Hundimiento del Prestige como consecuencia de una vía de agua.

La organización ecologista ha reclamado una rápida y adecuada actuación para evitar que el accidente del Prestige pase a convertirse en una catástrofe ambiental. Por ello, consideran que es necesario mejorar la coordinación de medios operativos permanentes y unidades de vigilancia marítima, así como el aumento de la cantidad y calidad de las inspecciones de los buques que atracan en la costa de Galicia. Dicen que «hay pequeños Prestige diarios, en forma de sentinazos», es decir, vertidos al mar de las aguas sucias procedentes de los buques, por lo que consideran que «es necesario romper con este modelo dependiente del petróleo, cuyas desgraciadas consecuencias para el planeta son de sobra conocidas. Se deben tener siempre presentes estas imágenes, hacer memoria de esta tragedia, pero también de esta lucha, para que un desastre así no vuelva a repetirse nunca más».

Esta petición llega cuando se cumplen 19 años del mayor desastre ecológico de la historia de Galicia. La noche del 13 de noviembre de 2002 y en medio de un fuerte temporal, el petrolero monocasco Prestige sufrió una vía de agua cuando navegaba a 28 millas (52 km) del cabo Fisterra. Las autoridades españolas comenzaron un rocambolesco periplo remolcando el barco hasta que se partió en dos el día 19 de noviembre. Como consecuencia de ello, llegaron a las costas varias decenas de miles de toneladas de fuel oil, conocido como chapapote, que luego se extendieron por toda la costa cantábrica y el sur de Francia, produciendo una de las mayores mareas negras de la historia. Las olas de fuel y muerte batieron contra los acantilados de la Costa da Morte, contra las Islas Cíes y Ons, contra playas de alto valor natural y paisajístico.

Una ola de solidaridad

La falta de medios de la Xunta de Galicia llevó a cientos de marineros a defender las rías, pescando con sus redes y sus propias manos el chapapote. Sociedad civil, cofradías de pescadores, mariscadoras y asociaciones dieron respuesta a la catástrofe ante la incomparecencia de las autoridades. Se generó también una ola de solidaridad en todo el Estado y en muchos países. Acudieron miles de personas voluntarias, una marea blanca frente a la marea negra, para limpiar de chapapote las costas gallegas, trabajando durante varios meses. Fueron días de lágrimas y dolor, de mentiras y rabia que despertaron en el pueblo gallego una oleada de indignación que anegó la plaza del Obradoiro seis veces en la histórica manifestación del 1 de diciembre de 2002.

La movilización de la sociedad gallega a través de la plataforma «Nunca Máis» llegó hasta la Puerta del Sol, en una enorme marcha hacia Madrid para exigir justicia, respeto y reparación. El Gobierno y la Xunta intentaban minimizar el alcance de la tragedia para ocultar su cuestionada gestión. La carencia de recursos y medios y la incompetencia para acometer la protección y limpieza de las zonas contaminadas se puso de manifiesto ante una oleada movilizadora que llegó mucho más allá del movimiento ecologista, inundando centros de enseñanza, centros de trabajo, puertos y balcones de solidaridad.

Miles de personas en las playas retirando chapapote a mano.

La huella del chapapote

Casi 20 años después, los efectos del vertido del Prestige todavía están presentes en la Costa da Morte. Todavía se puede observar a simple vista. Aún queda chapapote bajo la arena, prueba de que, cuando produce un gran desastre ecológico, sus efectos perduran durante años o incluso décadas. Por ello, es necesario, según Ecologistas en Acción, «que se adopten por parte de las autoridades todas las medidas necesarias para evitar que se vuelvan a producir este tipo de accidentes».

El actual modelo de transporte marítimo de mercancías, «además de peligroso, es dañino para el medio ambiente y uno de los factores que contribuyen a acelerar el cambio climático. La mayor parte de las mercancías para el consumo llegan en buques portacontenedores que consumen enormes cantidades de petróleo y que requieren para su fabricación ingentes recursos metálicos procedentes de la minería. Lo obsoleto de este modelo basado en banderas de conveniencia, pésimas condiciones laborales y escaso mantenimiento de los barcos queda reflejado en el dato de que la mitad del tráfico marítimo mundial corresponde a petroleros o gaseros».

40.000 buques por año en el litoral de Galicia

El 70 % del transporte marítimo europeo pasa frente a Galicia, unos 40.000 barcos al año, y aproximadamente uno de cada tres (38 al día) transporta mercancías peligrosas, además de su combustible. Ocho de los 13 mayores accidentes con vertidos de petróleo en las últimas seis décadas se han producido en las costas gallegas.

«¡Alegría!», un documental homenaje

Por ello, en el empeño por mantener vivo el recuerdo del Prestige, Ecologistas en Acción prepara un documental sobre la catástrofe que presentará el próximo año con motivo del vigésimo aniversario de la catástrofe ecológica. La película se titulará «¡Alegría!» en homenaje a las voluntarias y voluntarios que acudieron a limpiar las playas. «¡Alegría!» era su grito de guerra cuando estaban limpiando el desastre y el agotamiento hacía mella. A través de este reportaje, la organización ecologista pretende rememorar la gran movilización popular ante la nefasta gestión política y posterior campaña de desinformación para ocultar el alcance del desastre ecológico.

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