“Ser arriesgados, tomar decisiones rápidas y asumir que el mundo cambia cada día”. Así de contundente define Jesús Rebollo, country manager de Just-Eat en España, cómo debe ser una startup para afrontar los actuales retos que presenta la sociedad.

Esa contundencia sobre cómo debe ser una startup se convierte en silencio ante la pregunta de si existe una cierta burbuja en este ecosistema de mercado. Se frota las manos, mira al techo y las palabras no acaban de llegar. “No estoy seguro de si existe una burbuja o no”. Para curarse en salud, Jesús dice que “todo el mundo habla de que sí, de que se están pagando múltiplos y ratios un poco exagerados”. Sea como sea, hace una aclaración. “Al final la diferencia es el objetivo: crear una startup para venderla, o si quieres montar una empresa para darle 10 años de vida y dotarle de un valor a la sociedad”. Además, cree que hay un factor muy importante en esa primera parte generadora de burbujas, y es que se trata de un mercado muy facilitador para que existan este tipo de empresas sobredimensionadas.

Reconoce en este sentido que hay muchos casos en España. Startups que emergen como un volcán, tienen notoriedad y buscan hacerse atractivas. Pero también reconoce (y presume) de que Just-Eat está lejos de todo eso, y que nunca ha sido su objetivo. Lo dice una y otra vez, “nosotros somos y queremos seguir siendo una startup pero por un concepto de cultura”. Los motivos del porqué los tiene muy claros: “Innovación, muchas horas de trabajo, mentalidad empresarial abierta y fresca”. Jesús cree que todo debe situarse en un escenario continuo de “prueba y error”.

El hueso está agarrado y no hay que soltarlo. ¿Just-Eat es empresa o startup? Lógicamente la denominación social de startup no existe. Todo son empresas. Pero el juego de las percepciones está en marcha. “No es que queramos ser una startup, es que es nuestro ADN”.

En busca de ese ADN

Con más de 3.000 restaurantes adheridos, y más de 500 ofertas de restaurantes en la plataforma, Just-Eat se ha convertido en una de las opciones preferida de los internautas para pedir comida a domicilio a través de la red. Además, presumen de estar presentes en casi el 90% del territorio español, lo que imprime una gran cercanía para poder llegar a más clientes.

En este contexto, Just-Eat ha estado creciendo a triple dígito (más del 100% algunos años) desde su llegada a España hace 5 años. Sin datos concretos, por política de empresa, una de las grandes noticias del grupo a nivel internacional fue la exitosa salida a Bolsa de la compañía en Reino Unido justo hace un año alcanzando en ese momento inicial una valoración de 1.770 millones de euros. Eso ha generado que se convierta en la empresa con mayor capitalización bursátil del mundo en el segmento de los envios envíos de comida online, estando en estos momentos ya por encima de los 2.000 millones de valoración. Por lo que respecta a los ingresos (como grupo) han aumentado un 62% hasta cifrarse en 213 millones de euros y los beneficios se han disparado un 131%, alcanzando los 44,38 millones de euros. 

Con más de 3.000 restaurantes en toda España, son la gran referencia del sector cuando se trata de pedir comida online a través de la red

Y lo cierto es que algunos datos impresionan. Comenta Jesús que a nivel tecnológico apuestan por la mayor simplicidad en la web, pero deja caer que durante el pasado Mundial de Fútbol llegaron a tener 400.000 pedidos de comida, teniendo en cuenta que a finales del año pasado gestionaban unos 200.000 pedidos al mes. Por lo tanto, afirma que en esos casos deben tener el mejor soporte técnico posible para aguantar esos picos.

Hablando precisamente sobre las personas que trabajan en Just-Eat cuando hacen procesos de selección (Jesús habla de “reclutar personal”, pero suena muy rígido), tienen unos objetivos muy definidos: debe ser una persona dinámica, ambiciosa, sin miedo al fracaso y con gran capacidad para generar nuevas ideas cada día. Comenta que se trata de un segmento donde no existen los planes a seis meses vista, y que por lo tanto debe ser gente preparada para reinterpretar todo en menos de dos semanas, por ejemplo.

