El Café Mür, situado en pleno centro de Madrid, fue el lugar elegido por la autora de Una pasión rusa para conversar acerca de su última novela, que logró alzarse con el XVI Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2015.

Paseando por Madrid, en el número 4 de la calle Bárbara de Breganza, podemos ver una placa que señala el lugar de nacimiento de Lina Prokófiev, la española que se convirtió en el gran amor del compositor Serguéi Prokófiev, y que sirvió de inspiración a Reyes Monforte.

Una pasión rusa relata la historia de Lina, hija del tenor catalán Juan Codina y la cantante rusa Olga Nemivskaia, que se enamoró de Prokófiev y se convirtió en su esposa. Junto a él vivió los más glamurosos años 20 y conoció a personajes de la talla de Coco Chanel, Lorca, Picasso y Walt Disney, para acabar realizando trabajos forzosos en un gulag ruso al que, inexplicablemente, sobrevivió.

Poco se conocía de esta realidad, de Lina y de su asombrosa vida, que ahora sale a la luz en forma de novela gracias a Reyes Monforte.

¿Cómo y por qué decides escribir sobre Lina Prókofiev?

Se me ocurrió de la manera más tonta. No tengo ningún mérito.  Quedé a comer con unos amigos en un restaurante en la calle Bárbara de Braganza de Madrid, salí a hacer una llamada de teléfono y mientras hablaba subiendo y bajando por la calle vi una placa en la fachada del edificio en la que se leía “aquí nació la cantante Lina Prókofiev esposa del compositor ruso Serguéi Prokófiev». ¿Prokófiev? ¿Casado con una española? Entonces busqué una foto de Lina y me encontré con una mujer que podría haber sido una estrella del cine mudo, con una mujer muy guapa y muy elegante. Cuando llegué a casa empecé a buscar más cosas sobre Lina. Había muy poco escrito sobre ella, pero lo que encontré fue alucinante. La historia de Lina permitía convertir al siglo XX en un protagonista más. Te encuentras con dos guerras mundiales, una revolución rusa… y con grandes personajes secundarios, como Hitler, Stalin, Coco Chanel, Henri Matisse…. Pensé que su vida era de película, de novela.

¿Ha habido mucho trabajo detrás de Una pasión rusa?

Llevo tres años con esta historia, bien es cierto que no escribiéndola, pero sí documentándome y dándole vueltas para ver cómo se podría contar. Ha sido como si a un niño le das un puzzle de 5.000 piezas y no sabe por dónde empezar.  Poco a poco las vas juntando y te va saliendo la imagen final o la historia final.

¿Qué parte es con la que más has disfrutado?

Me lo he pasado muy bien preparando esta novela, pero también he sufrido mucho. Con la parte que más he disfrutado del libro ha sido con la segunda, que ocurre durante la época de Stalin, del gulag. Y es que conocemos mucho lo que paso en los campos de concentración nazis, pero no tanto lo que paso en los rusos, ya que estaba todo muy escondido, muy callado, y los archivos no se abrieron hasta los años 90. Me hubiese gustado extenderme más con la primera parte, con el lujo de los años 20, pero es una época más conocida por el público, por lo que tampoco era necesario.

¿Cuánto de real y cuánto de ficción hay en Una pasión rusa?

Hay mucho de novela y hay mucho de ficción. Es lo que más me atrajo ya que me permitía jugar con esos personajes secundarios tan conocidos en ese espacio que era Europa o la Rusia estalinista. Podía mover a los personajes como si fuesen fichas en un tablero de ajedrez. Casi todo está novelado, pero lógicamente se respetan unos datos biográficos y un contexto histórico, que realmente podrían no haberse respetado, ya que en una novela tú te puedes permitir tus licencias

¿Algún ejemplo?

Por ejemplo, cuando Lina conoce a Hemingway en la novela. Nadie sabe realmente cómo se encontraron. Se sabe que intimaron, que tuvieron una bonita amistad, pero lo cierto es que ella nunca llegó a explicar a nadie cómo se habían conocido. Entonces, yo recordé que en Paris era una fiesta se cuenta que Hemingway fue un día a un café de París y vio como entraba una mujer morena muy atractiva, muy guapa, a la que no se atrevió a saludar. Estuvo mucho tiempo pensando en levantarse y acercarse a ella pero finalmente se fue sin decirle nada. Pensé, ¿y por qué no iba a ser Lina esa mujer? Que Hemingway en lugar de irse se acercase a su mesa y empezasen a hablar. Esa parte es novelada.

Encontramos mucho amor en tu novela

Muchísimo amor y muchísima pasión. No se puede llamar de otra manera. Lo de Lina fue una verdadera pasión rusa, fue más allá del amor. Yo creo además, que se enamoró primero del músico, del genio, y después de la persona. Prokófiev fue el amor de la vida de Lina, al igual que Lina fue el amor de la vida de Prókofiev.

Esta historia de amor además te ha llevado a ganar el XVI Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2015, ¿qué ha significado para ti?

Ganar el Premio de Novela Histórica es algo que me hizo mucha ilusión. Cuando trabajaba en la radio como periodista lo cubría y era un premio que me gustaba mucho. Pero realmente lo que hace verdadera ilusión es ver que el libro está funcionando. Da alegría que una historia que has hecho tú y que has descubierto tú, aunque sea de manera casual, logre emocionar y gustar a la gente.

¿Qué acogida está teniendo Una pasión rusa entre el público?

Una acogida muy buena. Estamos preparando ya la cuarta edición de la novela que salió hace 8 semanas y lleva 7 semanas entre los más vendidos. Estamos contentos porque además las críticas están siendo muy buenas, que es algo que no suele coincidir. Cuando funciona muy bien en el público, no sé porque la crítica no suele acompañar.

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