Cuentan a Sabemos fuentes populares bien conocedoras de todo lo que ocurre en el palacio de la Moncloa que nunca se había visto a su principal inquilino, Mariano Rajoy , tan enfadado. Desde que fue investido presidente, hace ahora tres años y medio, esta última semana ha sido una de las peores que ha vivido Rajoy. Y, para más inri, llega en el peor momento: cuando queda exactamente un mes para las elecciones municipales y autonómicas. Según dicen esas mismas fuentes, al presidente del Gobierno le han irritado los graves errores de coordinación, estrategia y comunicación detectados en su Gabinete desde que estalló el caso Rato . Es por eso que ha ordenado a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que arregle de una vez el desaguisado.

Escribía a mediados del siglo pasado el humorista catalán Noel Clarasó -bajo el pseudónimo de León Daudí– que cualquier gobernante puede hacer tonterías; lo que no se le permite es decirlas.

Y es que Rajoy ha tenido que escuchar por boca de sus compañeros de partido y de gabinete esta última semana demasiadas cosas que le han chirriado en los oídos: desde la “repera patatera” que empleó el director de la Agencia Tributaria para calificar la famosa lista de los 715, hasta el lapsus linguae de María Dolores de Cospedal del pasado miércoles. “Hemos trabajado mucho para saquear (sic) a nuestro país”, dijo la secretaria general del PP.

No es que esas tonterías hayan sacado de quicio al jefe del Ejecutivo. Lo que realmente le preocupa es la lista de errores que se han producido en la labor de gobierno desde que estalló el caso Rato y el cúmulo de irregularidades que se le pueden endosar a su Gabinete en este asunto.

El hecho de que se detenga a un ciudadano con un despliegue de fuerza sin par, que las cámaras estuviesen preparadas, que a las pocas horas quede en libertad y sin que, de momento, haya comparecido ante el juez, pone en evidencia lo mal que ha gestionado el Ejecutivo este asunto, dado que de él dependen la Hacienda Pública que ha investigado el origen de la fortuna de Rato, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que le detuvieron y la Fiscalía que acusó y que ahora se pelea por saber de quién es la competencia.

Según fuentes de la Moncloa consultadas por este periódico digital, Rajoy ha pedido un esfuerzo extra a Soraya Sáenz de Santamaría para que arregle los fallos de coordinación, estrategia y comunicación en la gestión de la crisis protagonizada por el antiguo vicepresidente económico de Aznar.

En cuanto a la coordinación del Gabinete, las mismas fuentes subrayan que la número dos del Ejecutivo debe esforzarse más en una de sus principales tareas en Moncloa. Existe unanimidad en los editoriales de los medios de comunicación en destacar que el Gobierno está partido en dos ante el escándalo protagonizado por Rato, al tiempo que lanzan mensajes a sus lectores de lo inusual que es el hecho de que un Ejecutivo con mayoría absoluta aparezca con tal grado de descomposición ante la opinión pública.

Las fuentes consultadas aseguran, asimismo, que Sáenz de Santamaría, más preocupada en algunas ocasiones por la carrera sucesoria, se pone de perfil en materias que puedan suponerle desgaste.

En este sentido, hacen hincapié en que a la vicepresidenta casi no se le ha visto en la defensa del Gobierno en el “caso Rato” y cuando ha tenido que entrar en el asunto lo hizo obligada por la oposición, como fue el pasado miércoles durante la sesión de control del Congreso. Ese día, además, se columpió al utilizar por primera vez en el seno del Ejecutivo la expresión “amnistía fiscal” cuando lo correcto era hablar de “regularización”, como viene haciendo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, desde que se aprobó tan clemente medida.

Sin una única línea de actuación

Por otra parte, las fuentes gubernamentales reconocen una falta de estrategia ante el escándalo. “Hasta la fecha ni Rajoy ni Soraya han convocado a ministros y altos cargos para coordinar mensajes y fijar una única línea de actuación”, aseguran.

Este periódico digital no ha podido aclarar de esas fuentes si es cierto que el ministro de Hacienda contó al presidente del Gobierno hace un año el primer destello del caso, como ayer informó El País. Admiten, sin embargo, el hecho de que Rajoy no estuvo acertado cuando relató a los principales empresarios del Ibex en el almuerzo del pasado martes en la Moncloa que se enteró del asunto por la prensa. “Esa expresión suena demasiado a lo que dijo a mediados de los noventa Felipe González en relación a los GAL y todos sabemos cómo acabó el primer presidente socialista”, afirman. Lo supiera o no Rajoy, lo cierto es, según las fuentes consultadas, la estrategia gubernamental ha brillado por su ausencia.

En cuanto a la comunicación, la batalla parece perdida. Ningún medio de comunicación, ni siquiera los afines, apoya al Gobierno. Es más, esa prensa que se supone amiga no deja de resaltar el sentimiento de irritación y desasosiego que reina en el PP porque esta operación haya podido ser diseñada con el expreso aval de algún miembro del Gobierno.

Las fuentes gubernamentales consultadas por SABEMOS resaltan su esperanza de que la vicepresidenta primera del Gobierno, que tan bien parece llevarse con los medios y tan pocas críticas recibe de ellos, haga variar la situación.

 

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