La nueva dirección que Zinkia quiere ser esclava de sus palabras. Por eso, cuando hace apenas un mes aseguraron una nueva etapa en la compañía, nadie pensaba que serían tan contundentes. La productora de los famosos dibujos Pocoyó lleva desde 2014 en la cuerda floja. Por fin parece que la situación toma el camino menos polémico.

En Zinkia eran felices hasta el momento en que ni Dios pudo ayudarlos. «Confiamos en la Justicia, confiamos en las instituciones, en los organismos reguladores y sobre todo confiamos en poder seguir desarrollando nuestro negocio con la ayuda de Dios y de todos y cada uno de los profesionales que integran Zinkia».

Con ese desamparo, la compañía, emitía un Hecho Relevante al Mercado Alternativo Bursátil (MAB) el 24 de febrero de 2014. Dos días después sucedía lo inevitable: Zinkia presentó el concurso voluntario de acreedores. Acto seguido el regulador bursátil suspendía de la negociación los títulos de la compañía en el MAB. El entonces presidente de la compañía, José María Castillejo, admitía unas fuertes desviaciones en su cuenta de resultados. Dicha desviación era del 97%.

Han pasado más de dos años y la situación parece que encuentra cierta calma. Al menos, repasando el histórico de cotización en el MAB, parece que las aguas bajan menos revueltas.

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Fuente | MAB

En estas condiciones de mejora aparente, Zinkia ha anunciado esta semana que reformulará las cuentas de la compañía y revocará el plan de incentivos puesto en marcha en 2015, que suponen «un fraude de los intereses de la compañía buscando el lucro propio de los consejeros y del resto de beneficiarios». Estas decisiones fueron adoptadas durante la presidencia de Castillejo, y para la dirección actual, son «contrarias al interés de la sociedad».

El nuevo presidente, Miguel Valladares, asegura que desde que accedió al cargo el pasado mes de junio, «ha tenido conocimiento de distintos hechos que hasta la fecha no se habían puesto en conocimiento del mercado» y que son «contrarias al interés de la sociedad».

Tres premisas básicas

“Se abre una nueva etapa en la que debe imperar la normalidad empresarial, la seriedad y el rigor en la gestión». Esas fueron las palabras de Valladares cuando accedió al cargo hace un mes. El camino ha sido algo lento. Con el concurso de acreedores mediante, y el cambio de dirección, desde Zinkia lanzan un mensaje rotundo de confianza en al futuro.

El nuevo presidente estima que el reto es situar a Zinkia y a Pocoyó, su propiedad más emblemática, «en unos niveles de facturación y beneficio acordes a la posición de relevancia internacional que actualmente ocupa en algunos de los principales mercados del mundo».

Por ello, Valladares asegura que no cobrará ninguna retribución mientras sea accionista de Zinka, y dejó muy claro cuando tomó el cargo que el nuevo consejo se ha fijado un plazo de seis meses -hasta diciembre- para llevar a cabo un análisis en profundidad de la situación actual de la compañía.

Así pues, los movimientos sobre las cuentas parecen ir en esta línea. Se suman al diseño de plan estratégico que lleva a cabo la compañía, así como la adopción de medidas necesarias para cumplir con el convenio que permitió a la firma salir de concurso.

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