El candidato a la investidura tiende la mano a la oposición para aprovechar la «oportunidad» de disponer de un Congreso tan fragmentado y abordar las reformas pendientes en el país. Se compromete a impulsar de inmediato pactos nacionales en pensiones, educación, financiación autonómica y lucha contra la corrupción. Rajoy asegura que negociará «todas las decisiones» y liderará un «Gobierno abierto al diálogo».

«Entramos en una nueva etapa política». El candidato a la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pedido este miércoles la confianza del Congreso con un discurso templado y repleto de apelaciones al diálogo, único modo posible de evitar que esta sea «una legislatura estéril». Rajoy ha ofrecido a la Cámara su «disposición» a negociar «todas las decisiones», al tiempo que ha pedido que el resto adopte «el mismo compromiso». «Tengo asumido que cada día tendremos que construir una mayoría para la gobernabilidad», ha proclamado al final de su intervención, y por ello liderará un «Gobierno abierto al diálogo». «Haré cuanto esté en mis manos, no me faltará tiempo para escuchar y atender las inquietudes de sus señorías; sabré interpretar lo que han dicho los españoles».

El líder del PP ha pronunciado el decimocuarto discurso de investidura de la democracia, tercero de este año y segundo protagonizado por él en menos de dos meses. Esta vez se dirigía al pleno sabedor de que saldrá exitoso del trance -gracias a que el PSOE se abstendrá-, aunque con la incertidumbre de si podrá agotar el mandato o, por el contrario, el escenario de fragmentación será ingobernable. Rajoy lo quiere ver como una «oportunidad»: la de articular grandes consensos para dar respuesta a los desafíos del país. Son retos, a su juicio, que trascienden «de un periodo de sesiones» y que un único partido no puede afrontar por sí solo. Cualquier ley, reforma o proyecto tendrá que surgir «fruto del acuerdo, de la negociación, de la cesión y del entendimiento».

Aunque ha querido circunscribirse a ámbitos generales y no detallar «un catálogo» de medidas, el jefe del Ejecutivo en funciones ha mencionado cinco grandes pactos que considera perentorios y que impulsará de inmediato.

El primero de ellos se refiere al sistema de pensiones. Su sostenibilidad está amenazada y Rajoy convocará el Pacto de Toledo «antes de final de año» para buscar entre todos una solución. Su objetivo es el denominado 20/20 -llegar a 20 millones de españoles cotizando en el año 2020-, forma de dejar atrás «esas épocas en que por cada nuevo pensionista se iban al paro tres trabajadores».

Convocará de inmediato el Pacto de Toledo y a los agentes sociales, así como una conferencia de presidentes autonómicos

Relacionado con este punto, el candidato se propone dar «un giro y un impulso al diálogo social». «Convocaré de inmediato a los interlocutores sociales», ha anunciado, para alumbrar un «análisis» conjunto de la situación laboral y explorar «nuevas medidas» encaminadas a la creación de empleo, la atención a los desempleados, el impulso de la garantía juvenil y a conseguir la ya referida sostenibilidad de las pensiones.

En tercer lugar, Rajoy ha citado el «modelo educativo», que quiere reformar a través de un «pacto nacional» que abarque desde la educación primaria a la universidad. «Trabajaremos con ánimo constructivo», ha asegurado, para garantizar la «igualdad de oportunidades» y la «eficacia y calidad» del sistema. «En el primer mes de Gobierno propondré la creación de una subcomisión» que lo aborde, con la meta de tener un acuerdo hilvanado en seis meses.

Otra prioridad del jefe del Ejecutivo es la financiación autonómica, cuyo sistema está pendiente de revisión desde 2013. «Abramos la negociación», ha emplazado al Congreso, para lograr un modelo «estable y suficiente». Al mismo efecto, convocará la conferencia de presidentes autonómicos en el Senado. Y aquí se ha dirigido explícitamente al PSOE -cuyo viraje estratégico no le «corresponde» valorar- para reclamarle que arrime el hombro, ya que, «al igual que el PP, gobierna en buena parte de las comunidades autónomas».

