La información inteligente económico-financiera se ha convertido en un negocio que mueve ya 270 millones de euros al año en España. Unas 90 empresas ofrecen informes de riesgos, información actualizada de los datos del registro mercantil, cuentas anuales, alertas y vinculaciones entre directivos para cuya obtención el ciudadano, inversor o empresario de a pie necesitaría tiempo y mucha paciencia. El negocio surge del volumen y complejidad creciente de la información pero también del hecho de que, en España, las empresas no siempre ponen facilidades a la hora de acceder a la información. Hasta algunas del Ibex (como BBVA y Gas Natural) presentan los datos de sus memorias anuales escaneados para impedir o al menos dificultar su extracción y búsqueda.

¿Para qué sirven los servicios que ofrecen información económica y financiera de empresas, los que relacionan directivos entre sí, los que extraen los datos que presentan las compañías ante el registro mercantil, muchas veces escaneados y borrosos, y los colocan en una hermosa celda de una hoja de cálculo o en un informe comprensible para el ser humano? ¿Tiene sentido pagar un extra por una información a la que, en teoría, podría acceder cualquiera por tratarse en muchos casos de datos públicos? Debe ser que sí porque dentro del negocio infomediario, que se dedica a dar servicio reutilizando información pública (servicios de información geográfica, directorios culturales, estudios de mercado…), el de la información económico financiera tiene cada vez un peso más relevante. Si la facturación global del sector alcanzó en 2013 cerca de 1.100 millones de euros (dato facilitado recientemente en el último informe de la asociación Asedie), el subsector de la información económico financiera representó ya alrededor del 25%, 270 millones de euros (3,7% más que en 2012) y en 2014 se prevé que se haya crecido otro tanto. Empresas las hay históricas (una incluso creada en 1966) y conocidas como Axesor (factura al año 17 millones incluidas todas sus actividades) pero han ido surgiendo otras muchas y ya son 90 compañías las que se dedican a este subsector de las que 31 se crearon en 2013, según Asedie.

Los motivos del boom hay que buscarlos en la evolución de la tecnología y en un país que ha estado sumido en la crisis durante años, multiplicando los recelos y la necesidad de información a la hora de convertirse en proveedor de una empresa o iniciar cualquier tipo de relación comercial. También juega un papel importante la urgencia por tener datos actualizados a la hora de tomar una decisión mezclada con el ingente volumen de información diaria que solo es posible actualizar de forma automática. Según explica a SABEMOS Pablo Tur, director general de Infoempresa.com, una de las marcas creadas en 2013 y lanzada al mercado a finales de 2014 que pertenece a Telecoming, en España hay más de cuatro millones de cargos registrales y los sistemas de Infoempresa actualizan 3.000 datos de media cada día referidos a altas y bajas de directivos, ampliaciones de capital, etc. que aparecen en el BORME.

Trucos para esquivar la transparencia

Además de por cantidad, la información que se hace pública en este país no está exenta de trucos y trampas que dificultan su reutilización para el común de los mortales. Y de la dificultad, nace el negocio. España, sus empresas, sus administraciones públicas, van por ahí de transparentes y luego el 35% de los archivos que se presentan al registro mercantil está escaneado (aparecen en pdf y en cualquier formato de imágenes que se pueda imaginar), en lugar de con el formato digital del registro (XBRL) que permite, por ejemplo, extraer los datos o realizar búsquedas con facilidad, según la información de Infoempresa.

No es difícil encontrar ejemplos incluso dándose una vuelta por la información presentada por empresas del Ibex ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (la CNMV), es decir, la que en teoría deberían cumplir con unos estándares superiores de transparencia de cara a permitir decisiones informadas de inversión. El banco que presume de haber alcanzado un mayor grado de desarrollo tecnológico, el BBVA, cuyo presidente Francisco González dice estar preparado para competir no con otros bancos sino con los servicios financieros que desarrollen Google o Apple, presenta su memoria anual escaneada, (atención a los agujeros del canutillo). Hay herramientas que se enfrentan a estos formatos pero no hay duda de que para el ciudadano de a pie y la mayoría de usuarios se está dificultando la búsqueda selectiva de información en un documento de 686 páginas. Otro tanto ocurre con la memoria anual de Gas Natural

Lo de la Administración Pública también es para nota. Sin entrar en la normativa, que está en pleno desarrollo, y sus obstáculos (tarifas, posibilidades de rechazo de una petición de información, etc.) las diferentes administraciones utilizan 56 formatos de archivo diferentes para hacer pública su información que van desde el más utilizado (CSV) a la presentación de archivos en el exótico formato de imagen Raster. 

