Los incendios forestales son un problema social que requiere más esfuerzos de la Administración, pues afecta no sólo a la biodiversidad y a los hábitats naturales, sino también a quienes viven en el ámbito rural y en la interfaz urbano-forestal. | Foto: WWF España

El escenario en la península ibérica y también en otros países mediterráneos es cada vez más preocupante. Las consecuencias de la emergencia climática como las sequías persistentes o las condiciones meteorológicas adversas debilitan y estresan el monte. Todo ello, combinado con el abandono rural y los conflictos sociales derivados del mismo, aumentan el riesgo de incendios extremos. 

La acción humana, principal causa de los incendios forestales en España

Aunque el número de siniestros ha descendido en los últimos veinte años, sigue habiendo una siniestralidad muy alta. De hecho, a pesar de que entre 2014 y 2023 la media de siniestros se redujo en un 37 % respecto a la década anterior, de media al año se producen más de 9.700 siniestros. Hasta el 95 % se debe a causas humanas y del total, más de la mitad de los incendios son intencionados y un 23 % es debido a negligencias y accidentes. Además, un 12 % del total se origina por causas desconocidas, por lo que la aplicación de soluciones efectivas sin conocer el origen de estos siniestros es complicado.

Estos datos reflejan que los incendios forestales son un problema social que afecta no sólo a la biodiversidad y a los hábitats naturales, sino también a quienes viven en el ámbito rural y en la interfaz urbano-forestal. El elevado número de siniestros en España se debe, en gran parte, al arraigado y generalizado uso del fuego en el medio rural como herramienta para la regeneración de pastos o para la quema de restos agrícolas. El alto porcentaje de incendios intencionados pone de manifiesto la existencia de importantes conflictos sociales y económicos en algunas regiones rurales. En esta línea, WWF España ha reclamado a las administraciones mejorar la eficiencia en la identificación de causantes, así como en la aplicación efectiva y ejemplar de sanciones y condenas para disuadir a quienes están detrás de los incendios y terminar con la actual impunidad.

El actual modelo de lucha contra incendios se enfoca principalmente en la financiación de medios de extinción. De hecho, España es el país que más presupuesto invierte en extinción por hectárea del mundo y dispone de uno de los mejores sistemas de respuesta contra incendios. Sin embargo, en el contexto actual donde el monte no se usa como antes -hay menos ganado, no se extraen leñas, el paisaje es menos diverso y está expuesto a las consecuencias de la crisis climática-, es necesario aplicar soluciones distintas, considera WWF España.

Por otro lado, no existe una conciencia social del riesgo a pesar del aumento de episodios de incendios urbano-forestales. La población percibe que los incendios son algo puntual, que las administraciones tienen la responsabilidad exclusiva de prevenirlos y que, en caso de darse, los dispositivos de extinción resolverán el problema.

“Con este análisis, se hace evidente que hasta ahora las inversiones no han incidido lo suficiente en trabajar con y para las personas, abordando así la principal causa de incendios en nuestro país, que se debe a factores humanos. Por ello, consideramos que las administraciones regionales deben poner en marcha programas de intervención social en zonas con alta recurrencia de incendios, atendiendo a los conflictos concretos de cada territorio y basados en el diálogo con la población”. Lourdes Hernández, especialista en incendios forestales de WWF España. 

Propuesta para la prevención de incendios forestales

La organización conservacionista ha propuesto una serie de medidas para la prevención de los incendios forestales y la reducción de estos siniestros, todas ellas basadas en la restauración ecológica a escala paisaje y la gestión integral de los incendios, como aprovechar la oportunidad que brinda el reciente aprobado Reglamento Europeo de Restauración de la Naturaleza para la financiación de paisajes más resistentes al fuego, y que el Gobierno de España elabore un Plan Nacional de Restauración ambicioso y participado; la elaboración de una Estrategia Estatal de Prevención Integral de incendios forestales que ponga el foco en diversificar el territorio recreando paisajes más resistentes y resilientes, promueva la planificación y gestión activa y colectiva de las masas forestales, impulse un censo de parcelas forestales abandonadas sin propietario conocido o la certificación como garantía de la correcta gestión de los recursos forestales, e impulsar medidas para generar conciencia social del riesgo, dirigidas tanto a la población urbana como a la rural, que persigan mejorar la comprensión social ante los incendios, conocer los riesgos y recuperar el vínculo con el bosque. Además, recomienda incluir programas de educación sobre los bosques, el medio rural y el problema de los incendios en los currículos escolares.

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