Acto seguido, Rajoy ha llamado al consenso para conseguir la «limpieza de la vida pública». «En España no existe impunidad para la corrupción», ha indicado, pero «en este empeño nunca podemos darnos plenamente por satisfechos ni dar por concluida la tarea». Ha citado el acuerdo alcanzado con Ciudadanos -«el compromiso sigue vigente»- y ha llamado al resto de grupos a participar para enriquecerlo con sus propuestas. Lo ha hecho «desde la humildad y el reconocimiento de los casos que han protagonizado personas de mi partido», pero añadiendo que «nadie puede presumir de infalibilidad» en este aspecto.

Todos estos acuerdos que se propone impulsar requerirán el concurso de, al menos, los partidos constitucionalistas. Imprescindibles serán los 84 escaños del PSOE, toda vez que es inviable el entendimiento del PP con Unidos Podemos y los soberanistas. Para sacar adelante los Presupuestos -cuya tramitación comenzará de forma inmediata- sí podría Rajoy intentar un pacto con C’s, PNV y el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo. Aunque votará ‘no’ a la investidura, Quevedo se ha abierto a negociar las cuentas públicas y podría ser la vía que evite a los socialistas -sus socios electorales- salvar de nuevo la gobernabilidad de los populares. También el PNV ha aceptado hablar con el PP al respecto.

Reto secesionista

No obstante, «el reto más grande» que según el candidato está en lontananza es el «desafío secesionista que algunos están planteando en Cataluña». Rajoy ha ofrecido «diálogo a la Generalitat», aunque recalcando que «el único pueblo soberano en España es el que conforma la totalidad de los españoles» y advirtiendo de que «nadie puede privar al pueblo español de su derecho exclusivo a decidir sobre su futuro ni sobre su territorio». El primer paso hacia las soluciones, ha zanjado, «pasa por el respeto a la legalidad y a los derechos de todos». En este punto, el PP cuenta con el apoyo de PSOE y Ciudadanos, partidos que, aun con sus propias opiniones sobre cómo abordar la situación, defienden los principios de «soberanía nacional» e «igualdad de los españoles» referidos por Rajoy.

El Congreso rechazará este jueves a Rajoy con 180 ‘noes’ y le otorgará su confianza el sábado, en segunda vuelta

El presidente del PP ha declamado un discurso parecido en lo sustancial al de su investidura fallida, el 30 de agosto, aunque más corto –no ha llegado a 48 minutos– y también más contenido. No ha habido pulla alguna a sus adversarios, y también ha bajado muchos tonos el modo de referirse al desafío independentista. Consciente de la complejidad del panorama que se abre, ha pedido que el resto de grupos no se conforme con solucionar la «vacante» del Gobierno, sino que participe de la gestión para articular los acuerdos antes detallados.

Los grupos comenzarán a darle respuesta este jueves a las 9h, para concluir sobre las 19h o 20h con la primera votación de investidura. Rajoy sumará 170 votos a favor -de su partido, de Ciudadanos y de Coalición Canaria- y 180 en contra -los de todos los demás-. Solo en la segunda, a celebrar 48 horas después, saldrá electo presidente del Gobierno. Lo hará posible el gesto histórico del PSOE, que el domingo decidió abstenerse en esa segunda vuelta para evitar otras elecciones generales. La resolución afecta a los 84 diputados socialistas, pero al menos una docena de ellos están dispuestos a romper la disciplina de voto para mantener el ‘no’ a Rajoy. Una circunstancia que generará nuevas tensiones en el partido, pero que no pondrá en riesgo la investidura. Al candidato del PP le basta con sumar once abstenciones para obtener más ‘síes’ que ‘noes’ y conservar La Moncloa.

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