A todas estas dificultades cabe añadirle la de cruzar datos actuales con pasados para poder entender, por ejemplo, las relaciones entre directivos y entre ellos y las empresas de las que forman o han formado parte. La tecnología también intenta dar respuesta a esa necesidad mediante diferentes herramientas. Pablo Tur explicó a SABEMOS la que ha lanzado al mercado recientemente Infoempresa. Hay otras, desde la gratuita (de momento al menos) de Empresia a las que ofrece Axesor. Infoempresa explica que la suya se basa en un desarrollo cartográfico propio para mostrar las relaciones entre dirigentes empresariales. La probamos.

ALGUNOS vínculos DE JOSÉ MARÍA AZNAR (HIJO)

José María Aznar Botella, hijo del ex presidente del Gobierno José María Aznar y la ex alcaldesa de Madrid Ana Botella, es un hombre de negocios. Ha ocupado u ocupa 12 cargos directivos en cinco empresas diferentes en las que aparece como José-María Aznar Botella (con guión en el nombre) y una sexta de la que pasó a ser consejero a principios de 2015, Sotogrande, en la que su nombre figura sin guión. De un primer vistazo, lo que se ve es que el hijo del ex presidente se ha sentido atraído por firmas vinculadas a un sector que no ha pasado por su mejor momento en los últimos tiempos: el inmobiliario. Figura como directivo de Gesnova Gestión Inmobiliaria, Haya Real Estate y la propia Sotogrande (filial inmobiliaria en Cádiz de NH hasta octubre del año pasado). ¿Por qué a estas empresas no les ha ido nada mal? Porque sus dueños se han especializado en llegar a la fiesta para limpiar los restos y eso no da resaca y permite encontrar tesoros que se dejaron atrás los invitados cuando la música paró y los invitaron a salir.

¿Qué une a esas tres firmas inmobiliarias? Para empezar, su propietario. Gesnova y Haya Real Estate son propiedad de la firma Promontoria Holding 62 BV, radicada en el seudo paraíso fiscal de Holanda y adquirida por el fondo buitre estadounidense Cerberus, el mismo que compró a NH la inmobiliaria de lujo Sotogrande. José María Aznar Botella, consejero de las tres compañías, asesora a Cerberus en España a través de su sociedad Poniente Capital desde 2012, el año en que precisamente el PP volvió a tomar las riendas del Gobierno. Poniente Capital fue, según los datos del registro, creada unos meses antes, a finales de 2011.

Cerberus fue uno de los fondos más madrugadores a la hora de poner sus ojos en el negocio que podía obtenerse de los restos de activos depreciados que había dejado en España el estallido de la crisis inmobiliaria. Sus principales gestores tampoco son extraños a ojos de la familia Aznar. Se trata de Dan Quayle, vicepresidente del Gobierno con George Bush (padre), y John Snow, secretario del Tesoro con George Bush (hijo).

Si se atiende a las principales relaciones que José María Aznar Botella ha mantenido con otros directivos, es decir, las coincidencias repetidas, la herramienta devuelve varios nombres conocidos. Entre ellos destaca Juan Manuel Hoyos Martínez de Irujo (Juan Hoyos), el gran amigo de José María Aznar (padre), el compañero del colegio El Pilar del que al ex presidente no le importa hacer memoria (de Villalonga se acuerda menos), el eterno ministrable de su primera legislatura, el presidente de la consultora McKinsey cuando McKinsey mandaba mucho en España, allá por finales de los noventa.

Su nombre no aparecería si se mirasen los directivos actuales de Gesnova. Juan Hoyos fue presidente de esta compañía entre febrero y mayo de 2014. No mucho tiempo antes, a finales de 2013, José María Aznar Botella había sido nombrado consejero de Haya Real Estate, consultora de la que Hoyos ya era presidente desde que Cerberus lo colocó al frente poco antes de hacerse con una de sus grandes piezas: Bankia Habitat. 

Haya Real Estate compró la filial de Bankia por un precio entre 40 y 90 millones de euros (dependiendo de los resultados que obtenga) más un contrato de gestión de activos inmobiliarios de Bankia durante 10 años. 

Posteriormente, Haya Real Estate se hizo con la gestión de otras 52.000 hipotecas de Bankia por valor de 18.000 millones de euros que estaban en manos de Sareb (el banco malo). Un negocio redondo, como destacó Juan José Fernández en un reciente artículo publicado en la revista Interviú porque se logra la comisión de gestión sin comprar los inmuebles. 

Juan Manuel Hoyos dejó la presidencia de Gesnova Gestión Inmobiliaria el 26 de mayo de 2014, cuando le sustituyó Juan Martín Bartolomé Pasaro, el consejero delegado de Bankia Habitat al que Hoyos decidió mantener cuando Haya se hizo con esta antigua filial de la entidad rescatada. 

  

 

 

 

 

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