• El presidente del Gobierno en funciones sacude a Sánchez sin piedad, tachando su intento de ser investido de «bluf» y «amenaza para los intereses de los españoles».
• Se burla del acuerdo suscrito entre socialistas y Ciudadanos: «Es solo comparable al pacto de los toros de Guisando».
• Critica que el candidato busque el poder «con el único argumento de que otro no gobierne» y le acusa de pensar solo en sus intereses personales.
• «Ha estado un mes improvisando programas, poniendo y quitando cosas, como quien programa el menú de la boda para dejarlo a gusto de todos».

Inmisericorde. Mariano Rajoy se ha lanzado este miércoles a la yugular del candidato que aspira a sucederle, Pedro Sánchez, criticando que pida la confianza del Congreso sin haber forjado previamente una mayoría, ridiculizando el pacto alcanzado con Ciudadanos e incluso atacándole personalmente. El presidente en funciones ha aparcado la planitud institucional que suele marcar las sesiones de investidura para atizar sin piedad a un político al que desprecia.

«Su señoría solo piensa en su propia supervivencia»

«Viene aquí sin Gobierno, sin apoyos, esperando que los demás le arreglen lo que no ha podido arreglar porque su señoría estaba pensando en algo que le importa mucho más: su propia supervivencia», le ha espetado en una durísima intervención de media hora. Rajoy no ha entrado en el fondo del programa planteado ayer por Sánchez, sino que le vapuleado por el mero hecho de tratar de acceder al poder tras cosechar el peor registro electoral en la historia del PSOE. El líder socialista ha intentado ser investido, ha dicho el presidente, «retorciendo a su conveniencia los resultados».

Rajoy ha trufado su discurso de una consigna descalificativa dirigida a la bancada de Sánchez –«hasta ustedes lo van a entender»-, repetida en al menos seis ocasiones. Con un tono mitinero que sonaba a precampaña electoral, ha cargado contra la actitud del aspirante, que primero «se negó» a hablar con el PP, luego «descubrió Portugal» e intentó un Ejecutivo de izquierdas y, por último, al ver que eran imposibles las exigencias de Podemos, abrazó a Albert Rivera en un pacto inane revestido de demasiada pompa.

Parecido con Zapatero

Al líder popular la escenificación de dicha alianza le recordó a la «conjunción planetaria» anunciada por la exministra Leire Pajín cuando coincidieron Obama al frente de Estados Unidos y Zapatero en la presidencia de la UE. «Este gran paso histórico que sin duda los niños estudiaran en las escuelas», se ha mofado, un acuerdo «solo comparable al pacto de los toros de Guisando».

Con el expresidente leonés ha vuelto a asociarle al recordarle la gestión del anterior Gabinete, cuyas decisiones fueron validadas por el diputado Sánchez. «Nos ha entretenido durante un mes para nada, hana trabajado mucho pero dado lo poco que les cunde, más les valia no proclamarlo», ha zanjado, para justificar el ‘no» del PP al candidato por «respeto» a sus votantes y porque el socialismo trae ruina, «como la primavera las alergias»: «Les deslumbra el brillo del pan para hoy y no se acuerdan nunca del hambre para mañana».

«Les deslumbra el brillo del pan para hoy y no se acuerdan nunca del hambre para mañana»

«Teatro», «vodevil», «comedia de enredos», «rigodón con cambios de parejas»… Rajoy no ha escatimado en apelativos para calificar un proceder que considera indigno, que ha intercalado socios a conveniencia, «engañado a la gente» y concluido con la defensa en la Cámara de «un fraude». En definitiva, ha dicho al final de su intervención, ha acudido con un «bluf» -«montaje propagandístico que se revela falso»- que de llegar a desarrollarse supondría «una amenaza para los intereses de los españoles».

Sánchez ha rehuido el cuerpo a cuerpo y se ha limitado a volver a defender el programa detallado el día anterior. Su intervención sería «respetuosa», adelantó al inicio, porque quiere enterrar la era «del insulto y la descalificación». El secretario general socialista ha dejado claro que seguirá intentando el pacto transversal con los emergentes, marcando distancias con un Rajoy al que ve «viva prueba» de un «fracaso»: haber rechazado la nominación del Rey.

El estado de la cuestión «hace incompatible que usted y yo nos podamos entender para formar Gobierno», ha asegurado descartando cualquier tipo de gran coalición y abonando aún más la tesis de que ya solo queda una salida al bloqueo institucional: nuevas elecciones en junio.

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