El presunto cabecilla de la trama asegura que la mala relación del actual presidente del PP con un asesor de Aznar propició el fin de los manejos de Génova con la red. Ese asesor, Antonio Cámara, fue colocado por la Gürtel en 2004 y está ahora encausado por las tarjetas black. Correa señala directamente a los Ministerios de Fomento (Arias-Salgado y Cascos) y Medio Ambiente (Tocino, Matas y Elvira Rodríguez) del ‘aznarismo’, así como a las grandes constructoras del país: OHL, ACS y Dragados.

Francisco Correa asegura que la trama que presuntamente montó para amañar concursos públicos junto a políticos del PP dejó de trabajar a nivel nacional con el partido en 2003-2004, cuando se produjo el ‘traspaso de poderes’ entre Aznar y Rajoy. Lo afirmó en sede judicial el jueves, aduciendo “falta de química” del actual presidente popular con el número dos de la Gürtel, Pablo Crespo, y lo ratificó este viernes, si bien cambiando su versión.

Correa colocó a Cámara «a petición de Agag», yerno de Aznar, tras el desalojo del PP del Gobierno (2004)

Correa introdujo un nombre, el de Antonio Cámara, para explicar la ruptura con Génova. No es que Rajoy quisiera acabar con ciertas dinámicas que se encontró ni que recelara de Crespo, sino que una animadversión personal hacia Cámara le llevó a apartar a Correa y toda su organización. El principal encausado en el juicio que estos días celebra la Audiencia Nacional hizo “memoria” la noche del jueves al viernes y reparó en ese detalle. Si dota así a su versión de mayor coherencia o no es algo que tendrá que valorar el tribunal.

¿Quién es Antonio Cámara? Pues un asesor de Aznar, que trabajó en Moncloa como secretario personal del presidente del Gobierno y fue colocado por Correa en su entramado empresarial cuando el PP abandonó el Ejecutivo (2004). Lo hizo “a petición de Agag”, el yerno de Aznar, y fue el movimiento que llevó al nuevo líder popular, Mariano Rajoy, a renegar de la red. Cámara “tenía graves problemas con Rajoy y con la gente de Rajoy”, aunque Correa no da más detalles sobre esos problemas. El exasesor de Aznar también logró un puesto en Caja Madrid, gracias a Miguel Blesa, y fue beneficiario de una de las tarjetas black por cuyo uso debe responder en el juicio que también tiene lugar actualmente en la Audiencia Nacional.

Fomento y Medio Ambiente

En su segunda jornada de declaración, Correa ofreció información adicional sobre sus relaciones con el aznarismo. Citó dos Ministerios, los de Fomento y Medio Ambiente, como instituciones a las que Luis Bárcenas recurría para conseguir adjudicaciones para la Gürtel a cambio de comisiones. Los titulares de Fomento esos años fueron Rafael Arias-Salgado (1996-2000) y Francisco Álvarez-Cascos (2000-2004). Por Medio Ambiente pasaron Isabel Tocino (1996-2000), Jaume Matas (2000-2003) y Elvira Rodríguez (2003-2004).

Cascos fue, además, secretario general del PP de 1989 a 1999, aunque Correa se cuidó mucho de desvincularle de toda sospecha. Aseguró que las siglas P.A.C., que aparecen en sus documentos como receptoras de comisiones, no corresponden a Cascos, sino a él mismo o a Pablo Crespo. No recuerda a quién exactamente, solo que “no es Paco Cascos”. La Fiscalía se malicia lo contrario. El acusado sí confirmó las sospechas sobre el resto de siglas de los papeles: L.B. (Luis Bárcenas), J.S. (Jesús Sepúlveda), G.G. (Gerardo Galeote), J.M. (Jesús Merino) y P.C. (Paco Correa).

El presunto cabecilla regaló tres coches de lujo a Sepúlveda y alardea de haber tenido «25 palcos» en el Calderón

Aclarado que “la incorporación de Cámara” motivó el choque con Génova, que explicó sin ser preguntado por ello, el presunto cabecilla de la Gürtel ofreció más detalles sobre su modus operandi. Así, declaró que regaló numerosos viajes personales, fiestas y tres coches -dos Range Rover y un Jaguar- al exalcalde de Pozuelo y exmarido de Ana Mato, Jesús Sepúlveda, y un palco en el estadio Vicente Calderón al exregidor de Majadahonda, Guillermo Ortega. Las dádivas al primero las justifica porque era “un gran cliente”, ya que le proporcionaba negocios muy rentables en su condición de responsable de campañas electorales del PP. Respecto al abono del Calderón, le resta importancia porque llegó a tener “veinticinco palcos” y su costumbre era ser generoso con quien le concedía oportunidades de negocio.

Correa fue más allá y apuntó a los presuntos corruptores. Entre las empresas que pagaban comisiones del 2% y 3% a cambio de adjudicaciones están tres de las entonces principales constructoras del país: OHL, ACS y Dragados. Las dos primeras -Dragados se integró en el grupo ACS en 2003- anunciaron sendas querellas contra el acusado y negaron haber participado en la trama.

Correa, que se dijo “cómodo” con el trato de la Fiscalía, dejó algunas perlas más -“[El Bigotes y Sepúlveda] iban día sí y día no a La Trainera a comer angulas”, “estoy reconociendo hasta el límite y me estoy esforzando”-, aunque poco más de relieve. El lunes continuará dando una versión que por ahora exonera de toda responsabilidad directa a Rajoy y pone el foco en la Administración Aznar. Ocurre que el presidente del Gobierno en funciones lleva en la cúpula del PP 26 años y los partidos de la oposición entienden que debe responder políticamente por la trama. El Ejecutivo considera lo contrario. Su portavoz, Soraya Saénz de Santamaría, fue contundente al afirmar que la Gürtel no debe entorpecer la reelección de Rajoy: “Estamos hablando de dar un Gobierno para el futuro y aquí se están juzgando unos hechos del pasado”.

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