El partido de Pablo Iglesias obtiene más de 100 diputados autonómicos y las candidaturas de unidad popular se hacen con la hegemonía de la izquierda en las grandes capitales. Carmena y Colau se convierten en el símbolo del nuevo ciclo político iniciado en España.

Podemos ha venido para quedarse. El partido de Pablo Iglesias confirmó ayer que su irrupción en las elecciones europeas no fue flor de un día y, aunque está muy lejos del objetivo maximalista que se marcó de ser primera fuerza nacional, jugará un papel decisivo en el nuevo ciclo político iniciado en España. Sus siglas están ya presentes en 14 parlamentos donde las mayorías absolutas han pasado a mejor vida y las candidaturas de unidad popular impulsadas por ellos rozan el poder en las grandes capitales.

Su estrategia de no concurrir a las locales y en lugar de eso impulsar listas de convergencia con movimientos sociales y otros partidos de la izquierda resultó un éxito rotundo. Podemos logró dulcificar su proyecto y neutralizar las apelaciones al ‘miedo’ aireadas contra ellos por sus rivales. Además, evitó la intrusión de arribistas en sus filas y el riesgo de estrellarse en unas elecciones donde la estructura y capilaridad del partido parecía ser un factor fundamental. Como resultado, es primera fuerza en Barcelona o A Coruña, se ha hecho con la hegemonía de la izquierda en Madrid o Zaragoza, y controlará otro buen puñado de grandes municipios.

Carmena y Colau, próximas alcaldesas de Madrid y Barcelona, son el emblema del cambio de ciclo político

Ada Colau y Manuela Carmena -con toda seguridad próximas alcaldesas de Madrid y Barcelona– serán el símbolo del cambio de ciclo político iniciado ayer en España. La victoria incontestable de la primera y el gran resultado de la segunda -sólo un concejal menos que el PP de Esperanza Aguirre- fueron capitalizados ‘ipso facto’ por Podemos, pese a que ninguna de las dos pertenece al partido y Carmena se distanció de ellos durante la campaña.

Pablo Iglesias se desplazó a la madrileña cuesta de Moyano, lugar elegido por la Ahora Madrid de Carmena para seguir el escrutinio, nada más comparecer ante los medios. El líder de Podemos se adjudicaba así un resultado histórico en Madrid, que desbancará al centro derecha del poder por primera vez desde 1991. «Se confirma algo que es llamativo en la historia electoral de este país y es que cada vez que se abren las urnas crecen nuestros apoyos”, proclamó Iglesias desde la sede de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE), donde fijó su cuartel general ayer junto al candidato de la formación a la Asamblea, José Manuel López. El líder de Podemos reconoció que PP y PSOE han aguantando el empuje de los emergentes -“nos hubiera gustado que el desgaste de los partidos viejos fuera más rápido”- pero calificó de “mágica” la noche que le proporcionó 116 escaños autonómicos.

Sólo en cuatro autonomías mejor el resultado de las andaluzas

Esa irrupción en los parlamentos regionales fue más contenida que la de las candidaturas populares en los consistorios, aunque entró en todos los que ayer se renovaron y tendrá la llave de la gobernabilidad en gran parte de ellos. Así, su participación en un Gobierno tripartito junto al PSOE y Compromís en Valencia se da por hecha, y lo mismo podría ocurrir en otros lugares, como Aragón, Navarra o Baleares. Sin embargo, el respaldo electoral medio que obtuvo, del 13,6%, fue más bajo del obtenido en Andalucía en marzo, que ya fue peor de lo esperado. Podemos solo ha mejorado el registro de Teresa Rodríguez (14,84%) en Aragón (20,53%), Asturias (19,08%), Madrid (18,91%) y Canarias (15,13%).

Pablo Echenique se erige así como el gran barón del partido, al haber obtenido los mejores resultados gracias a su cultivado perfil propio. Miembro señero del sector crítico, se enfrentó sin éxito a Iglesias en el Congreso fundacional de Vistalegre y se impuso a la candidatura oficialista de la dirección en las primarias autonómicas de principios de año. Sellada la paz interna en esta campaña y escenificada la unidad, él y el resto de cargos que serán determinantes en la vida pública española desde ahora se enfrentan al reto de gestionar el éxito. De cómo lo hagan los próximos meses dependerá la consolidación de un partido que nació con la vista puesta en las generales de otoño, cita a la que llegarán con una buena cota de poder territorial y un consolidado respaldo cercano ya al 15%.

Medio año por delante para seguir luchando por la hegemonía de la izquierda. A desplazar al PSOE y ocupar su espacio electoral dedicó Iglesias gran parte de sus esfuerzos en la campaña, sobre todo en la recta final. El líder de Podemos apeló a diario a los “socialistas de corazón” para que abandonaran el partido de Sánchez y se sumaran al suyo, objetivo que todavía está lejos de conseguir. Sí han aguantado el ascenso de Ciudadanos, que en la encuesta del CIS le daba caza en nueve autonomías y ayer sólo pudo superarle en Valencia.

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