animales viven su corta vida en cobertizos o jaulas; cuando comienza el periodo de gavage, en los últimos 15 días de su vida, la situación se vuelve despiadada con ellos. De hecho, la alimentación forzada provoca tal crecimiento del hígado que los animales sufren graves problemas con otros órganos internos y problemas respiratorios, los animales enferman y producen una gran cantidad de excrementos sobre los que se ven obligados a vivir».

¿Cómo puede tolerarse? 

Los resultados del último Eurobarómetro, encuesta realizada por la Unión Europea, confirman que una gran mayoría de ciudadanos europeos y españoles, el 91%, desean que se proteja mejor el bienestar de los animales criados para la alimentación. 

Igualdad Animal entiende que «no hay nada más alejado del bienestar animal que la alimentación forzada; Europa debe empezar a responder a sus ciudadanos, y puede hacerlo empezando por aquí, eliminando una práctica tan arcaica y cruel como la alimentación forzada». En este sentido, ha hecho un llamamiento al Gobierno español para que apoye la petición de una prohibición europea de la alimentación forzada en todos los foros necesarios.

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