Una niña sale de un retrete hecho sobre pilares de madera, donde los residuos se vierten directamente en una fuente de agua abierta en Mumbai, India. Foto: UNICEF/Manpreet Romana

«La vida sin retrete es sucia, peligrosa e indigna», ha afirmado António Guterres. «No obstante, 3600 millones de personas siguen viviendo sin un saneamiento gestionado de forma segura, lo que supone una amenaza para su salud, es perjudicial para el medio ambiente y obstaculiza el desarrollo económico”, ha explicado.

La temática sobre la que gira el Día Mundial del Retrete 2022 propone «Hacer visible el recurso invisible», que se centra en los efectos de la crisis del saneamiento en las aguas subterráneas, ya que un sistema de saneamiento inadecuado puede correr el riesgo de esparcir los excrementos humanos en ríos, lagos y suelos, contaminando así los recursos hídricos subterráneos.

Sin embargo, parece que este problema es invisible porque sucede bajo tierra y en las comunidades más pobres y marginadas. Poner en riesgo el agua subterránea es poner en riesgo la fuente de agua dulce más abundante del mundo que apoya el suministro de agua potable, los sistemas de saneamiento, la agricultura, la industria y los ecosistemas.

A medida que el cambio climático empeora y las poblaciones crecen, el agua subterránea es vital para la supervivencia humana. Por eso, el mensaje central es que el saneamiento gestionado de manera segura protege las aguas subterráneas de la contaminación por excrementos humanos.

La falta de un saneamiento adecuado también puede ser letal. Cada día, más de 700 niños menores de cinco años mueren de diarrea relacionada con la falta de agua y saneamiento, según datos de la ONU. 

Saneamiento resistente al cambio climático

Ahora, el objetivo es romper tabúes y hacer del saneamiento para todas las personas una prioridad del desarrollo mundial. En este sentido, el Secretario General ha recordado que «los retretes salvan vidas e impulsan mejoras en la igualdad de género y en la sociedad en su conjunto».  

“La historia nos enseña que es posible progresar rápidamente», ha dicho Guterres. «Muchos países han transformado sus sistemas de salud centrándose en las instalaciones sanitarias y asegurando que todo el mundo tenga acceso a retretes. Por ello ha instado a la inversión urgente y a gran escala, así como a la innovación en todas las fases de la cadena de saneamiento, desde los aseos hasta el transporte, la recogida y el tratamiento de los residuos humanos».

El saneamiento debe resistir el cambio climático. De ahí que los retretes y los sistemas de saneamiento deben construirse o adaptarse para hacer frente a fenómenos meteorológicos extremos, de modo que siempre presten servicio y las aguas subterráneas queden protegidas.

A pesar de que el acceso al saneamiento es un derecho humano reconocido por las Naciones Unidas, todavía se precisa cuadruplicar las inversiones para garantizar que todas las personas tengan acceso al agua y sanemiento para 2030, como lo plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Finalmente, Antonio Guterres ha puntualizado que «por cada dólar invertido en retretes y saneamiento, se consigue ahorrar hasta cinco dólares en gastos médicos, mejor salud, mayor productividad, educación y empleo».

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