El partido de Pablo Iglesias mantiene su estrategia de rehuir los «frentes de izquierdas» y las «sopas de siglas» pese a las malas noticias de los sondeos. Alberto Garzón asume que, en estas condiciones, «ni siquiera va a haber negociación» sobre la confluencia. Ada Colau se desmarca y pide hacer «un ulterior esfuerzo» para integrar en la misma candidatura a todas las formaciones a la izquierda del PSOE.

Podemos vuelve a cerrarle la puerta a Izquierda Unida. El partido que dirige Pablo Iglesias está dispuesto a mantener su estrategia de no formar “frentes de izquierdas” ni “sopas de siglas” pese a lo tentadora que pueda parecer esta fórmula a la luz de las encuestas. Es decir, sigue rechazando una coalición global con IU ante las elecciones generales por entenderlo contrario a un principio clave desde el lanzamiento del proyecto: la apuesta por la transversalidad.

El debate ha vuelto a abrirse -más mediáticamente que en el seno de la formación – tras el fracaso de las negociaciones para formar gobierno, hecho que aboca a nuevos comicios el 26 de junio. Según todas las encuestas, una alianza de Iglesias con Alberto Garzón se convertiría en segunda fuerza política y estaría en posición de disputar la victoria al PP. El sorpasso al PSOE, que Podemos ya acarició en diciembre concurriendo en solitario, estaría hecho. A contrario sensu, los sondeos detectan un progresivo deterioro del partido del círculo y una subida en proporción similar de IU. La última, de GAD3 para ABC este mismo lunes, estima un bajón de Podemos de 5,2 puntos y 23 escaños, mientras Garzón quintuplicaría su representación (de 2 a 11 diputados). Los electores estarían castigando la gestión postelectoral de Iglesias y premiando la actitud de IU.

Las encuestas apuntan a un batacazo de Iglesias en junio, que podría perder más de 20 escaños

Sin embargo, en Podemos se hace una lectura muy diferente de la situación. Para empezar, recelan de estos estudios. Consideran, y así lo han dicho públicamente los últimos días, que las encuestas persiguen orientar a la opinión pública, más que radiografiarla, desarrollando una especie de “profecía autocumplida”. En segundo lugar, consideran erróneo interpretar que una lista Podemos+IU obtendría el mismo respaldo o más que la suma de estos partidos por separado. De hecho, están convencidos de lo contrario. Forjar un “frente de izquierdas” significaría de facto abandonar la lógica arriba/abajo y nuevo/viejo que tan buenos resultados les ha dado, espantando a los electores menos escorados.

Es la tesis que Íñigo Errejón defiende a ultranza y que logró consolidar en Podemos, no sin antes superar las resistencias del sector más esencialista, formado en buena parte por los provenientes de Izquierda Anticapitalista. Esta corriente defiende un proyecto más rupturista y ambicioso, considerado irrealizable y mil veces fracasado por Errejón y los suyos. Iglesias también compró esta hipótesis desde el primer día, criticando con dureza el enrocamiento romántico de los guardianes de las esencias de la izquierda.

Una postura que según el líder morado les arrincona en el polo izquierdo del tablero, junto a sus mitos y símbolos, sin posibilidad de pasar del 10% del voto. Esa ideologización radical, unida a la historia de modestos resultados que acumula la coalición de Garzón, a sus problemas económicos y a sus tensiones internas, es lo que conforman la célebre “mochila” que llevó a Iglesias a rechazar la coalición global en 2015. Y nada de eso ha cambiado.

Giro discursivo

Sí se ha producido un giro discursivo en Podemos desde el 20D. Como analizó este diario, el partido del círculo ha abrazado el eje izquierda/derecha para descartar un pacto de gobierno con Ciudadanos -“la derecha”-. Viraje que no fue debatido internamente, sino que obedeció a una decisión particular de Iglesias, cuestionada por el errejonismo y limitada a la coyuntura del escenario postelectoral. El líder de Podemos y el resto de pablistas siguen sosteniendo que pactar una candidatura conjunta con IU sería contraproducente. Además, respecto al año pasado ha surgido un elemento nuevo que aleja tal posibilidad: la hostilidad de la campaña de Garzón, que buscó su hueco atacando duramente a Podemos por su “moderación” socialdemócrata.

El candidato de IU sigue criticando esa estrategia. En reciente entrevista coneldiario.es, aseguró que “la transversalidad siempre es un instrumento reformista porque se mueve dentro de los límites del capitalismo, lleva a la moderación”. “En IU, durante toda su historia aquellos que defendían la transversalidad eran los más propensos a pactar con partidos más moderados. Quienes defienden la transversalidad son alérgicos a posiciones más radicales”, argumentaba para remarcar la autonomía de su proyecto.

Garzón cree que los ‘pablistas’ sí están por la confluencia, al contrario que los ‘errejonistas’

Garzón también deslizaba entonces que en Podemos no había unanimidad al respecto, extremo que niega el partido del círculo, según ha constatado este diario. “Antes del 20 de diciembre, nosotros notamos diferencias sobre la posible convergencia. Personas como Pablo Iglesias y Luis Alegre, yo creo honestamente que eran partidarias de algún tipo de convergencia. La posición errejonista desde luego la descartaba”, indicó. Todas las fuentes consultadas niegan tal división: por pragmatismo o por convicción, la apuesta por la transversalidad -y su derivada, no contemplar una coalición global con IU- es respaldada por la inmensa mayoría de la dirección. También fue avalada por las bases en una consulta.

