Si hay una planta de la que se está hablando últimamente es la Stevia rebaudiana , planta procedente de Sudamérica a la que se le atribuyen numerosas propiedades, algunas reales, otras imaginarias.

La planta en cuestión se ha utilizado tradicionalmente en Paraguay por parte de los guaranís por una propiedad muy interesante, y es que contiene un compuesto que le confiere sabor dulce sin ser un azúcar. No obstante la planta tiene muchos otros compuestos, algunos de ellos con actividad farmacológica. El consumo de esta planta disminuye la fertilidad masculina y baja la tensión arterial.

La cuestión es que hace unos años se ha puesto de moda. Y la gente se ha puesto a consumir estevia alegremente. Problema, al ser un alimento nuevo tiene que pasar un largo y caro proceso de aprobación, proceso que no ha superado. ¿Por qué? Pues precisamente por tener compuestos que tienen actividad farmacológica. Sin embargo, el compuesto que le confiere sabor dulce, los glucósidos de esteviol, sí que han sido aprobados como edulcorante, y actualmente ha pasado a la lista oficial de aditivos autorizados como el E-960.

Una vez aprobado se ha desencadenado la Esteviamanía. En la sección de edulcorantes de un supermercado tenemos toda una gama de productos a base de estevia compitiendo con la sacarina y el aspartamo, e incluso existen versiones con estevia de la Coca Cola y el Sprite, que todo sea dicho, no parece que estén arrasando en los países donde se han lanzado, que no son todos. Como con la moda de las bayas de goji, no creo que el tema de la estevia tenga mucho recorrido ya que su sabor dulce con un final que recuerda al regaliz no es ninguna maravilla y existen alternativas más agradables al paladar.

No obstante se ha creado cierta leyenda alrededor de la estevia orquestada alrededor de movimientos de medicinas alternativas o de comida ecológica. Su principal argumento es que la estevia es una planta medicinal que cura la diabetes y que si no se ha autorizado es por la presión de las grandes empresas. Dos argumentos bastante fantasiosos. La estevia es apta para diabéticos porque no sube los niveles de insulina, igual que otro edulcorante, pero nadie dice que la sacarina cure la diabetes. Y respecto a las grandes empresas, una vez autorizada han sido precisamente estas grandes empresas las primeras que han explotado comercialmente esta planta, por lo que si realmente curara la diabetes, ya habría alguna compañía farmacéutica comercializándolo.

El problema es que estos mensajes, alegremente difundidos de forma acrítica acaban calando en la gente. El otro día me comentaba una médico del Hospital de Lleida que casi pierden a una paciente y a su hijo por autotratarse una diabetes gestacional con infusiones de estevia. Por supuesto el que le vendió la estevia y le aconsejó el tratamiento declina cualquier responsabilidad.

Y aquí entramos en el terreno del rigor administrativo. La estevia, como tal, no está autorizada como alimento, por lo tanto si en algún supermercado ves la planta entera se supone que te están vendiendo una planta ornamental y si te la comes es problema tuyo. Lo que ya no es tan justificable es que te vendan preparados listos para consumir como hojas listas para infusión. Y ya el desparrame total es encontrarte hojas de estevia preparadas y con la certificación ecológica (ver foto), certificación que solo se aplica a los alimentos.

¿Cómo una certificación que se aplica a alimentos puede certificar algo que no es un alimento? Retorciendo y sobreinterpretando la ley se puede considerar que se pueden certificar materias primas y que el producto de la foto no está destinado a consumo sino a que en casa cada uno tenga su propio laboratorio alimentario y por un proceso de fenolización haga una extracción del E-960, que es el producto que sí que está autorizado. Lo más normal y lo que todo el mundo hace ¿no? Y además lo normal en estos casos es ponerlo en el anaquel de un supermercado junto con otros productos destinados a alimentación ¿no? Pues seamos serios, hace unas semanas hablé de la falta de información asociada al sello ecológico, aquí entramos en un nivel más grave, ya que están avalando un alimento que no es tal. Si alguien tiene un problema de salud asociado al consumo de la estevia certificada como ecológica ¿se hará responsable el comité andaluz de agricultura ecológica? ¿o la cadena Veritas?

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