Las previsiones apuntan a olas de calor y sequías con mayor frecuencia e intensidad que harán cada vez más difícil garantizar suficiente agua para la población. Foto: WWF

Mientras Europa padece su verano más crítico tras sufrir olas de calor y sequías históricas que han dejado los ríos en niveles mínimos, un nuevo análisis revela datos poco halagüeños.

Según WWF, «Europa será aún más propensa a las sequías y a la escasez de agua, y ofrece una imagen clara de las regiones con mayor riesgo, especialmente el sur del continente. En 2050 se espera que, en Grecia, el 82% de su población y su PIB podrían depender de zonas con riesgo alto o extremo por falta de agua».

Por otro lado,  el 75% de la población y el PIB de España podrían enfrentarse a un riesgo alto, mientras que se prevé que las ciudades de Sevilla, Granada, Córdoba y Murcia sufran el mayor riesgo de escasez del continente en 2050″. 

Las previsiones climáticas apuntan a olas de calor y sequías con mayor frecuencia e intensidad debido al cambio climático, que harán cada vez más difícil garantizar suficiente agua para la población.

Un nuevo modelo de gestión del agua  

Por ello piden un cambio profundo hacia un nuevo modelo de gestión del agua en nuestro país, en el que la demanda se ajuste a los recursos disponibles, y así garantizar agua para la naturaleza y las personas. 

«Los gobiernos, administraciones, y empresas deberían sentir vergüenza al seguir haciendo la vista gorda ante estos riesgos recurrentes y basando cada vez más su planificación y economía en el uso mayor del agua, como si estos riesgos se fueran a resolver por sí solos pero que no lo harán por falta de medidas contundentes», según manifiesta la organización.

A pesar de que un 75% del territorio nacional  está en peligro de sufrir desertificación, «España ha apostado en sus planes hidrológicos por un modelo de gestión del agua que prioriza el uso de este recurso para los cultivos de regadío intensivo e industrializados que consumen el 80% del agua».

Esta  gestión hídrica «suicida» y la sobreexplotación de los recursos han llevado de nuevo a que los embalses nacionales estén a mínimos históricos. De hecho, han descendido hasta el 37,9% de su capacidad total, la peor marca desde 1995.

«Esto demuestra el fracaso de la modernización de regadíos llevada a cabo desde 2005, con la supuesta finalidad de ahorrar agua para las cuencas, y habiendo aumentado la superficie regada en un 11%».

WWF también denuncia que además «en aquellas zonas donde no existe agua disponible en ríos y embalses, se hace uso del agua subterránea, poniendo en peligro las reservas de agua del futuro, a pesar de que existen más de 80 acuíferos que actualmente se encuentran sobreexplotados».

Casi 1 millón de pozos ilegales

El robo del agua en España es otro de los escándalos que no contribuye a mejorar la situación. En estos momentos, se riega «con agua extraída ilegalmente una superficie similar a 1,5 veces la ciudad de Madrid, más de 88.000 hectáreas, en cuatro de los acuíferos más importantes y sobreexplotados de España». Estos afectan a espacios naturales como Daimiel, Doñana, Mar Menor y ríos alimentados por el acuífero de Los Arenales. Además, se estima que existen hasta casi un millón de pozos ilegales, haciendo que España sea el país con mayor sobreexplotación de agua de Europa.

Llamamiento a las Administraciones

Ante este panorama, WWF ha solicitado a las Administraciones, principalmente al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, pero también al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y las diferentes comunidades autónomas, «que den un giro radical en la gestión del agua e impulsen un nuevo modelo que reduzca las demandas del regadío a los recursos realmente disponibles». También que apuesten por el ahorro a través de nuevas tecnologías para garantizar la seguridad hídrica.

Inciden en la idea de que «los trasvases y los embalses no son la solución para la escasez. Necesitamos otro modelo de producción que deje de invertir en intensificar y realizar nuevos regadíos, que apoye los cultivos de secano, como una opción más sostenible, y persiga y erradique el robo del agua. Además, necesitamos invertir en soluciones basadas en la naturaleza para mejorar la salud de los ríos, humedales y acuíferos y hacerlos más resilientes a los efectos del cambio climático».

Asignatura pendiente en Europa

Hoy, el 60 % de los ríos, humedales y acuíferos de Europa están en mal estado, mientras en España más del 40% tampoco están en buenas condiciones. En este sentido, WWF apunta que «la política de agua del MITECO mostrada hasta ahora no se ha enfocado hacia la solución, a pesar de la obligación legal de la Directiva Marco comunitaria del Agua para los Estados miembros, que establece la protección y restauración de las masas de agua dulce para garantizar la obligación de que todas alcancen un buen estado para antes de 2027».

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