Susana Marquinez explica cómo viven los animales en los laboratorios y los beneficios de usarlos para investigar enfermedades. Foto: Jorge Navarro. UPV/EHU.

Se dice que la curiosidad de los niños y niñas es infinita. Desde que nacen empiezan a interesarse por todo lo que les rodea. Esas pequeñas personas exploradoras curiosas siempre quieren saber más y más; en definitiva, se puede decir que todos los niños y las niñas nacen con muchas capacidades de un científico.

Nueve alumnas y alumnos de siete años de la Escuela Txomin Aresti de Leioa participaron, junto a sus tutoras Janire Álvaro y Raquel Sevillano, en los cuatro talleres organizados por los Servicios Centrales de Investigación de la UPV/EHU (SGIker). Estos talleres se enmarcan dentro de las actividades de los STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts and Mathematics) del Programa Eskola Sgiker y están dirigidos a despertar el interés de los más pequeños por la actividad científica.

Los pequeños -María, Ander, Garazi, Karla, Haizea, Irati, Alaitz, Eder y Alain- visitaron el edificio Martina Casiano y en uno de sus laboratorios elaboraron jabón utilizando glicerina. También aprendieron los cambios de estado de la materia en función de la temperatura y la composición del color, creando ellos mismos divertidos jabones con glicerina.

El alumnado de Txomin Aresti eskola observó diferentes materiales a través del microscopio. Foto: Jorge Navarro. UPV/EHU.

Impresionada por la magnitud del laboratorio y de sus utensilios, Haizea avanzó que pediría a Olentzero un “laboratorio de juguete”. Ella y sus compañeros crearon jabones en forma de peces y cangrejos de colores. Mientras el jabón tomaba la forma definitiva, los estudiantes se dirigieron al laboratorio adyacente para ver, a través del microscopio, algunas de las sustancias que usamos en el día a día, como, por ejemplo, el azúcar. Los pequeños granos de azúcar parecían grandes bloques de hielo bajo el microscopio; todos se quedaron boquiabiertos.

Aún no hay ningún telescopio en el edificio Martina Casiano, pero sí laboratorios para explicar de forma divertida y práctica el concepto de cromatografía. La cromatografía es una forma de separar una mezcla de sustancias químicas y se aplica a todas las ramas de la ciencia. El joven alumnado de la escuela Txomin Aresti realizó una colorida práctica para entender el concepto: el desplazamiento de tinta de rotulador con alcohol en el tejido de una camiseta. Así, tuvieron la oportunidad de personalizar con colores las camisetas blancas que llevaron los niños y las niñas. María y Garazi indicaron que estaban “deseando” mostrar las camisetas y los jabones a sus compañeros que no habían podido venir a la universidad.

Aitor Larrañaga explica las propiedades de los cristales a los niños y niñas. Foto: Jorge Navarro. UPV/EHU.

Buen científico o científica

A continuación, se les explicó cómo viven los animales en los laboratorios y los beneficios de usarlos para investigar enfermedades. A través de un bonito cuento se les contó la importancia que tiene el uso de los animales para la investigación.
Cinco horas de visita que quizá no despertarán vocaciones científicas entre los niños y las niñas, aunque María, Ander, Garazi, Karla, Haizea, Irati, Alaitz, Eder y Alain demostraron curiosidad, interés, motivación y habilidades exploratorias y experimentales. Capacidades todas ellas de un buen científico o científica.

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