No todo en la vida del gamer tiene por qué ser juegos AAA. A veces, un juego sencillito que no requiera pensar mucho y que no te cuente el sentido de la vida puede ser lo que necesitas para pasar un rato relajado.

Para el consolero medio, los juegos indies suelen estar fuera del radar. Que sí, que pueden ser muy monos, y originales y tal, pero tener una máquina con la potencia de una PS4 para jugar a cosas así… como que no. Y muchas veces, el consolero medio se pierde (me pierdo) auténticas joyitas ignorando este sector.

En el caso que nos ocupa hoy, Teslagrad, nos encontramos ante el primer juego del estudio Rain Games, lanzado en Steam en 2013, en septiembre de 2014 para la WiiU y hace 7 meses para PS3 y PS4.

Arrancas el juego sin saber muy bien qué te vas a encontrar, porque a fin de cuentas lo único que sabes de él es que te ha llamado la atención por ese «Tesla» en el nombre (ay, la fascinación que provoca Nikola hoy en día)… y tras una breve introducción en la que conoces la ambientación en la que te vas a mover durante las próximas pocas horas, que podría parecer una versión steampunk de algún país de Europa Central en el S. XIX, pasas a jugar. Y hay dos cosas que te llaman la atención a primera vista. La primera, es la absoluta ausencia de diálogos, textos o cualquier tipo de palabra articulada. El juego es 100% visual. Y la segunda… en el momento en que tomas control del niño protagonista, empiezas a apretar todos los botones del mando para ver qué hace el personaje… y se limita a andar hacia los lados y saltar.

Sorprendido, empiezas a recorrer pantallas. La animación cartoon es fascinante, hipnótica. Y no tardas mucho en darte cuenta de que estás jugando un juego de plataformas de lo más básico, al estilo de lo que pudo ser 30 años atrás el Manic Miner pero sin tener que recoger objetos y con más variedad de pantallas. Hasta que llega un momento en el que te haces con unos guantes, uno de cada color, que energizarán objetos diversos con dos tipos de energía. Y aquí aparece la clave del juego: la energía magnética. Este juego 2D de plataformas adquiere un componente de puzzle constante en el que tendrás que utilizar atracciones y repulsiones en campos electromagnéticos para ir avanzando sin saber muy bien hacia dónde vas.

Y cuando quieres darte cuenta, llevas dos horas pegado a la consola y te habías sentado para curiosear unos minutos qué era esa cosa de Tesla que tenías por ahí pendiente. Que sí, que no es un AAA, pero vaya tarde más entretenida.

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