Los datos que recaba Telefónica de sus clientes son valiosos, qué duda cabe. Los azules saben dónde están sus usuarios en cada momento, cuánto se pueden permitir, si son buenos pagadores… Todos ellos, elementos valiosos para terceras partes interesadas en hacerse con información de calidad sobre el público español.

Las compañías minoristas pueden aprovechar esos datos para saber cuántas personas han pasado delante de un local y de qué perfil adquisitivo. Los partidos políticos pueden imaginarse dónde resulta más conveniente poner un punto de información de cara a unas elecciones para propagar el mensaje entre un público relevante y que se extienda como la pólvora. Las entidades financieras pueden utilizar los datos de consumo y de pagos para completar perfiles crediticios. La iniciativa Smart Steps de Telefónica utiliza ya los datos anonimizados y agregados de los clientes para grandes proyectos, algunos de ellos muy interesantes como este caso en el que se utilizó la tecnología para intentar resolver problemas de tráfico en la localidad británica de Newark.

En realidad, que Telefónica habilite una plataforma para que los usuarios podamos determinar cómo se utilizan nuestros datos, si pensamos en este tipo de cosas, es una medida importante que tanto la Agencia Española de Protección de Datos como las de defensa de los consumidores podrán valorar positivamente.

Google, por ejemplo, cuenta con una plataforma que te permite bloquear publicidad de determinados anunciantes, controlar tus elecciones en esta materia, modificar los datos públicos que la compañía puede mostrar sobre ti en un momento dado o deshabilitar la cookie de DoubleClick, entre otros servicios. Así, Telefónica está siguiendo, en parte, un camino ya recorrido.

Lo que no está tan claro es qué datos de Telefónica son relevantes para las empresas de Internet, los llamados OTT. Por más que la compañía haya hablado de cómo el objetivo es hacer que los clientes de la operadora saquen más partido de su relación con estos agentes, la duda está en qué diantres aportan los datos de Telefónica a empresas como Google, Facebook, Uber, Snapchat u otros agentes.

José María Álvarez Pallete explicó a la prensa que la compañía está trabajando en diez casos de uso de datos, pero ninguno de los expertos consultados acierta a imaginar de cuáles estamos hablando. Todo está más claro si hablamos de la relación Telefónica-datos-clientes, pero se vuelve borroso cuando introduces en la ecuación a los OTT.

Porque los OTT son capaces de captar sus propios datos. Google, por ejemplo, es capaz de acceder al registro de llamadas del usuario a través de Android, y la relación con el correo electrónico es clave para su oferta de asistente digital Google Now. Si tienes que coger un vuelo, Google es capaz de encontrar los datos en tu correo y buscar la tarjeta de embarque entre tus mensajes, el tráfico que hay hasta el aeropuerto en Google Maps, y la información de vuelo de Aena. Y toda esa información está cifrada de extremo a extremo, de manera que Telefónica ni el resto de operadores tienen acceso a ella.

Fuentes consultadas de varias empresas punteras de Internet manifestaron su curiosidad por cómo piensa Telefónica implantar su «cuarta plataforma» y valoraron positivamente la transparencia en datos, si bien no acaban de entender qué pintan ellos en todo esto. Porque Telefónica podría suponerles algún problema pero sólo si ellos necesitasen algo de ella. No hay cuello de botella si hablamos de dos botellas distintas.

Esto no quiere decir que no tengan cierta preocupación. Todo el panorama competitivo podría cambiar mucho en caso de que prosperen las visiones de Francia y Alemania sobre el cifrado de extremo a extremo. Si se elimina, el operador sabrá mucho más de sus clientes. En realidad, cuando Vodafone habla de controlar la publicidad que llega a sus clientes, es algo que afectará únicamente al tráfico no cifrado, que no pertenece a los grandes grupos de Internet.

Otra cosa es que Telefónica lleve a cabo labores de concienciación sobre el uso de los datos. Por ejemplo, subrayando qué aplicaciones que no se están utilizando en un momento determinado siguen consumiendo datos sin que el cliente lo sepa. Eso son cosas que sí puede controlar Telefónica desde el lado de la red.

Si el cifrado desaparece y los operadores vuelven a tener más visibilidad sobre el tráfico que transita por sus redes, no sólo será mucho más importante implantar un procedimiento de transparencia, sino que la capacidad de operadores como Telefónica de afectar las actividades de los grandes de Internet será mucho mayor que a día de hoy.

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