La entidad catalana ha conseguido vencer la resistencia de los pocos opositores que quedaban a su opa en BPI. La junta de accionistas del banco portugués ha decidido aceptar una condición sine qua non para que CaixaBank, con un 45,16% de las acciones de la firma lusa, lanzara su oferta: eliminar la limitación de voto, por la que cualquier participación accionarial por grande que fuera no podía tener un peso en las votaciones por encima del 20%.

A la tercera va la vencida. Después de que la reunión de los inversores se retrasara en dos ocasiones, la junta por fin se ha plegado a los deseos de la entidad presidida por Jordi Gual y ha vencido la resistencia del inversor Tiago Violas Ferreira. Sus recursos ante los tribunales del país vecino para mantener el voting cap y, por ende, la identidad portuguesa de BPI han retrasado pero no han anulado el movimiento de CaixaBank.

Una vez soslayado el límite de voto, CaixaBank puede completar la oferta de adquisición de la totalidad de los títulos de BPI, en cuyo accionariado la entidad catalana lleva desde finales del siglo pasado, tal y como ha recordado el consejero delegado de la antigua caja, Gonzalo Gortázar.

«La opa sobre BPI viene de una situación histórica; tenemos una inversión desde hace más de 21 años, con una relación magnífica», ha indicado Gortázar en un evento antes de que concluyera la reunión de los accionistas de BPI en Oporto. El banco luso, que «ha hecho un buen trabajo» en un entorno complicado según Gortázar, se enfrenta a desafíos comunes al resto de bancos de la Eurozona pero también, en particular, a una situación de concentración de riesgos.

«Estamos hablando de una situación de alguna forma heredada», ha dicho el consejero delegado de CaixaBank, ante la cual el banco ha presentado la que consideran «la mejor solución», la toma de control de BPI.

Compras dentro, en vez de fuera

Gortázar ha subrayado que esta presencia de CaixaBank en el extranjero es una excepción a su enfoque exclusivo en el mercado español. «Operar bancos en distintos países genera una complejidad elevadísima», ha defendido en una charla organizada por ESADE.

Para este directivo es fundamental que los bancos mantengan un «estricto control de costes»; Gortázar ha afirmado que para él los riesgos son «sacrosantos» y que ha visto cómo muchas entidades fracasaban porque «han crecido sin control, en personas y en territorios».

«Las operaciones transfronterizas son más difíciles», ha resumido el consejero delegado de CaixaBank, que no cree en una reactivación de las compras de entidades en el exterior. «Las sinergias en operaciones transfronterizas son obviamente menores y por lo tanto creo que el peso en la balanza no es suficiente para lanzarse a esa aventura», ha asegurado. «Eso no quiere decir que no haya excepciones. Puede haber operaciones de este tipo pero no creo que sea la tendencia en los próximos 2 o 3 años».

Sin embargo, las compras sí tienen sentido en España. Según el ejecutivo de CaixaBank, todavía se puede producir una consolidación adicional en el sistema bancario doméstico, esto es, que haya más fusiones entre entidades. En este sentido, existe un «caldo de cultivo» en el sector que favorece los movimientos de integración.

Este proceso no es tan urgente como antes de la crisis, ha matizado Gortázar, por lo que lo más probable es que las operaciones se completen «sin agobios, con calma, en el medio o largo plazo».

El discurso de Gortázar da idea de las pocas ganas que tiene CaixaBank de repetir una odisea como la de BPI, pero también deja la puerta abierta a algún cortejo a otras entidades de España.

Foto: Efe

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