El líder del PP vuelve a ser rechazado por la Cámara baja con 180 votos en contra y 170 a favor. Dedica su intervención a criticar la posición de un PSOE al que ve recurriendo a «excusas, pretextos, evasivas» para ocultar el «deseo» de ir de nuevo a elecciones. Poco después, cuando ya no se jugaba votos, su Gobierno, el mismo que venía de firmar un pacto anticorrupción con Ciudadanos,  anunciaba que el ministro Soria, apartado por los Papeles de Panamá, es su candidato para un puesto-chollo en el Banco Mundial.

Sánchez, por su parte, desliza que ofrecerá una alternativa y pide a la Cámara «altura de miras» para cuando llegue ese momento. Rivera comienza a distanciarse de los populares y Rafael Hernando le advierte: «Yo no firmo acuerdos para 15 minutos».

Cuatro años y ocho meses después de ser investido presidente del Gobierno, Mariano Rajoy ha perdido la confianza del Congreso de los Diputados. Como se preveía, el candidato del PP a la investidura ha sido rechazado por 180 votos en contra y 170 a favor también en segunda vuelta, prolongándose así el bloqueo institucional y quedando España con un Jefe del Ejecutivo en funciones que no goza del apoyo mayoritario del Parlamento. Es algo que no había sucedido nunca y que Rajoy quería evitar a toda costa, pero al final no le ha quedado opción.

«El Grupo Socialista se niega a permitir la constitución del único Gobierno que parece viable», ha lamentado el candidato antes de recibir el apoyo de los 137 diputados de PP, UPN y Foro Asturias, los 32 de Ciudadanos y la de Coalición Canaria. Todos los demás, correspondientes a PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDC, PNV, Compromís, EH Bildu y Nueva Canarias, han votado en contra, al igual que el miércoles en la primera vuelta.

Rajoy ha dedicado casi toda su intervención a criticar la actitud de Pedro Sánchez, quien a su juicio recurre a una «colección de manoseados y reiterativos pretextos» para justificar su ‘no’ al PP y camuflar su «deseo poco confesable de repetir las elecciones». También ha tratado de desmontar el argumento del antagonismo natural entre los dos grandes partidos, aduciendo que socialistas y populares han ido de la mano siempre en los asuntos de Estado y en las «situaciones de excepcionalidad», como esta: «Es muy poca excusa para un hecho tan grave como bloquear la política española y condenar a los ciudadanos a unas terceras elecciones».

Toda esa fachada de honorabilidad quedó en eso cuando se hizo público que el Ejecutivo en funciones ha propuesto al exministro Soria para el cargo de director ejecutivo del Banco Mundial, lo que se consumará de no ponerle remedio los gobernadores del organismo internacional.

Es de esperar que estos renieguen de Soria, que renunció como titular de Industria tras aparecer en los denominados Papeles de Panamá como administrador de una firma radicada en el paraíso fiscal de Jersey.

Sin embargo, la elección del momento para anunciar la propuesta de Soria, justo antes de expirar el plazo legal para hacerlo y tras el fracaso en la investidura, demuestra cálculo político y la intención de esquivar titulares negativos.

Sánchez amaga con postularse

Sánchez no se ha movido un ápice de su posición e incluso ha comenzado a plantear una alternativa a Rajoy. Al concluir el turno para fijar la posición de los socialistas, su secretario general ha apelado a la «altura de miras» del Congreso para encontrar una «solución» y evitar comicios en diciembre. Lo ha dicho mirando a las bancadas de Ciudadanos y Unidos Podemos, mostrando una clara intención de apostar por el pacto transversal que ya fracasó en la legislatura anterior. «Los grupos que representamos las fuerzas del cambio tenemos la responsabilidad de ofrecer una solución a este país. (…). Si actuamos con alturas de miras y generosidad encontraremos esa solución y el PSOE formará parte de ella», han sido sus palabras textuales.

Sánchez: «Las fuerzas del cambio tenemos la responsabilidad de ofrecer una solución a este país»

Instantes antes, Sánchez se había dirigido al PP pidiéndoles reflexionar y «extraer una conclusión de la derrota parlamentaria que va a sufrir su candidato». «No lo van a hacer, les conocemos», ha seguido, quedándose a medio camino de proponer un entendimiento con otro candidato distinto a Rajoy. El líder del PSOE ha resumido los argumentos que le llevan a ponerse al candidato popular y ha vuelto a quedar claro que la abstención de su grupo ante esa candidatura no será una opción mientras él esté al frente.

Pablo Iglesias, portavoz de Unidos Podemos, no ha recogido el guante del pacto transversal y ha vuelto a exigir a los socialistas «que se aclaren»: o apuestan por el entendimiento con el PP o empiezan a negociar con ellos o abocan a elecciones. En este último caso, han de tener el «coraje» de decirlo a las claras, en opinión de Iglesias. Podemos desea que el PSOE se siente a la mesa para explorar un pacto de izquierdas y aconseja a Sánchez que «aproveche» ahora que aún puede «liderar» tal proyecto: «A lo mejor es la última oportunidad».

Ácida intervención de Rafael Hernando contra Rivera: «En política el que se va es el que pierde, no el que gana»

El turno de Albert Rivera ha causado un gran malestar en el PP. Ciudadanos ve ya superada la fase del hermanamiento con Rajoy y solo se compromete con las 150 medidas acordadas. Rivera ha puesto a los líderes de PP y PSOE al mismo nivel, pidiéndoles que «reflexionen» sobre sus «fracasos» y criticando las diatribas que intercambian. Su partido, ha dicho, estará dispuesto a avalar una «investidura viable» en el futuro siempre y cuando sea coherente con las medidas acordadas con los populares. «Si no, no vamos a participar de ese teatro». El líder de C’s ha acabado pidiendo «perdón» a los españoles «por no ser capaces de convencer a estos viejos partidos» de la necesidad de ponerse de acuerdo: «Me siento partícipe del fracaso de esta Cámara».

Rafael Hernando, portavoz del Grupo Popular, ha reaccionado con indignación a las palabras de Rivera, hasta hoy aliado del PP. «Yo no firmo acuerdos para 15 minutos», le ha espetado, criticando que cuestione la legitimidad de un Rajoy que «es nuestro candidato» y «lo va a seguir siendo durante mucho tiempo»: «En política el que se va es el que pierde, no el que gana».

Por delante se abre ahora un panorama incierto similar al iniciado el 4 de marzo, cuando Pedro Sánchez fue también rechazado por el Congreso. Expertos constitucionalistas consideran que el encargo del Rey al candidato decae en el momento en que recibe el ‘no’ de la Cámara, por lo que Rajoy tendría que ser propuesto de nuevo si quiere someterse a otra investidura. Felipe VI debe decidir si abre otra ronda de consultas en breve o, como se prevé deja un tiempo a los partidos para que exploren un acuerdo y lo pospone para después de las elecciones vascas y gallegas. El límite para elegir presidente del Gobierno es el 31 de octubre. Si no ese día no hay un candidato electo, las Cortes se disolverán automáticamente y se convocarán nuevas elecciones para el 25 de diciembre. Esta fecha solo podría ser otra si el Congreso reforma la ley en las próximas semanas y acorta el plazo que ahora media entre la convocatoria y la celebración de la jornada electoral.

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