La crisis interna que provocó una cascada de dimisiones en Podemos Madrid y el cese del secretario de Organización y destacado errejonista, Sergio Pascual, no ha ido acompañada de una división sobre la posible redefinición estratégica del proyecto. Las diferencias estarían más en el modelo organizativo que debe desarrollarse en adelante o en el modo de potenciar el aperturismo ciudadano. No obstante, el viraje izquierdista en el discurso de Iglesias puso en guardia a los más firmes defensores de la transversalidad.

“Ir a la izquierda y decir que Ciudadanos es derecha es un error, vuelves al eje tradicional, nos estrechamos el pasillo, volvemos a significantes viejos”, razonaba Jorge Lago, miembro de la dirección de Podemos, en un reciente seminario del partido sobre pensamiento político. Lago fue contundente al señalar que abrazar conceptos como “izquierda, clase obrera, anticapitalismo” es “quedarte solo con los tuyos”, “construir identidad de izquierda” en lugar de “identidad de pueblo”. Una estrategia que a él le tendrá “siempre enfrente”. “Me importa apelar al 80% de la población, no al 20%, estamos ante una oportunidad inédita de hacer una articulación política nueva”, concluyó.

Aluvión de artículos

Similares argumentos ofreció Jorge Moruno, responsable de discurso de Podemos y miembro del consejo ciudadano, en un artículo publicado en CTXT la semana pasada. “Siempre supimos que construir una identidad política nueva, popular, abierta y democrática era mucho más revolucionario que refundar por enésima vez la izquierda”, explicaba en su tribuna, para concluir: “Crear movimiento popular no significa politizar abusando de los elementos más ideologizados y más obscenos recitando consignas, al contrario”.

Otros miembros de Podemos han hecho lo propio, como el diputado nacionalEduardo Maura -“transversalidad es que personas y sectores muy diferentes entre sí viajen en común hacia políticas diferentes”- o el dirigente de Podemos Andalucía, José Rosales -estamos “cansados de catequistas que creen que por decir ‘más izquierda’ se van a separar las aguas y las masas van a ver la luz”-.

Errejón: «La transversalidad sigue siendo la hoja de ruta ganadora»

Errejón también ha sido muy claro. “La hoja de ruta ganadora pasa por la transversalidad. La diferencia política más drástica hoy en España no está entre derecha e izquierda, sino entre la gente y una pequeña minoría”, declaró el domingo en La Vanguardia. Ayer se reafirmó en La Sexta: “La transversalidad sigue siendo la hoja de ruta ganadora para construir una nueva mayoría. Mano tendida para construir una mayoría nueva que vaya más allá de identidades”.

Garzón atiende a estos movimientos, idénticos en las formas a lo que Iglesias le transmitió en verano-otoño de 2015, y también más recientemente. Comopublicó El País, los líderes de Podemos e IU han mantenido contactos para explorar un hipotético escenario de elecciones en junio, presentando las mismas diferencias: uno aboga por una coalición que no implique subordinación y el otro solo acepta incorporaciones individuales -previo abandono de IU- o confluencias en la periferia -Cataluña, Valencia y Galicia-, por entender que presenta un «ecosistema político» diferente.

“Si Podemos sigue manteniendo la idea de que Izquierda Unida va a desaparecer o que tiene que ser absorbida o que va a integrar a gente de Izquierda Unida en sus listas… si mantiene esa posición, que es la que mantuvo ante el 20 de diciembre, la única respuesta es un no rotundo”, aseveró ayer Garzón en la cadena SER. Y zanjó: “Si Podemos cambia de opinión, nosotros estaremos ahí con la mano tendida; si no llama, ni siquiera va a haber un proceso de negociación”. El diputado por Madrid no tiene a toda su organización detrás en ese intento por confluir: la Izquierda Abierta del excoordinador general, Gaspar Llamazares, es contraria y así lo refleja Llamazares cada vez que tiene ocasión. La última vez, el domingo ante el consejo político de IU.

Colau apuesta por reeditar Barcelona En Comú, pero buscando la «fórmula» que le permita tener grupo propio

La única esperanza para los partidarios de la confluencia global es que Podemos aborde de verdad ese debate. En la última reunión de la Ejecutiva, celebrada la semana pasada, no se hizo, muestra de que no está entre las prioridades del partido y de que no hay fisuras al respecto. Sí se ha desmarcado de la estrategia la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Este lunes estuvo de visita en Madrid, participando en un desayuno informativo, visitando el Congreso y entrevistándose con Iglesias y el líder de la confluencia catalana, Xavier Domènech. En opinión de Colau, es imprescindible “un ulterior esfuerzo” para unir a todas las formaciones a la izquierda del PSOE.

“Hay que sumar más”, dijo al ser preguntada por ello, y aprovechar las coincidencias programáticas que se han hecho aún más visibles en estos meses de interinidad, con IU y Podemos votando de forma idéntica en las Cortes. La regidora barcelonesa también aboga por reeditar En Comú Podem -donde ya se integró la rama autonómica de IU-, aunque contemplando “fórmulas” que le permitan formar grupo parlamentario propio, al margen del que preside Iglesias.

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