Sánchez dejó escapar la oportunidad de apuntarse una victoria contundente tras comenzar avasallando a Rajoy, según el estratega César Calderón. Los emergentes salieron reforzados pero no por participar en una tertulia televisiva que «rebajó» su estatus, según el experto en oratoria Fran Carrillo.

“El debate fue el de la vieja política, un cara a cara del siglo XX en pleno siglo XXI: por los protagonistas (bipartidismo), el moderador, la realización, el formato…” Es la opinión del politólogo Ignacio Martín Granados sobre el combate dialéctico protagonizado ayer por Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, que congregó a más de nueve millones de espectadores ante el televisor. Para Martín Granados, el debate “no ha beneficiado a ninguno de los contrincantes, sino puesto en evidencia el fin de un ciclo”.

«El debate fue el de la vieja política: por los protagonistas, el moderador, la realización», opina el politólogo Ignacio Martín Granados

Es la misma lectura que hicieron los líderes de los partidos emergentes, Albert Rivera y Pablo Iglesias, que celebraron el cruce de acusaciones de Sánchez y Rajoy en cuanto concluyó la cita. “Rivera e Iglesias se han frotado las manos por el resultado del debate”, corrobora Daniel Ureña, socio director de Mas Consulting. Según este experto en comunicación política, “los ataques personales ensombrecieron el cara a cara”, “excesivamente bronco”, con un “abuso del y tú más» que aprovecharán Ciudadanos y Podemos. Ureña también considera que “la puesta en escena no ayudó” a hacer de la cita un evento vibrante: “El hecho de que estuvieran sentados en una mesa hizo que tanto Sánchez como Rajoy estuvieran demasiado pendientes de sus notas y mensajes preparados, que leyeran en exceso”.

El debate tuvo “tres partes bien definidas” en opinión de César Calderón, experto en estrategia y análisis político. En el comienzo, “Sánchez destrozó a un Rajoy claramente fuera de forma”; en el nudo, el presidente “tiró de oficio y a base de golpes bajos consiguió embarrar el combate, con Sánchez picando el anzuelo y pasándose de frenada”; el final “fue un intercambio de golpes entre dos púgiles magullados”. Calderón concluye que “la victoria fue para Sánchez pero hubiera sido mayor si no hubiera traspasado los límites de la descalificación personal”. Martín Granados también cree que el candidato socialista pudo “reconciliarse” con parte de su electorado, pese a una intervención final “un poco floja y carente de credibilidad”.

«No estuvieron a la altura»

Todos los expertos coinciden en señalar que la acusación de indecencia hecha por el líder de la oposición a Rajoy fue la clave. “Ahí se acabó el debate”, opina Fran Carrillo, director de La Fábrica de Discursos. “Sánchez no supo aprovechar el buen inicio que tuvo, donde llevó constantemente la iniciativa y desarmó bien a su rival en temas como la desigualdad o las pensiones… Todo eso quedó tapado por la palabra que eligió para marcar el cara a cara: indecente”, explica este experto en oratoria.

Fran Carrillo: «Si haces una campaña en la que te pones a la altura de PP y PSOE no puedes adoptar el papel de tertulianos cuando ellos debaten»

Carrillo considera que los contendientes “no estuvieron a la altura, da igual el formato” diseñado por la Academia de la Televisión. Los emergentes salieron reforzados “por el espectáculo que dieron Sánchez y Rajoy”, no por su papel en La Sexta, que considera un error. “Yo hubiera desaconsejado ir a esa mesa de análisis; si estás haciendo una campaña en la que te pones a la altura de PP y PSOE no puedes adoptar el papel de tertulianos cuando ellos debaten, te estás rebajando”, analiza.

En este punto coincide Calderón, CEO de la consultora RedLines: “Tengo la impresión de que [Ciudadanos y Podemos] se equivocaron gravemente  acudiendo a comentarlo a una cadena de televisión (…) La imagen que transmitían era la de estar en la mesa de los niños mientras los mayores hablaban de política”, explica. En todo caso, “Iglesias fue más inteligente y abandonó el escenario mientras dejaba a Rivera todo el protagonismo en unos minutos de la basura que no le beneficiaron”.

¿Se moverá el voto después de esto? “Apenas tendrá incidencia”, responde Carrillo, que recuerda la escasa trascendencia que tuvieron los cara a cara en anteriores ocasiones. “Los debates no sirven para convencer a casi nadie”, apunta Calderón, sino “para llevar a las urnas a quienes no pensaban hacerlo o para consolidar tu voto”. Y ahí Sánchez cumplió “sobradamente sus objetivos, dio argumentos a muchos socialistas deprimidos por una campaña errática”.

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