El 20% de los adultos que viven en España se sienten solos en este momento y el 13,5% sufren soledad crónica, según evidencia un estudio de Fundación ONCE y Fundación AXA realizado en el marco del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES) y presentado este lunes en Madrid.

Titulado «Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024», el trabajo actualiza en cierto modo el presentado en 2015, «La soledad en España», y en 2022, «Estudio sobre la percepción de la soledad no deseada», que analizaba el fenómeno del aislamiento involuntario en España, deteniéndose más en las diferentes franjas de edad.

El barómetro actual apunta que existe una soledad crónica o de larga duración, que el aislamiento involuntario afecta algo más a mujeres que a hombres, que está especialmente extendido entre la juventud y, como dato positivo, que hay esperanza: «es un problema reversible que tiene solución», apunta, si las administraciones lo consideran una «cuestión prioritaria» y el conjunto de la sociedad «una responsabilidad compartida».

El objetivo del estudio es identificar la incidencia de la soledad no deseada, indagar en las posibles causas o correlaciones y conocer la opinión de la población sobre el fenómeno del aislamiento involuntario. 

Para lograr este propósito, se han realizado un total de 2.900 entrevistas telefónicas a residentes en España mayores de 18 años con preguntas sobre su perfil (sexo, edad, nivel educativo, situación laboral, hábitat, estado de salud, discapacidad u otras cuestiones) para comparar así los resultados de las personas que se sienten solas con las que no manifiestan este sentimiento.

El estudio

Con todos los datos obtenidos, el «Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024» concluye que el aislamiento involuntario es en este momento «un problema persistente», ya que dos de cada tres personas (67,7%) que confiesan estar en esta situación llevan conviviendo con ella desde hace más de 2 años y un 59% desde hace más de tres. Esto significa que en España la soledad crónica (personas que sufren soledad desde dos o más años) se sitúa en el 13,5% de la población.

En la misma línea, el trabajo constata que incluso las personas que dicen no sentirse solas en este momento (80% de la población) han experimentado sentimiento de soledad alguna vez (63%), lo que significa que siete de cada diez personas han sufrido soledad no deseada en alguna etapa de su vida, sea en la actual o en el pasado. Teniendo en cuenta la intensidad, la mitad de la población (49,3%) sufre soledad no deseada en el presente o ha sufrido soledad de manera intensa en el pasado.

Pese a todo esto, los autores del informe afirman que «la soledad tiene solución en muchos casos», como demuestra el dato de que el 50,4% de la población se ha sentido sola en mayor o menor medida en alguna etapa de su vida, pero no en el momento presente.

Por otra parte, el estudio, realizado por la consultora Fresno, the right link, confirma que la soledad es algo más frecuente en las mujeres (21,8%) que en los hombres (18%) y entre los jóvenes más que entre los mayores.  No obstante, matiza que las diferencias entre aislamiento involuntario entre ellas y ellos se observan, sobre todo, en determinados perfiles. Así, son especialmente amplias a partir de los 55 años, en los niveles educativos más bajos y en los núcleos urbanos.

Apunta igualmente que la soledad, más allá de la experiencia subjetiva de sufrimiento, está relacionada con muchos otros problemas. Así, la prevalencia del aislamiento involuntario es mucho más elevada entre las personas que tienen dificultades en otras áreas, como el de la salud, la economía, el desempleo o el de la discapacidad.

Ahora bien, el trabajo subraya que existen factores que además de una mayor prevalencia implican una mayor probabilidad de sufrir soledad no deseada, como tener dificultades económicas, origen extranjero, vivir con un problema de salud mental, ser joven o estar en desempleo teniendo entre 30 y 54 años.

Así, tener una salud muy mala, mala o regular implica una probabilidad 3 veces mayor de sufrir soledad no deseada y vivir con un problema de salud mental, diagnosticado o no, en 2,4 veces.

En la misma línea, el informe evidencia que entre las personas con discapacidad la prevalencia de soledad no deseada es 30 puntos superior a las que viven sin discapacidad (50,6% frente a 19,1%). Las mujeres con discapacidad afirman padecer soledad no deseada en mayor proporción que los hombres (54,3% frente al 45,7%).

Relaciones sociales

Otro factor importante vinculado a la soledad no deseada es el de las relaciones sociales. En este sentido, el barómetro 2024 señala que la cantidad, calidad y presencialidad de las relaciones, especialmente de amistad y familia, son «muy relevantes» para la soledad. Así, la proporción de personas que no cuentan con apoyo en caso de necesitarlo es el triple entre quienes sufren soledad no deseada que entre quienes no la sufren (17,9% frente a 6,6%).

Igualmente, el texto pone de manifiesto que el grado de satisfacción con la cantidad de relaciones familiares y de amistad es una circunstancia clave para la soledad no deseada. De esta forma, más de la mitad de las personas que sufren soledad no deseada afirman tener menos relaciones familiares y de amistad de las que quisieran, un 53,3% y un 63,2%, respectivamente. Sin embargo, entre quienes no sufren soledad no deseada este porcentaje no llega a la cuarta parte (24,3% y 21,7%, respectivamente). Los ciudadanos con una menor cantidad de relaciones de amistad que las deseadas tienen una mayor prevalencia de soledad (41,9%) que los que tienen una menor cantidad de relaciones familiares (35,3%).

A este respecto, el barómetro ahonda también en cómo son los encuentros con familiares y amigos de la población, personales o virtuales, y concluye que las relaciones sociales online son más frecuentes entre las personas que sufren soledad que entre las que no la sufren.

No obstante, el estudio señala que independientemente de la vida social, «el núcleo de convivencia es clave». La prevalencia de la soledad no deseada es el doble entre las personas que viven solas que entre las que viven acompañadas (34,5% frente al 17,4%).

Otro aspecto vinculado con la soledad es el de la educación. Así, este barómetro indica que el aislamiento involuntario es mucho menos frecuente entre las personas con mejor nivel educativo, y además, carecer de estudios superiores eleva la probabilidad de sufrir soledad en un 50%.

Como ya apuntaba el primer trabajo de SoledadES, la gran mayoría de la sociedad considera que «la lucha contra la soledad debe ser una cuestión prioritaria para las administraciones públicas» y «una responsabilidad compartida por el conjunto de la sociedad».

En coherencia con esta opinión, la mayor parte de los ciudadanos afirman realizar acciones que ayudan a combatir la soledad (79,1%), si bien la mayoría dicen que les gustaría poder hacer más para mejorar este problema (82%).

En la misma línea, el 57,9% de la población piensa que son las ONG las instituciones que realizan mayores esfuerzos para luchar contra la soledad no deseada. Sin embargo, el 47% piensa que es el Gobierno central quien tiene la responsabilidad en primer lugar de luchar contra la soledad, seguido por los ayuntamientos (26,3%) y los gobiernos autonómicos (16,2%). 

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