La presidenta andaluza critica a Sánchez por tratar de celebrar un Congreso socialista antes de que se resuelva la gobernabilidad de España y por emplear un lenguaje bélico al tratar la crisis del partido: «En el PSOE no hay bandos, ni el PSOE es una banda». Elude postularse para la secretaría general, aunque afirma que su federación, «como ha hecho toda la vida», estará en la solución. 

De nuevo sin postularse para liderar el PSOE, pero más explícita que nunca en su intención de abanderar una renovación. Susana Díaz ha hablado en público por primera vez desde el estallido de la guerra civil socialista y lo ha hecho para enmendar la plana a la gestión de Pedro Sánchez y colocarse a la vanguardia moral de los que pretenden acabar con él. Aunque no ha anunciado su voluntad de ocupar la secretaría general, ha ofrecido al PSOE de Andalucía como instrumento capaz de «coser, unir y levantar» a unas filas socialistas completamente divididas entre partidarios y detractores de Sánchez. Su federación va a estar donde ha estado «toda la vida», ha enfatizado: ayudando a que el Partido Socialista sea un proyecto «ganador» capaz de ejecutar los ideales que lo alumbraron y que se resumen en la meta de conseguir «ciudadanos más libres y más iguales».

La presidenta de la Junta andaluza considera que los acontecimientos de los últimos días han sumido a la formación en «un momento crítico». Más de la mitad de la Ejecutiva de Sánchez ha dimitido y cree que la dirección carece ya de autoridad, por lo que ha de nombrarse una gestora para llevar al partido a un Congreso extraordinario que designe nueva cúpula. Lo que queda de aparato hace otra lectura: son ellos quienes deben pilotar el partido hasta el siguiente cónclave, y de hecho ya tienen fecha para celebrarlo (12-13 de noviembre), sobre la que un Comité Federal también dividido debe manifestarse este sábado.

Díaz cree que el PSOE se «desnaturalizó» al tratar de asemejarse a Podemos

Díaz, alma del sector díscolo, ha reunido al máximo órgano del socialismo andaluz (Comité Director) para cohesionar a los suyos ante la decisiva cita del sábado. «Tenemos una gran responsabilidad», les ha dicho, antes de criticar el plan de Sánchez y defender que primero ha de resolverse la gobernabilidad de España y después abrirse el melón interno. Lo que no ha hecho es explicar cómo pretende que se desbloquee la situación, aunque su referencia a que «todas las soluciones son malas» ha puesto en el imaginario la abstención ante una investidura de Mariano Rajoy.

Los oficialistas aseguran que esa es la postura de los críticos y les afean que no lo digan a las claras y pretendan esconderla tras una gestora con apariencia de neutralidad. Es lo que llevó a Sánchez a proclamar el lunes que Díaz, el resto de barones críticos y la vieja guardia que se opone a su estrategia lo que pretende es colocar al PSOE en situación «subalterna respecto al PP».

«A mí me ha dolido lo de los subalternos del PP», ha respondido la dirigente andaluza. Tras reivindicar que ella ganó las autonómicas el año pasado a los populares -«y bien»-, ha recordado que nadie como el PSOE-A ha sufrido la «oposición desleal y dolorosa» del partido de Rajoy. Díaz no acepta lecciones de izquierdismo porque el mero hecho de «ser socialista» ya implica situarse en las antípodas de la derecha en torno a la cual Sánchez ha tratado de colocar a los críticos.

Pide «serenidad y cabeza fría» para salvar esta situación: «Todas las soluciones son malas»

La meta de la líder de la federación más importante del PSOE es «enderezar el rumbo de un partido que no merece estar en estas condiciones» y hacerlo con «serenidad, cabeza fría, templanza». A su juicio, la gestión del secretario general desde 2014 ha sido nefasta porque no ha frenado el «declive» electoral, se ha dejado influir por «el fogonazo de esos partidos nuevos» y ha llevado a perder «la perspectiva de lo que es el PSOE». «El PSOE de Andalucía no tiene ningún complejo con nadie», ha indicado en referencia a un Podemos que nació y creció por oposición a los partidos tradicionales, en especial al socialista. Sánchez trató de adoptar algunos de los tics de ese nuevo proyecto para recuperar votantes, lo que a juicio de Díaz fue un error: «Nos desnaturalizamos».

«No hay bandos»

La baronesa también ha sido muy crítica con el lenguaje bélico empleado por el líder socialista estos días -«en el PSOE no hay bandos, ni el PSOE es una banda; el PSOE es un gran partido»- y ha reivindicado a Felipe González y a José Luis Rodríguez Zapatero, referentes que también están muy alejados de Sánchez. Otro nombre propio que ha citado como motivo de orgullo es el del presidente de Asturias, Javier Fernández, muestra de que es el favorito de los críticos para ponerse al frente de la gestora que según ellos debería sustituir a la Ejecutiva.

Díaz ha dedicado el final de su discurso, que se esperaba con expectación, a rechazar el argumento de Ferraz según el cual los díscolos no quieren que las bases elijan al secretario general. «Tienen que votar todos porque es un derecho de los militantes, de todos y cada uno», ha señalado, una «conquista» por la que ella dio la batalla personalmente. Lo que ocurre es que, como el Comité Federal resolvió en abril, primero hay que ocuparse del «país» y luego del «partido». «No voy a renunciar que el PSOE vuelva a ser un partido ganador», ha dicho para concluir de nuevo con la frase de que ella se pondrá «en la cabeza o en la cola» de la formación. Donde le digan.

Poco antes de su intervención, el popular alcalde de Jun (Granada), el socialista José Antonio Rodríguez Salas, lanzaba una iniciativa para organizar un sector crítico en el PSOE-A. Pretende agrupar a los militantes que no comulguen con Díaz y pide a todos los que quieran unirse a su causa que se pongan en contacto con él por correo electrónico. La iniciativa se produce después de que las tensiones en el socialismo se hayan desatado por toda España, también en la federación más poderosa y en teoría más crítica con Sánchez.

Uno de los andaluces que se ha colocado al lado del secretario general ha sido el alcalde de Dos Hermanas (Sevilla), Francisco Toscano. El veterano referente del PSOE-A, que lleva 33 años gobernando el noveno municipio más poblado de Andalucía, considera que Díaz y los suyos han dado «un golpe encubierto» contra el aparato. Además, ha añadido que el movimiento ha sido «dirigido desde Andalucía», en clara referencia a la presidenta de la Junta.

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