Hay años que empiezan cruzados y terminan peor. Para Telefónica, a nivel corporativo, quizá no sea un ejercicio para recordar. A sus problemas con la venta de su filial británica O2, por el veto de Bruselas, y el conflicto derivado por el Brexit; ahora le vuelven a crecer enanos con su filial de infraestructuras.

En concreto, Telefónica ha decidido desistir de la operación de salida a bolsa de Telxius, prevista para el próximo lunes, al considerar que las ofertas de compra de acciones recibidas no valoraban adecuadamente la compañía.

En otras palabras; ha decidido, al menos por el momento, no vender a cualquier precio uno de los baluartes con los que esperaba reducir su deuda, y esperar a que los ánimos inversores vuelvan a relucir. Todo esto, curiosamente, cuando parecía que el negocio de las infraestructuras de redes pasaban por un gran momento en toda Europa.

Ante este escenario, según ha informado la operadora a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Telefónica continúa «analizando alternativas estratégicas en relación a dicho activo». El folleto de la salida a bolsa de Telxius, aprobado la pasada semana, apuntaba a una banda de precios de entre 12 y 15 euros por acción, lo que suponía una capitalización bursátil de entre 3.000 y 3.750 millones de euros.

En las últimas horas, Bloomberg ya había adelantado que esa previsión se estaba haciendo a la baja y que, posiblemente, rebajarían la cantidad. Finalmente no ha habido ni tan siquiera rebaja. Por lo tanto, Telefónica se enfrenta a un nuevo escenario dado que el ‘caso O2’ sigue abierto y también estiman que una salida a Bolsa sería lo más acertado.

Lo que supone Telxius

Telefónica, accionista único de Telxius Telecom, tenía previsto a la venta 90,9 millones de acciones, representativas del 36,36 % del capital social de la nueva compañía, ampliable hasta el 40%, con lo que pretendía embolsarse entre 1.200 y 1.500 millones de euros.

La salida a bolsa de Telxius constituía una de las alternativas en la que trabajaba Telefónica para reducir su abultada deuda, superior a los 52.000 millones de euros, tras la venta frustrada de su filial británica O2.

Telxius presta servicios de emplazamiento en torres de telecomunicaciones a través de una cartera de alrededor de 16.000 torres inalámbricas móviles situadas en España, Alemania, Brasil, Perú y Chile. Sus cables submarinos de fibra óptica suman aproximadamente 65.000 kilómetros, de los que 31.265 kilómetros son propiedad de Telxius.

Telxius tiene como presidente y consejero delegado a Guillermo Ansaldo y Alberto Horcajo, respectivamente, y contará con un consejo de administración formado por nueve consejeros, entre ellos María García-Legaz y Enrique Blanco.

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