Un sector con mucho margen

Sin duda la mentalidad es muy importante, ¿pero cómo está todo esto de los pedidos de comida a domicilio? ¿Se puede hacer negocio? ¿Y crecer? Según Jesús Rebollo, de manera tajante, sí. De hecho asegura que “es un sector que está empezando ahora mismo”. Esto quiere decir a que los analistas todavía lo sitúan con “perspectiva de crecimiento” dentro del mercado. Asimismo, confirma que todavía no han llegado al “máximo grado de madurez”.

Bien es cierto que el envío de comida a domicilio lleva más tiempo entre nosotros, y eso también implica que su crecimiento ahora es menor. Pero “todo lo que tiene que ver con internet está en plena explosión”, por eso desde Just-Eat se frotan las manos ante la posibilidad de que la gente monte como rutina coger el smartphone y pedir una pizza a través de su app.

Nuestro crecimiento va ligado a nuestra manera de vivir”. La sociedad en su conjunto se ha convertido en móvil y eso es lo que explotan desde la compañía. Para Jesús hay tres factores fundamentales que les mantiene a flote para seguir creciendo: “Comodidad, falta de tiempo y servicio instantáneo”. Además, eso lo asocian a la perfección con un “cambio de mentalidad”.

Jesús quiere cambiar las tornas y pregunta cómo compra la gente hoy un billete de tren. Sin nada que alegar, la sociedad ha cambiado, pero comer sigue siendo un placer. Otro factor que también destaca el country manager de Just-Eat: “nos encanta comer”. Por eso, la clave está en facilitar ese acceso de la comida a la gente.

Un negocio rentable a ambos lados

Toca hablar de dinero e imagen corporativa. Hay comentarios negativos en la red hacia Just-Eat (su plataforma y restaurantes), existen y nadie los puede ocultar. Por eso, rápidamente Jesús señala al otro lado del ventanal y contesta que “más de la mitad de las personas en Just-Eat se dedican a trabajar con los restaurantes para controlar el asunto de las opiniones, llamar a los usuarios y tener una relación directa con dichos restaurantes para que el servicio sea el mejor posible”. Asegura que hacen miles de llamadas al mes para que el usuario tenga la mejor percepción.

Además, no le gusta echar balones fuera (pese a que podría), y añade que “si alguien tiene una mala experiencia es nuestra culpa. Aunque el restaurante lo haga mal, el cliente ha depositado su confianza en nosotros y tenemos que controlarlo. Por eso, si hay un restaurante que sistemáticamente lo hace mal, se le echa de la plataforma”.

En cuanto a los que llevan la comida, Jesús cuenta que asociarse por parte de los restaurantes es libre. Luego el posicionamiento dentro de la web depende de las opiniones y valoraciones de los usuarios. Asegura que ellos no intervienen, salvo en los casos de nuevas altas, donde echan una mano para que el restaurante tenga mayor visibilidad. De todas maneras ganan todos. Aunque el coste de alta son 300 euros, asegura que “con dos buenos fines de semana, ya lo ha recuperado”.

Un futuro diferente

En estos momentos Just-Eat oferta 21 tipos de cocinas diferentes, ganando la china, italiana y japonesa. Desde su posición creen que todo son ventajas para los clientes y los propios restaurantes. Además, Jesús manifiesta que las puertas están abiertas a cualquier restaurante, no importa su clase ni condición.

Toca hablar del futuro. Pero lo despacha en 23 palabras: “Nuestro futuro es genial, es un mercado en crecimiento que prácticamente le hemos creado nosotros. Así que el futuro no puede ser mejor”.

Ofrece una cifra muy elocuente. “Empezaron 39 personas, ahora mismo hay 93”. Parece claro que la intención es de seguir creciendo. Se acaba la cobversación, tiene que volver a la reunión en la que estaba justo antes de empezar la charla, cosas de la cultura en una startup, no hay muchos momentos para no estar trabajando.

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