Tanto ir el cántaro a la fuente, que al final la banca tradicional se convirtió en una fintech. Quizá pase un tiempo hasta que todos los servicios de una entidad financiera sean totalmente digitales, pero el camino es cuesta abajo. Por eso, lo de ver a las fintech como un enemigo ya no se sostiene.

En este sentido, los bancos deberían tomar la iniciativa y comenzar nuevos proyectos de colaboración con las empresas del sector fintech, según las consultoras Axis Corporate y Efma.

Así se desprende de un estudio que han presentado esta semana en el que añaden que, para que funcione, esta asociación tiene que respetar la autonomía de las fintech, que piden unos socios «flexibles, transparentes y con una cultura colaborativa». Y es que este es uno de los grandes problemas que, de momento, parece que las compañías tradicionales y las nuevas startups se vean como agua y aceite.

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Por eso, el informe asegura que uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan los bancos es su cultura, «más rígida y jerarquizada», con más barreras internas, y que dificulta la innovación y el cambio de modelo en el negocio. Esto lleva a los trabajadores más capacitados a elegir otros sectores, por lo que las entidades financieras tradicionales tienen en la actualidad un problema para atraer y retener el talento, explican las consultoras.

Los bancos deben afrontar una estrategia clara en su innovación y digitalización, ya que, aunque destinan millones de euros en ellas, aún no han dado pasos definitivos, según los autores del estudio.

«La transición ha terminado», aportan como conclusión las consultoras, que aconsejan a la banca abandonar su actitud de espera y escepticismo, y considerar seriamente la colaboración con las fintech. Por este motivo, las áreas en las que los bancos ven una mayor posibilidad de cooperación con las estas startups son la innovación, la transformación digital y la experiencia del cliente, según el informe.

Aunque el tipo de asociación depende en gran medida de la cultura y el tipo de entidad bancaria, Axis y Efma recomiendan la fórmula de sociedad conjunta, que deja libertad de movimiento a las fintech y permite a la banca liderar el proceso y asegurarse unos objetivos conociendo el desembolso que hará.

Esta opción es mejor, en opinión de los expertos, que la de algunos bancos que, temerosos de perder el control de datos y actividades clave, deciden por seguridad crear sus propios laboratorios de innovación o adquieren directamente una compañía y la integran en su organización.

El estudio apunta a los puntos fuertes de las fintech, como su capacidad para innovar y su habilidad para mejorar los productos existentes; mientras que su principal desventaja es la inexperiencia sobre la regulación. Además, en este aspecto, muchas llevan un tiempo en el mercado bajo situaciones alegales y, de manera inmediata, necesitan someterse a una disciplina regulatoria.

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