Pues sí. La actitud de Pedro Sánchez y Albert Rivera mantenida esta última semana nos hace preguntarnos a un buen número de ciudadanos de buena fé dos cuestiones que se superponen entre sí: 1) Hasta dónde están dispuestos a llegar los líderes del PSOE y de Ciudadanos para no dar su brazo a torcer reconociendo la mas que suficiente victoria electoral del Partido Popular, y 2) hasta cuándo van a mantener esta absurda e irresponsable pantomima que empieza a agotar la paciencia de muchos españoles.

Lo cierto es que uno no termina de entender a qué está jugando Albert Rivera. A nadie se le escapa que en este momento el líder catalán goza de una excelente oportunidad para sumarse de manera responsable y con un buen paquete de medidas regeneradoras al partido que ha cuadruplicado el resultado de Ciudadanos. Sin embargo, tenemos que seguir soportando declaraciones como la que ha realizado esta semana Juan Carlos Girauta que ha afirmado que «apoyaría a un candidato del PP si Mariano Rajoy no fuera el candidato».

Pues bien, Sr. Girauta, eso que está usted diciendo es intolerable y antidemocrático. Quién es usted para vetar al político mas votado de este país. Y lo que es más alucinante , quién es usted para decidir quién debe liderar el Partido Popular… Alguien le ha dicho a usted quién debe ser el candidato de Ciudadanos…

Ya está bien de tomar el pelo al personal. Creo que lo que Girauta debería recomendar a su jefe de filas es que vote afirmativamente la investidura de quien ha acreditado ser el claro ganador de estas elecciones. Lo anterior, además de sumar 169 diputados, pondría a Pedro Sanchez en una situación insostenible. Y nadie dice que Ciudadanos se eche en brazos del PP y mucho menos que no ponga sus condiciones y exigencias. Pero ante todo Rivera debe dar un paso adelante y asumir su alta responsabilidad en un momento histórico como el que estamos viviendo. Este país no aguanta unas terceras elecciones y desde luego no soportaría un extravagante gobierno de izquierda radical populista trufado de separatistas y avezados antisistema. Esto último podría llegar a darse si seguimos dándole hilo a la cometa de la pose y del quien aguanta mas sin apearse del burro. Creo que Rivera y Sánchez deberían reflexionar con un poco de sosiego acerca de la decisión que han tomado los españoles en las urnas ya que parece que todavía no lo han sabido digerir.

En cuanto a Sánchez, creo sinceramente que sigue haciéndose trampas en solitario. No me creo de ninguna de las maneras que sea capaz de propiciar un gobierno de concentración de izquierda radical de la mano de Pablo Iglesias, el enemigo que quiere fagocitarle, y sumar a este imposible matrimonio el incalculable riesgo histórico de completar la aritmética con socios independentistas que aprovecharían la coyuntura para acelerar sus procesos.

La única recomendación que se le puede hacer a Sánchez es que ejerza lealmente y con generosidad su puesto de líder del principal partido de la oposición y que se ponga a trabajar con determinación en que nuestro país apruebe sus presupuestos, el techo de gasto y tantas otras cuestiones que son prioritarias y no pueden demorarse por mas tiempo.

Ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera tienen derecho a dar más largas a esta intolerable situación. Si realmente quieren lo mejor para su país la única baza sensata y razonable que deben jugar es la de terminar de una vez con este bloqueo político que no se debe alargar ni un minuto más.

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